«Tiempo pasado tiempo aprendido» última obra de Jesús Solano, de editorial Granada Costa, se presenta este sábado 26 de Octubre a las 20,30 en la Sala Carreras, con una escenografía de programa de televisión en diferido, y con música en directo.
La pianista Isabel Carmona Bono y los violinistas Yuri y Sofía Managatze tocarán música en directo y como culmen habrá una copa de vino.
Treinta y tres años han pasado desde que saliera su primer libro, «A Orillas del bronce» y Jesús Solano sigue empeñado en construir, página a página, su propio mito. Persona tierna y cercana, personaje imprevisible e imposible definir, se empeña en sorprendernos y en alejarse de lugares comunes, a base de inteligencia y sentido comercial, a partes iguales.
El autor pretende con esta obra «sacar la basura de los contenedores de su memoria»en forma de poesía, relato breve y prosa poética. Solano cuenta algunos de sus secretos más íntimos y temas que han configurado su personalidad como la memoria, la política, la música, el flamenco, entre otros.
Empieza con aires de prosa poética a modo de retratos en blanco y negro, imágenes adjetivadas contando con afán de reportero escenas de la vida del ayer. Memoria de casas solariegas, años cincuenta en Marchena. Bares con suelos llenos de serrín, pregones callejeros, el agua de Don Mariano, la censura, Mogambo, paseos por la Plaza Vieja con carabina incluída.
La calle San Francisco aparece retratada en el poema «Sentado en el rebate de mi puerta» desde donde otea pasado y presente de una calle, de un barrio. Desde el chirriar de las carretas, a los corralones de tierra apisonada, hasta los rezos y cantos de los frailes franciscanos.
Dardos en palabras, su definición de la cara y cruz de la política, la ideal y la basura. La cruz. «Madeja que nunca se desenreda», «reparto de los bienes de todos entre unos pocos», «araña que atrapa a los que se acercan», «verdad a medias», «jaula de los inocentes», «sueño del avaro». La cara «amparo del débil» «alma de la tierra».
En otra reflexión llama a la cultura «poder del hombre sobre el hombre, valoración del conocimiento». «Cuando los pueblos no viven la cultura, se atrasan y se anquilosan hasta el punto de ser manipulados».
Mucho se ha dicho que el poeta o el escritor es un médium, por quien transita una energía superior. Solano lo corrobora. «Estoy seguro que hay espíritus que me ayudan a escribir mis libros, a poner palabras, a colocarlas en el sitio justo» (…) «Siento que el texto se estira y que hechiza entre línea y márgenes. En este encantamiento me surge la fantasía»(…) y cierro los ojos para mejor ver y sentir la música de los verbos».
También hay reflexiones dedicadas a la trampa de las religiones. «El hombre que recibió la sabiduría y el poder (…) se llena de materia y no ve la fuente que mana pensamientos ante sus ojos». «No se puede entender las religiones ante el desequilibrio brutal de la riqueza».
Sobre arte y artistas: «Pensar que se es único es no saber nada», o «el auténtico artista olvida lo que es», «para ser artista hay que pensar no serlo», «la luz es el alma de la obra de arte».
También hay poemas a los Melchores, al Cristo de San Pedro, y a su propio padre, nudo gordiano, meollo del conflicto y de la cuestión. «Porqué dejaste que fuera lo que nunca quise ser, porqué me obligaste a amar cosas que en mí no había sabiendo que nunca quise aquello que tú forzabas».