Con motivo del CDXXV aniversario de las primeras reglas del dulce Nombre se ha presentado una obra pictórica y una imagen identitaria conmemorativas realizadas por el artista carmonense D. Manuel Jiménez García, graduado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla.
Según el autor el logo es : «Una imagen directa y actual que transmite estrictamente la efeméride que se celebra, limpiando el mensaje y dejando de lado todo lo accesorio. Para ello, el protagonismo lo adquiere el número 425, los años que se cumplen desde la aprobación de las primeras reglas. Aunque haya indicios de ciertos movimientos anteriores, es de la primitiva prueba documental de la que se tiene certeza. En 1599 sabemos que se firmó ese primer archivo y obviamente se conoce la historia más reciente de la hermandad. Desgraciadamente, es de ese periodo intermedio del que poca o nula información se posee y muchas incógnitas afloran. Ese intervalo perdido de la línea temporal de la hermandad lo he trasladado a un recurso gráfico singular: marcando el inicio y el final de cada uno de los números y dejando abierto el segmento intermedio. El número cuatro forma una cruz, que es el principal atributo de la iconografía del Dulce Nombre. En la curvatura del cinco se incorpora el sol con el JHS en su interior, icono que define a la entidad y que los marcheneros asocian con la cofradía. Este símbolo también aparece en la portada de las reglas originales. Como título anunciador, ‘DULCE NOMBRE DE JESÚS MARCHENA’ en letra clásica con serif, que aporta elegancia y personalidad al logo y enlaza con la rotulación de la obra pictórica.»
El Cartel según el autor se centra en «el Niño Jesús representa el misterio de la humanización de Cristo a través de la primera sangre derramada en la circuncisión, en una imagen puramente barroca que fructificó en el siglo XVI. Decidí retrotraerme a la esencia de las obras de la época, los conocidos jeroglíficos barrocos, donde la suma de todos los elementos crea una imagen renovada de la alegoría que representa el Dulce Nombre. La imagen tiene como protagonista al Niño, que triunfa sobre la muerte y el pecado, aludiendo a la infancia de Cristo como símbolo de víctima inocente. Este se sitúa sobre una línea curva y horizontal, simulando el monte Calvario con la calavera de Adán a los pies. Allí moriría el Salvador, redimiendo con su sangre el pecado original cometido por Adán y Eva en el árbol del bien y el mal, motivo vegetal que aparece al fondo. Bajo el pie derecho, la serpiente que rehúye la lucha, vencida por Jesús. También aparecen dos ovejas, símbolo del rebaño que Él acoge y cuida. Encerrando la composición, un texto de Isaías 53:6: ‘Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él el pecado de todos nosotros’. Entre las palabras se incluyen las armas Cristi, que Jesús bendice proféticamente, aceptando su pasión. Estos elementos pasionistas son cercanos al patrimonio de la hermandad, reflejados en su ajuar, sagrario, y procesiones del Jueves Santo. La composición está enmarcada en un documento roto y desgastado, reforzando la idea de un acontecimiento histórico. Los colores destacados son el verde, que representa la serenidad y la esperanza; el naranja, que encarna la alabanza y la adoración; y el rojo, predominante, color de la sangre redentora de Cristo y de la corporación.»
Estos elementos pasionistas son cercanos al patrimonio de la hermandad, reflejados en su ajuar, sagrario, y procesiones del Jueves Santo. La obra pictórica y la imagen identitaria conmemorativas refuerzan la historia y devoción de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús en su 425 aniversario.