Al amanecer del 23 de Junio, noche de San Juan de 1590, dos forasteros se acercaron al bosque junto al Monasterio de San Lorenzo del Escorial, el clérigo nigromante Jaime Manobel famoso por su “Dietario Mágico” y su paciente, aquejado de impotencia, Francisco Leal ak que habia conocido en una taberna de Madrid. manobel se proponia curarlo siguiendo su dietario.
Documentos de la Sección de Inquisición del Archivo Histórico Nacional
En el Martillo de las brujas o Malleus meleficarum (1486) los dominicos Sprenger y Kramer proponen “Remedios para aquellos que han sido embrujados en cuanto a su potencia genital” explicando que «el maleficio tiene lugar por medio de las serpientes que obedecen más dócilmente a los encantamientos por haber sido el primer instrumento del diablo. Ahora bien el acto venéreo es mucho más fácil de embrujar en el hombre que en la mujer».
Manobel hizo un ritual con los elementos como el círculo mágico, el caballo o el árbol para curar el mal de Leal, al cual le puso un poco de cera pez en los pies juntos e inmediatamente le indicó que debía rezar tres credos mientras el clérigo le rociaba con agua bendita.
Documentos de la Sección de Inquisición del Archivo Histórico Nacional
Hacia las 11 de la noche, el clérigo nigromante comenzó el ritual mágico pintando en el suelo un círculo con un clavo donde sitúa al enfermo al que impregna con cera de una vela en manos, boca y pies que después debe dejar encendida hasta consumirse en la misa de San Juan. El clérigo recitaba lo que decían ser evangelios, al tiempo que le rocía con agua bendita y el enfermo recita credos. La ceremonia, de unas tres horas de duración, continúa con Leal subiendo y bajando tres veces de un caballo que llevaron a tal efecto.
De vuelta en Madrid le devuelven el roquete que habian usado al clerigo Antón Sánchez que cuando le cuentan lo que han hecho con el, se siente cómplice de un acto mágico y corre a dar noticia a la Inquisición y acaban en la cárcel el 26 de junio.
Manobel cuenta en su descargo, que el agua bendita la utilizaba por si sucedía algo extraño y así protegerse y además explica que utilizó ropas ceremoniales religiosas como “armadura de protección ante las potencias maléficas” que invocaba.
El fallo de los inquisidores determinó que Jaime Manobel debía abjurar de leví y ser reprendido y suspenso de las órdenes que tenía por dos años. Esta sentencia fue leída el día 20 de diciembre de 1590.
Manobel, nacido en de Sariñena en torno a 1556, era un clérigo y pícarolo itinerante que robo el grimorio a otro fraile y llegando a Madrid conoció en una taberna a Francisco Leal, y con el se dispuso a probar si las formulas mágicas del libro que acababa de robar eran ciertas tal y como prueba el documento AHN, Inq. Leg 90/6 del Archivo Histórico Nacional en Madrid.
Estopiñan se refirio al grimorio en los siguientes términos: “códice monstruoso de
supersticiones […] amalgama informe, a veces inteligible, de palabras hebreas, latinas
y castellanas”,
La magia era tema recurrente en la literatura renacentista española, y se pueden encontrar en obras como «El Lazarillo de Tormes» y «La Celestina«. Tambien abundaron otros libros que se oponían a la magia y la superstición en la España del Renacimiento. Trataron el tema «El Lazarillo de Tormes» – «La Celestina» – «El Quijote», «La Lozana Andaluza» de Francisco Delicado, «El Abencerraje», «La Diana» de Jorge de Montemayor , «La Arcadia» de Lope de Vega , «El Buscón» de Francisco de Quevedo y «El Diablo Cojuelo» de Luis Vélez de Guevara.
Salamanca, El Escorial y Toledo eran lugares especialmente mágicos. La Cueva de Salamanca era según la tradición popular, el lugar donde el Diablo impartía clases. Esta cueva en realidad es lo que queda de la cripta de la antigua iglesia de San Cebrián, que ya no existe. Es un sitio de interés par muchos visitantes y turistas debido a la rica historia y leyendas que la rodean.
Toledo, conocida como la «ciudad mágica» y cuna de innumerables leyendas e historias esotéricas, alberga un tesoro oculto que ha resurgido de las sombras del tiempo: el grimorio de Mosén Jaime Manobel.
En Toledo podemos descubrir el callejón del Diablo tras pasar por el del Infierno, recorrer la calle Bajada del Pozo Amargo donde vivieron las hechiceras María Pérez o Ana de la Cruz o llegar hasta el paseo de San Cristóbal donde ejercían la hechicería las hermanas Chaves, madre e hija expertas en cuestiones amorosas.
El grimorio, fechado en 1590, perteneció a este enigmático clérigo y nigromante, una combinación inusual que mezcla el oficio sagrado con las artes ocultas. La existencia de este libro se conocía en los círculos más cerrados de estudiosos del esoterismo, pero su contenido, hasta ahora, había permanecido en secreto.
Mosén Jaime Manobel, según los registros eclesiásticos, sirvió en varias parroquias de Toledo a finales del siglo XVI. Sin embargo, paralelamente a su vida religiosa, se rumoreaba que practicaba la nigromancia, el arte de comunicarse con los muertos, y otros rituales mágicos.
Documentos de la Sección de Inquisición del Archivo Histórico Nacional
Mucho antes de la construcción del monasterio, del Escorial al menos desde la Edad Media, el lugar era considerado por los lugareños como un paraje mágico, del cual se contaban innumerables leyendas. La presencia del imponente edificio solo hizo acrecentar esa fama.
Fue Fray José de Sigüenza el que vinculó el enclave con el demonio y la leyenda mas famosa es la del gran perro negro de San Lorenzo, que aullaba en las frías noches del Escorial del que Fray José de Sigüenza informa que simplemente se trataba de un perro perdido cuyos aullidos estremecían a todos. El animal terminó siendo colgado por dos frailes a las puertas del claustro para que los feligreses perdieran el miedo.
Una de las concepciones esotéricas más destacadas es que el diseño y la arquitectura del Monasterio de El Escorial reflejan similitudes con el Templo de Salomón. Este paralelismo ha llevado a diversas teorías que sugieren que el monasterio fue construido con un propósito esotérico y mágico.
Documentos de la Sección de Inquisición del Archivo Histórico Nacional
La identificación de Felipe con Salomón se realiza apenas una generación después de la existencia del Escorial, y con el propósito claro de establecer una comparación piadosa más que de insinuar que el rey deseaba en realidad crear una versión actualizada del templo del templo de Jerusalen.
El Escorial era fuente de ciencia y saber, donde el rey se esforzó en reunir una biblioteca que aún hoy asombra al visitante. Además, fue uno de los más importantes centros de estudio de medicina con su imponente botica a la que llegaban hierbas de todos los rincones de su imperio.
El libro, encuadernado en piel oscura y con inscripciones en oro, contiene una mezcla de rituales, hechizos, conjuros y recetas mágicas. Las páginas, escritas en una mezcla de latín y español antiguo, están adornadas con dibujos místicos, símbolos arcanos y diagramas astrales.
Documentos de la Sección de Inquisición del Archivo Histórico Nacional
Lo más intrigante es que el grimorio de Manobel no se limita a la magia tradicional. Parece combinar rituales paganos antiguos, conocimientos cabalísticos y principios cristianos. Esto sugiere que el clérigo estaba intentando fusionar diferentes tradiciones místicas en una sola práctica esotérica.
El grimorio ha sido objeto de estudio por parte de historiadores, teólogos y ocultistas. Para muchos, representa una muestra tangible de la rica tradición mágica de Toledo, así como de la compleja relación entre la Iglesia y el esoterismo en la España del Renacimiento.
Actualmente, el libro se encuentra bajo la custodia de la Biblioteca Municipal de Toledo, donde se conserva en una vitrina especial. Se espera que pronto esté disponible una edición facsímil para aquellos interesados en sumergirse en sus misterios.
Sin duda, el grimorio de Mosén Jaime Manobel añade otra capa de misterio a la ya enigmática historia de Toledo, y seguirá siendo objeto de fascinación y estudio durante muchos años.
SABER MAS :
EL ARQUETIPO DEL NIGROMANTE: MAGIA, MITO Y RITO EN SAN
LORENZO DE EL ESCORIAL Roberto Morales Estévez
Magia y demonio en la literatura y cultura españolas del Renacimiento», y está coordinada por Eva Lara y Alberto Montaner.