Icono del sitio Marchena Noticias. Marchena Secreta. El tiempo en Marchena. Sucesos Marchena. Planes de verano en Andalucia. Marchena Noticias

Los Primeros Via Crucis, estaciones de penitencia, teatro Sacro y el movimiento de los flagelantes

La Semana Santa, se distingue por su dualidad en la forma de conmemorar la pasión, que se manifiesta en dos categorías principales: la litúrgica y la pasionista. La primera se refiere a los oficios y ritos religiosos que tienen lugar dentro de los templos, como el Triduo Pascual que se inicia el Jueves Santo, mientras que la segunda se vive en las calles a través de las procesiones y actos de penitencia.

Prácticas como el Viacrucis de la Cruz del Campo y el Vía Crucis de la Pía Unión dieron origen a la Semana Santa en Sevilla.

ORIGEN DE LOS VIA CRUCIS

Desde el siglo XII, los peregrinos a tierra santa escribían sobre la «Vía Sacra», una ruta que seguían recordando la Pasión de Jesús a imitación de los primeros cirstianos. Se cree que los franciscanos, a quienes se les concedió la custodia de los lugares santos de Tierra Santa en 1342, fueron los primeros en establecer formalmente el Vía Crucis. La devoción se expandió por Europa, y el beato Álvaro de Córdoba, un fraile dominico del siglo XV, es considerado como uno de los primeros en introducir esta práctica en Europa después de su peregrinación a Tierra Santa, estableciendo una serie de capillas en su convento en Córdoba para meditar en la Pasión de Cristo.

El Vía Crucis de la Cruz del Campo en Sevilla tiene su origen en la Cuaresma del año 1521, cuando Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa y Adelantado mayor de Andalucía, decidió instaurar esta celebración religiosa inspirada en su peregrinación a Tierra Santa. La idea era replicar el camino que, según su experiencia, Jesucristo recorrió desde el Pretorio de Pilatos hasta el Monte Calvario, reflejando un recorrido de 997 metros, similar al que él había transitado en Jerusalén. Este acto simbólico se iniciaba en la Capilla de las Flagelaciones de la Casa de Pilatos, propiedad del marqués, y concluía en el humilladero o templete de la Cruz del Campo, construido en 1380​​​​. Desde 1986, el Vía Crucis se desarrolla íntegramente en el interior de la Casa de Pilatos el primer viernes de marzo, organizado por la Pía Unión, que está compuesta por los hermanos mayores de las hermandades de penitencia​.

ESTACIÓN DE PENITENCIA

El origen de las estaciones de penitencia data del siglo XVI, cuando las cofradías hacían estaciones en un número simbólico de templos, como cinco por las Cinco Llagas de Jesucristo o siete por las Siete Palabras de Cristo en la cruz. Inicialmente, no había recorridos fijos, lo que a menudo llevaba a conflictos entre cofradías por el derecho de paso. Para solucionar esto, desde principios del siglo XVII, las autoridades eclesiásticas comenzaron a imponer recorridos y estaciones obligatorias, siendo la estación a la Catedral de Sevilla, impuesta por el cardenal Niño de Guevara en el sínodo diocesano de 1604.

ROMA

La Estación de Penitencia tiene sus raíces en la Ciudad Eterna, Roma, donde  recorrer las estaciones penitneciales era una costumbre cuaresmal visitando lugares sagrados como catacumbas y basílicas, vinculada a la veneración de mártires y reliquias. A través de estas visitas, los fieles meditaban sobre la vida y sacrificio de los mártires, quienes imitaban a Cristo hasta la muerte. Este acto de devoción, conocido como «estación», evolucionó hasta convertirse en lo que hoy conocemos como estaciones de penitencia, integrándose gradualmente en la organización de cofradías y expandiéndose por Europa.

SAN VICENTE FERRER Y LA PENITENCIA FISICA

El Jueves Santo madrugada salía la hermandad del Santo Crucifijo o Cristo San Pedro que era una hermandad de sangre. No solo porque había muchos flagelantes sino porque en esta cofradía la sangre de Cristo tenia una simbología profunda. Vestían túnica blanca cordón y escudo y un hacha de cera leonada con las cinco llagas. Tenía sus principales fiestas el dia de la circuncisión cuando Jesús derramó su primera sangre, el dia de la exaltación de la cruz en septiembre el de la cruz en mayo y el Jueves Santo.

La práctica de la penitencia física, que subraya la importancia de la mortificación corporal como medio para alcanzar la purificación espiritual,se manifiesta en las procesiones y actos de devoción propios de la Cuaresma.

Un hito clave en la evolución de la Semana Santa pasionista fue la práctica de la penitencia física, impulsada por San Vicente Ferrer en el siglo XV. Este santo dominico promovió la mortificación del cuerpo como medio para emular el sufrimiento de Cristo y alcanzar una identificación espiritual con su pasión y muerte. Esta práctica marcó el inicio de lo que se conocería como cofradías penitenciales o de sangre, diferenciándose claramente de las celebraciones litúrgicas que se desarrollaban en el ámbito eclesiástico.

La evidencia histórica apunta a que la configuración actual de la Semana Santa, con su enfoque en la penitencia física y las procesiones como expresión de fe pública, no pudo haberse consolidado hasta la influencia de San Vicente Ferrer fraile dominico. 

CONVENTOS DOMINICOS

El proceso comenzó en los conventos dominicos de Italia, desde donde la práctica penitencial se extendió a España, entrando inicialmente por Valencia. Desde ahí, se difundió a la corte y a otras regiones como Castilla y Andalucía. Aunque inicialmente confinada a los dominios de los conventos, tanto dominicos como franciscanos (a pesar del rechazo de otras órdenes), esta práctica de penitencia, que incluía la flagelación como forma de mortificación física, eventualmente se filtró al ámbito público.

La transición de la práctica penitencial desde los conventos dominicos hasta su manifestación en las cofradías penitenciales ilustra un importante proceso de evolución en la devoción y la expresión pública de la fe durante la Semana Santa. Este cambio no solo demuestra la difusión de ciertas prácticas espirituales y disciplinas religiosas, sino también cómo estas se adaptaron y se incorporaron en la vida comunitaria y la cultura popular, reflejando la dinámica interacción entre la religiosidad conventual y la laica.

Este movimiento hacia la esfera pública llevó a la consolidación de las cofradías penitenciales hacia finales del siglo XV, especialmente en Andalucía Occidental, donde la evolución fue notablemente rápida. Para 1480, estas cofradías ya organizaban procesiones públicas, llevando imágenes sagradas a diferentes lugares de culto. Este desarrollo culminó en la formalización de las primeras reglas de penitencia, como se evidencia en las primeras reglas datadas en Sevilla en 1538 aprobadas por el Consejo de Castilla, que estableció un marco legal y eclesiástico para la organización y funcionamiento de estas cofradías.

EL MOVIMIENTO DE LOS FLAGELANTES

El movimiento de los flagelantes fue otro precfedente penitencial que se extendió por Europa durante la Edad Media, refleja un aspecto fascinante de la historia religiosa y cultural, mostrando cómo la devoción y la búsqueda de expiación a través del sufrimiento físico fue componentes integrales de la espiritualidad y del origen de las hermandades.

La Hermandad del Santo Crucifijo Cristo de San Pedro, el Dulce Nombre, Veracruz y Soledad eran hermandades de las llamadas de sangre porque abundaban los disciplinantes que salían a la calle azotándose o flagelándose hasta derramar sangre.

El 18 de enero de 1556 Francisco Vázquez escribe las primeras reglas de la hermandad del Santo Crucifijo, luego conocida como la del Cristo de San Pedro que  se conservan en el Archivo General del Arzobispado.

FLAGELANTES EN MARCHENA

Las vestiduras penitenciales de los antiguos disciplinantes era una túnica, algo corta confeccionada de basto lienzo crudo, con cuerpo abierto a la espalda o al pecho que desabrochado podía dejarse caer y quedar este colgado del cinto, y así podían flagelarse.

También en la hermandad de la Soledad hay constancia de la existencia de flagelantes que en algún año llegó a los miles, según recoge el libro de historia de la Hermandad de la Soledad escrito por Vicente Henares.

Las disciplinas consistían en un hacecillo de ocho o diez ramales de cuerda de cáñamo, cada ramal en su punta que eran trenzadas y por ello algo más gruesa, llevada ensartada y fija las rosetas con puntas hirientes. También se utilizaban otras de cadena de hierro. Siempre les acompañaba un coro que entonaba los salmos penitenciales o las letanías de los santos.

El movimiento de los flagelantes surgió en Italia en el siglo XIII en Europa como una respuesta a diversas crisis, incluyendo epidemias, guerras, y catástrofes naturales. Los flagelantes se autoflagelaban en procesiones públicas como acto de penitencia, buscando el perdón de Dios y la salvación. Creían que su sufrimiento podía aplacar la ira divina y traer alivio a las comunidades afectadas por desastres. Este movimiento se extendió rápidamente por Europa, pero con el tiempo, la Iglesia Católica lo condenó, argumentando que promovía prácticas heréticas y desorden social.

TEATRO SACRO

Igualmentee las representaciones del teatro sacro durante la Semana Santa como el mandato de Marchena, que dramatiza los eventos de la Pasión de Cristo y otros episodios bíblicos, servían como actos de devoción y medios educativos y de cohesión comunitaria, permitiendo a los fieles experimentar de manera más directa y emotiva los misterios de su fe.