Quiénes eran los tejedores de Marchena, que formaban parte de la hermandad de la Veracruz
José Antonio Suárez López
La lana merina fue una riqueza natural que abundó en España, de manera exclusiva respecto a Europa, en los siglos medievales y modernos (desde antes del siglo XIII hasta comienzos XIX).
La abundancia dentro de la Península y la demanda exterior, propiciaron una larga actividad exportadora. La obtención de la lana y su comercialización dieron lugar a importantes y variadas formas de negocio, privadas y públicas, que hasta ahora eran poco conocidas.
En Marchena el gremio de tejedores tenía su cofradía gremial. La hermandad del gremio de tejedores estaba en el convento de San Francisco tal y como indica el censo de hermandades de Marchena de 1770.
Tras el decreto de desaparición de las hermandades gremiales, la hermandad de los tejedores se une con la Veracruz y la de Vaqueros y Hortelanos con la del Cristo.
El 31 de diciembre de 1814 había en Marchena cinco fábricas «de jerga basta» regentadas por «varios vecinos de esta villa y se componen de un telar ocupando en su trabajo tres hombres». Estas telas eran usadas para el campo, principalmente para sacos. Estos datos aparecen reflejados en el informe del Ayuntamiento tras la marcha de los franceses el 14 de diciembre de 1814. (AMM. Actas capitulares. Legajo 22 folios 24-29).
Desde el siglo XIII al XIX los ganaderos fueron los auténticos señores de los campos castellanos y andaluces gracias a las leyes que les dio el Rey Alfonso X creando la agrupación gremial más importantes de la Europa de la Edad Media, el Honrado Concejo de la Mesta (1273).
En la calle de los Sastres, encontramos documentos sobre familias que eran sastre de oficio y en algunos casos también de apellido. La fábrica de curtiduría se instaló junto a la Puerta del Berral. En la tenería las pieles se convertían en cuero a través de un complicado proceso, pero también se teñían otras telas.
El almotacén era el cargo municipal encargado de medir telas, pesos y granos que podía imponer multas e incluso mandar azotar a los culpables en la Plaza Ducal o Plaza Nueva. Controlaba la limpieza de telas en las fuentes. Las ordenanzas de 1528 dicen que «cualquiera que truxiere a vender paños o lienzos o xergas y sayales, que no lo mida con otra vara sino con la del almotacén».
Acabada la Guerra de Granada, las dehesas comienzan a ararse y los Reyes Católicos ven la necesidad de establecer por ley los lugares de paso de ganado. Nace así la red de cordeles, cañadas y veredas reales.
Además había entonces 9 mercaderes de lancería, paños y sedas. Cuatro sastres y un oficial, cinco carpas con tienda abierta cada una con un oficial.
Entre los oficiales relacionados con la cría y comercio de ganado lanar en Marchena aparecen los siguientes en el censo municipal de 1719.
En el número uno de la Puerta de Osuna o Molinete vivía Pedro Falcón, criador de ganado de lana, y su mujer con seis hijos. En la Calle Carreras vivía Pedro García criador de ganado de lana, y Antonio González tratante de ganado de lana, de sesenta años.
Las leyes además protegían a los pastores y miembros de La Mesta y de ello encontramos muchos pleitos relacionados con Marchena.
También vivían en esta calle tres portugueses tenderos, y solteros Manuel de Silva de cincuenta años, Manuel de veinticuatro, y Miguel de la misma edad, Pedro Ramos oficial del gremio de la Lana, de cuarenta años y ausente, con su mujer y tres hijas.
En la calle Jamalla vivía Juan de Alcaser criador de ganado de lana de cuarenta años, Antonio Alvarez criador de ganado de lana de sesenta años, Jose Martin guarda de ganado de treinta años y Antonio de Alcalá, oficial de la lana de sesenta años.
En 1606 Juan de Rebolledo procurador del Concejo de la Mesta denunció a varios vecinos por hacer una dehesa cerrada en el cortijo de la Platosa Alta y Palmosa, Camino de Paradas termino de Marchena en una zona de pastos comunes sin permitir que entraran ganados del Concejo de la Mesta «y si alguno lo hiciese los corrían». Sucede lo mismo con muchos otros cortijos.
En la calle San Francisco vivía Juan Martín romana oficial de Sastre, Antonio de Cabrera, tejedor de jerga de sesenta años. En la plaza de la Cárcel vivía Pedro de Vilchez oficial de telar de lana «pobre ausente». En la calle doctor Diego Sánchez vivía Juan García comerciante de ganado de lana, de ochenta años y Francisco García Conejo oficial de la lana de cuarenta y seis años.
En la calle Alcalde Juan Lebrón vivía el oficial de zurrador de veintiséis años Juan Mayorga. Los zurradores se encargaban de limpiar las pieles y quitarles el pelo.
Francisco Osorio oficial de Sastre de setenta y seis años vivía en la calle Boteros, cerca de Francisco de Buendía oficial de Zurrador.
En la calle «Torrecillas» vivía Juan de Flores, tejedor de jerga de 24 años y su mujer María de Pradas su mujer de veinte años. Tenían tres hijos el más pequeño , Arcadio de dos meses.
En la calle Santa Clara vivía Francisco de Ojeda, tejedor de jerga, de treinta años y José Sánchez guarda de ganado de lana, Bartolomé Fernández guarda de ganado de lana. En la calle Orgaz vivía Alonso de Vega oficial de la lana y Francisco de Torres, oficial de sastre.