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Los antiguos hábitos penitentes a cara descubierta volvieron a las calles

La Semana Santa de Marchena tenía la asignatura pendiente de recuperar los trajes de los antiguos nazarenos, como botón de muestra de cómo eran y la hermandad del Cristo de San Pedro los recuperó el año pasado año llevando algunos hermanos con estos trajes antes de la cruz de guía y este año si la lluvia no lo impide volverán a salir.
Estos antiguos trajes nazarenos fueron el resultado de la prohibición de sacar nazarenos con caras tapadas tras el motin de Esquilache en 1766 y hasta principios del siglo XX eran los tradicionales en Marchena conservándose trajes y fotografías en las hermandades del Cristo y de Jesús Nazareno. Estos trajes eran muy caros, los borlones estaban hechos de crines de caballo y solo los mas pudientes se lo podían permitir por lo que fuern sustituídos por los actuales hábitos nazarenos estilo sevillano.
En 1675 los penitentes madrileños protagonizaron, aprovechando su anonimato, tal cantidad de desmanes que el Consejo de Castilla ordenó que en toda España los nazarenos llevaran la cara descubierta. La orden se repitió siglo y medio más tarde, bajo los primeros gobiernos ilustrados de Felipe V, cuando a las hermandades se les prohibió que figuraran en sus cortejos encapuchados y que salieran de noche y encapuchados.
En 1806 escribía Blanco White en sus Cartas de España, que las procesiones de Sevila salían de día «a excepción de una que goza del privilegio de recorrer la ciudad de madrugada», la del Silencio, cuyos hermanos llevan la cara cubierta «con un largo velo o antifaz que cae desde lo alto de una especie de sombrero cónico o capirote de tres pies de alto».
En la historia de Marchena la mayor parte de su historia los nazarenos salieron a cara descubierta, sin duda influyeron en este hecho los sucesos del Jueves Santo de 1765 con muertos y heridos -según las crónicas jesuíticas- con el trasfondo de las luchas de poder entre órdenes religiosas y poder civil, que finalmente terminaron con la expulsión de los jesuitas.
Ver La expulsion de los Jesuitas de Marchena, en las actas de las Jornadas de Historia de Marchena
En 1900, fecha de esta foto aún se conservaba la tradición de los nazarenos a cara descubierta.
Marchena: Disturbios el Jueves Santo de 1765
Los frailes Jesuitas tuvieron el favor de los duques de Arcos mientras éstos ejercieron como máxima autoridad civil de Marchena pero con la marcha de los duques a Madrid llegaron enfrentamientos entre Ayuntamiento y Jesuitas que desembocaron en los disparos del Jueves Santo de 1765.
Los Jesuitas afincados en la iglesia de Santa Isabel ejercían la función de asitencia a los presos y en algunos casos, la liberación de los mismos, que con la nueva situación, en ausencia de los Duques, se disputaban todas las órdenes religiosas.
Las órdenes instrumentalizaron a las hermandades de penitencia. La Vera Cruz fue creada por los franciscanos y el Cristo de San Pedro por los dominicos. El Dulce Nombre llevaba el escudo jesuita- JHS- y en 1721 sacaron a su imagen en rogativas por sequía.
La tensión se palpaba entre unas órdenes y otras. En esta situación surgieron los disturbios del Jueves Santo de 1756, cuando pasaba por delante de la cárcel la hermandad del Dulce Nombre.
El Asistente del Ayuntamiento dió orden a los soldados de la cárcel de que disparasen si algún penitente del Dulce Nombre, en su regreso de la estación de penitencia a San Juan y al pasar por la puerta de la cárcel intentaba liberar algún preso.
Los soldados, de quienes los jesuitas dicen que estaban bebidos dispararon contra la multitud, despejan la calle a cuchilladas y hubo muchos muertos y heridos. La estatuta del “Niño Jesús” dice el relato, que va en la procesión recibió varios balazos y al final rodó por los suelos. Hubo toque de alarma y los soldados se encerraron en la fortaleza del Castillo de la Mota -según las crónicas jesuíticas-.
Procesión del Viernes Santo de 1900 de la hermandad de Jesus Nazareno de Marchena
Los miembros del Ayuntamiento se refugiaron en iglesias y conventos temiendo la ira popular. El Colegio Jesuíta cerró sus puertas y solo dejó entrar a uno de los alcaldes, que aconsejado por el rector, solucionó todo de forma que a la caída de la noche se había hecho la paz.
Se abrió un juicio en que el Rey, mal informado, acusa al pueblo de los sucesos. Los Jesuitas, exculpan al pueblo y a las autoridades municipales e inculpan a las tropas del Duque, hasta hace muy poco, su adorado patrón y benefactor. Los jesuitas apoyaron al Ayuntamiento para ganarse su amistad. Los jesuitas fueron expulsados de Marchena el 19 de abril de 1767 para nunca volver.
Estos hechos sparecieron relatados en un pergamino pegado en el interior de una imagen dentro de la iglesia de Santa Isabel y analizados por el historiador Julián Jose Lozano.