La sana costumbre de criticar al Alcalde que dejó una comedia musical en 1889
José Antonio Suárez López
Insultos, excesos, broncas, esperpentos, personajes que rozan lo verosímil, luchas de poder sin sentido; si usted también piensa que la realidad pública que le rodea, roza el surrealismo y que bien podría alimentar una ficción distópica novelada con tintes humorísticos, sepan que el vecino de Marchena José Giraldo Sáenz de Tejada ya lo hizo en 1889 hace 140 años.
Sus dos obras más conocidas son la comedia musical «El Proyecto H», que cuenta las peripecias de un empresario que decide abrir un periódico en Marchena y «Villavendida» que retrataba los personajes de un pueblo imaginario.
Lo poco que sabemos de Tejada es que era corresponsal en Marchena de varios periódicos sevillanos y como tal aparece firmando varios artículos informando de lo que pasaba en Marchenaa finales del XIX en medio del caciquismo y el turnismo entre liberales y conservadores que llevaban décadas turnándose en el poder en tiempos del Alcalde Florentino B. Zorilla.
VILLAVENDIDA O MARCHENA
«Villavendida es una localidad ilusoria, pero las alusiones son tan frecuentes y claras, que no hemos podido menos de reconocer determinadas siluetas que convienen á personajes y poblaciones reales. En Sevilla ha impreso el Sr. Giraldo sus Apuntes, formando con ellos un texto de 58 páginas de lectura. Los tipos y casos de Villavendida descritos por el Sr. Giraldo, son comunes á todas las localidades». Esta es la crítica que hace «La España artística» de 1888 de dicha obra. Si Villavendida era un trasunto de Marchena lo desconocemos y para averiguarlo habrá que leer la obra.
EL PROYECTO H: FUNDAR UN PERIODICO
Lo que está fuera de dudas es que en el «Proyecto H» Giraldo reflejó con mirada critica, irónica, inteligente y elegante la sociedad de su tiempo con la sana intención de mover a la risa y hacer una crítica política y social, en una obra que fue censurada tal y como recoge un aviso en la portada. «ADVERTENCIA.—Por orden de la Autoridad, fue prohibida la representación del cuadro tercero» justo donde los empleados municipales se quejaban de que llevaban 16 meses sin cobrar y pasaban hambre.
Aunque el texto está escrito hace 140 años parece asombrosamente actual. Se habla de las obras en la calle San Pedro, del dispendio en el Ayuntamiento, y del fundador de un periódico que se queja de cómo «el dueño de un establecimiento de masa frita lo amenazaba con la sana intención de romperle el alma, «si no rectificaba».
La obra se inicia en las puertas del Circulo Liberal y habla de un empresario que expone a sus amigos el proyecto de crear un periódico en Marchena, llamado «El Eco de Marchena» que décadas después se llevaría a cabo, de ideología conservadora. La novedad es que se trata de una obra musical, y que empieza y concluye con piezas cantadas por un coro, todas sobre temas locales.
Sorprende conocer que entonces y ahora el tema de conversación era el arreglo de la calle San Pedro y otras. El empedrado de las calles era pésimo y daba lugar a frecuentes accidentes y a eso se unía la falta de iluminación que daba lugar a situaciones cómicas. «En cualquiera ocasión, nos vamos á matar, al pasar por la calle, de San Sebastián». «Y si cualquiera pasa por la calle San Juan, lo llevan entre cuatro al Hospital». Así que las grandes promesas eran el adoquinado de las calles y la extensión de la luz eléctrica. «Figúrense Vds. que al acercarme á la ventana para pelar la pava, le eché una flor á mi suegro creyendo que era mi novia».
La conversación cotidiana sobre el orden en que deberían arreglarse las calles sería un reflejo de lo que pasaba en el pleno municipal. «Pero eso es una injusticia, el empiedro debe empezar por la calle San Pedro. De ningún modo, esa calle no se merece tal honra. Yo opino que la primera debe ser la calle San Juan. Como está tan cerca de la Iglesia.. -Pues mi parecer es que empiece por la Plaza de la Constitución.
-¡Protesto!.. La Plaza de la Constitución no es más que un foco de inmundicias… la calle que debe ser más considerada es la de Santo Domingo». Y en medio de esa conversación banal y atemporal el empresario propone fundar un periódico que tendrá su redacción en la Plaza de San Sebastián:
—¡Un periódico!.
—Sí, amigos, un periódico. Un periódico que venga á defender con nobleza los intereses de este desgraciado pueblo, los intereses todos de la Nación. Marchena, queridos compañeros, es una población rica, muy rica, pero al mismo tiempo pobre, muy pobre. Rica, por su posición topográfica, por su suelo feraz y por su extenso comercio; y pobre, por la opresión cruel en que la tienen sus gobernantes.
Los periodistas y el director del periódico sufrirán una serie de peripecias que harán casi fracasar el proyecto hasta que se proclama la República y entonces el director del periódico en un nuevo cambio de ideología se proclame el más ferviente republicano y sus compatriotas lo sacan en procesión como nuevo líder local.
Mientras tanto en el Ayuntamiento los funcionarios se quejan de que no cobran y no pueden comer y el Alcalde se queja de que los trabajadores del Ayuntamiento no quieren trabajar y se quejan demasiado. «Ten piedad. Dios clemente, de este empleado tan infeliz, y dános prontamente el sueldo amado para vivir. Ya debemos al sastre, al panadero y á varios más, y si nó nos socorres iremos pronto á un hospital».
EL AYUNTAMIENTO PARECIA UN HOSPITAL POR LOS LAMENTOS DE LOS TRABAJADORES
«La manía de mis empleados en exhalar quejas á diestro y siniestro, da lugar á escenas verdaderamente cómicas. Ayer, sin ir más lejos, entró en mí despacho una mujer que al punto conocí no era de Marchena. La pregunté qué deseaba, y me respondió llorando más que una Magdalena, que tenía un hijo enfermo de gravedad y que deseaba le admitiesen en el Establecimiento» se quejaba el Alcalde.
—Bueno; la respondí; vaya V. á la oficina tal y que le den una papeleta para que ingrese en el Hospital.—
-Pero, ésto, entonces, que es?—Pues que ha de ser, hija mía, el Ayuntamiento!—Ah! V. dispense, replicó; como al pasar oí tantos ayes y lamentos me figuré que sería el hospital!.. Y en parte llevaba razón, porque esto más que Ayuntamiento parece una casa de socorro.».
LA PARTE CENSURADA POR EL ALCALDE
Luego el Alcalde da orden a un municipal de comprar viandas para un banquete en honor al Diputado á Cortes por este distrito. «300 botellas de manzanilla, Otras 300 de Jerez, 50 de Aguardiente de uva. 30 de Champagne, 23 Jamones, 100 Pollos, 40 Pavos, 43 Piernas de carneros. 70 Libras de Salchichón y 33 Hogazas de pan».
-Pero, señor Alcalde; {va V. á poner una tienda de Ultramarinos al por mayor?. Calla, tonto, que no faltará quien se coma lo que sobre.
El Municipal replica. «Me parece mucho dinero y máxime cuando en Depositaría no hay un cuarto. Alcalde.—{Que no hay un cuarto? —Según le dijo V. á un empleado esta mañana. Toma; se lo dije porque quería que le librase tres meses y para eso no hay dinero. Pero para lo otro… Alcalde.—Lo hay; pues no lo ha de haber!.. Con que, anda y prepara todo cuanto dice esta lista. En mi casa le espero».