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Los Cepeda: Judíos en Toledo, Santos en Avila y mecenas en Osuna

Palacio Cepeda Osuna

Santa Teresa de Avila descendía de Alonso Sánchez de Toledo, su abuelo, que era mercader de paños en Toledo, donde había vivido siempre profesando la fe judaica; su hijo, en cambio, se convirtió al cristianismo el 20 de julio de 1485.

Gracias a su holgura económica se relacionaba solo con hidalgos y pronto fue considerado como un hidalgo pese a su origen judío.

Don Juan había judaizado y fue penitenciado por la Inquisición en Toledo. A raíz de este trance, tuvo que trasladar su negocio de paños a Ávila, donde volvió a prosperar, educando sus hijos cristianamente y casando a todos con familias hidalgas.

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Pese a los retrasos ocasionados por el levantamiento comunero y una investigación sobre su origen judeoconverso, el 16 de noviembre de 1520 los alcaldes de los hijosdalgo de Valladolid fallaron sentencia favorable declarando hidalgos a los hermanos Cepeda, y prohibiendo que en adelante se les cobrara pecho alguno a Alonso Sánchez de Cepeda, Pero Sánchez de Cepeda, Ruy Sánchez de Cepeda y Francisco Álvarez de Cepeda.

El padre de Santa Teresa era Alonso Sánchez de Cepeda, hijo de Juan Sánchez de Toledo que en 1509 se casa con Beatriz de Ahumada, y de este matrimonio nació la primera hija el 28 de marzo 1515, que recibió el nombre de la abuela y el apellido de su madre: Teresa de Ahumada.  Fue su tío Pedro Sánchez de Cepeda, converso en cuya casa comenzó a leer al franciscano  Francisco de Osuna que “trata de enseñar oración de recogimiento”, y que dejó una huella decisiva en su alma.

Teresa conoció los esfuerzos de su padre y de sus tíos conversos para lograr una declaración de hidalguía.

Los Cepeda, a pesar de haber suprimido el judaizante apellido de Sánchez figuraban como “modelo de familia judeo-conversa”. En ese tiempo tener ascendentes judíos  era la mayor infamia; por eso hicieron  una “ejecutorias de hidalguía”, donde quedaban libres de toda mancha.  Así, el tema de la honra, es el tema central de los escritos teresianos, y corresponde a la obsesión por la “negra honra” de parte de los conversos.

VIDA DE SANTA TERESA

SANTA TERESA Y SAN FRANCISCO DE BORJA

Los alumbrados habían sembrado terror y, en 1559, el pánico de la infiltración erasmista y protestante llevó la Inquisición a tomar medidas drásticas contra los “espirituales”, especial a las mujeres.

Teresa ya tenía por ese tiempo frecuentes experiencias místicas, visiones y hasta levitaciones por lo que buscaba la ayuda de personas espirituales como  Francisco de Borja, el Jesuta que fundó el colegio de esta orden en Marchena junto con los Duques de Arcos.  Teresa de Jesús se reúne con Francisco de Borja a fines de mayo de 1554 y 1557. Después de haberle oído, le dijo “que era espíritu de Dios» y no del diablo el que habitaba en Santa Teresa ya que la tomaban por endemoniada.  Desde 1571 a 1577 la relación de Teresa con Juan de la Cruz se vuelve cotidiana, cuando ella estaba fundando más conventos por Andalucía y Castilla de los carmelitas descalzos.

En 1614, el 24 de abril, Pablo V la proclamó beata. En 1622, el 12 de marzo, Gregorio XV la canonizó.

LOS DESCENDIENTES DE SANTA TERESA EN OSUNA

Una rama de los Cepeda llegó a Osuna a finales del XVI al servicio del Duque de Osuna y allí construyen una casa Palacio en el XVIII en la calle Huerta.

Otras ramas de los Cepeda vivieron en Almonte, Palma del Condado y Villalba del Alcor.

Juan Lucas de Cepeda Torres-Montes era alcalde y regidor perpetuo de la Villa de Osuna, y en 1690 se casa con Teresa Ángela de Toro Góngora.

Sus descendientes construyen en el XVIII una casa palacio en la calle Huerta que actualmente es la sede del juzgado de Osuna. Eran descendientes del padre de Santa Teresa por quinta generación t al y como publicó Rosario Moreno Ortega Lda. Geografía e Historia en los cuadernos de Amigos de los Museos de Osuna.

En 1827 se seguía celebrando la fiesta y procesión de Santa Teresa pagad a por la familia Cepeda desde la Colegiata hasta los carmelitas.

Y así la imagen de Santa Teresa preside el zaguán y descansillo de la escalera principal en la calle de la Huerta y la finca rural que tenían en Osuna con el nombre de  Jornía y todos los retablos que construyeron en Osuna como el retablo mayor de San Agustín, otro en la iglesia de los Carmelitas, en Santa Clara, en San Arcadio, San José en las Descalzas e igualmente en el de San José de Consolación.

La familia Cepeda Toro tuvo nueve hijos, cinco de ellos tuvieron vida religiosa. Cuatro hembras –tres en el convento de la Concepción de Osuna, una en las carmelitas descalzas de Aguilar– y un varón, Juan, en el convento de San Agustín de Osuna.

El primogénito y heredero era José de Cepeda y Toro, viudo de D.ª Inés M.ª de Cepeda que muere el 26 de Julio de 1.779  pidiendo ser amortajado con el hábito de la Orden Franciscana, enterrado en la capilla del Cristo de la Veracruz como sus descendientes. Fue síndico general de la orden franciscana y posteriormente particular del convento de Osuna y patrono de Santa Clara de Osuna tras donar dos mil ducados de oro.

José Cepeda y Toro pagaba la fiesta y procesión de San Francisco de Osuna, en donde la imagen del pobre de Asís baja de la colegiata al convento de la orden. Por herencia familiar fue hermano mayor y administrador de la hermandad de la Veracruz de Osuna. La familia Cepeda vivió en Osuna hasta mediados del XIX.