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Los Cansino: conjurados en Sevilla, traductores en Orán, comerciantes en Gibraltar

  Los primeros judíos que compraron posesiones en Gibraltar en 1721 eran diplomáticos e intérpretes de Reyes norteafricanos, como Moisés Cansino (nieto de Jacobo Cansino, intérprete y consejero real en Orán, hombre de confianza del conde duque de Olivares, o Abraham Benider, intérprete en el tratado de comercio Marruecos-Gibraltar.

Los Cansino son una familia de conversos afincada a finales del siglo XV en Sevilla donde Pedro Fernándes Cansino, era caballero venticuatro y aparece como uno de los que se conjuraron con los Susón y otros nobles para frenar a la Inquisición.  De allí escaparían al norte de Africa y en Orán son una de las tres familia hebreas junto a los Setorra y los Bensemerro autorizadas  por Cédula Real de Fernando el Católico en 1512 a residir en Orán tras la conquista cristiana en 1509.

El asesinato de su hermano Aaron a manos ára­bes en 1633, deja a Jacob Cansino el cargo de in­térprete.

Jacob Cansino tuvo un papel clave en Orán porque era de los pocos que conocía la lengua Castellana, Arabe, Cenetia, Hebrea y Caldea, lo que le permitía adentrarse en tierras africanas para conocer los movimientos de potenciales enemigos y comunicarla a la corona castellana.

Los Cansino controlaban la sinagoga de Orán y se enfrentaron a los Zaporta por heredar el cargo hereditario de intérprete al servicio del Rey.

Cuando el gobernador de Orán nombra en su cargo a Jacob Saporta, Jacob Cansino acudió a la corte real de Madrid donde consiguió el apoyo del Conde Duque de Olivares en 1634.

Su presencia en el Palacio Real de Felipe IV vestido como hebreo y practicando sus creencias, originó críticas contra el apoyo del Conde Duque a los hebreos. Olivares abrió las puertas de España a los conversos de Portugal a cambio de dinero. Estos conversos se instalaron en Sevilla buscando comerciar con América y financiaron la política de Olivares.

En1638 el judío Cansino publica en Madrid la traducción de «Extremos y Grandezas de Constantinopla del rabino de Salónica, Moisés Almosnino» con permiso real y con la Inquisición vigilándolo de cerca en Madrid y Orán.  Mientras, Yaho Zaporta fue autorizado en 1631 por el gobernador para poder rezar en su casa y así no tener que acudir a la sinagoga de los Cansino.

LOS JUDÍOS EN GIBRALTAR

Los Judíos sefarditas y genoveses llegaron tras la toma británica de Gibraltar en 1704, según el estudio de Tito Benady sobre el origen de la población gibraltareña. En el Gibraltar del XVIII el comercio quedó en manos de los judíos sefarditas de Tetuán protegidos por el reino de Marruecos.

Aunque los españoles pidieron en el tratado de Utrecht que no se admitiese a los judíos buscaron trampas legales. Presionados por España, expulsaron a los judíos por poco tiempo pues necesitaban del comercio judío marroquí para sobrevivir.

En 1717, los 300 judíos de la roca tenían una sinagoga en la calle Juan de la Sierra en  los antiguos baños árabes, y pagaban más de la mitad de las rentas anuales. Algunos apellidos destacables de los judíos de Gibraltar eran Cardozo, familia que apoyó a los exiliados liberales españoles en el XIX, Nieto, Amaro, Benamor y Nementon.   Isaac Netto compró un terreno en la calle del Gobernador y edificó la Esnoga Grand e.

De 1467 a 1501 Gibraltar fue del Duque de Medina Sidonia. En marzo de 1473 muchos judíos conversos cordobeses huyeron hacia Palma del Río y Sevilla. Uno de ellos, Pedro de Herrera, entabló contacto con el Duque de Medina Sidonia para negociar asentarse en la ciudad de Gibraltar, que le pertenecía. Hasta allí llegaron 4000 conversos cordobeses. En 1476 tuvieron que regresar después del ataque del duque de Medina Sidonia a su propia ciudad.