Luis Salas: el experto que confirmó que el intento de independencia de Andalucia fue real y que el Señor de Marchena estuvo implicado
José Antonio Suárez López
La sombra de la sedición y la traición contra el Rey planeó sobre el Señor de Marchena en 1641 como pariente de Gaspar de Guzmán duque de Media Sidonia que ese año pagó a una armada franco-holandesa para declarar independiente Andalucía pero su conjura fue descubierta por el rey y abortada. Coincidió en el tiempo con la independencia de los Países Bajos, rebelión de Cataluña y Portugal.
Aparte de los intereses económicos de fondo, por medio de la conspiración pretendía el duque de Medina Sidonia proclamarse Rey de Andalucía, con el apoyo de Portugal, Francia y Holanda, países en guerra con el Imperio Español.
Luis Salas Almela, profesor en la Universidad de Córdoba, ha realizado una investigación de más de 10 años con el fin de probar que la conspiración — puesta en duda o silenciada intencionadamente durante siglos— constituyó un hecho histórico real. Sus esfuerzos, bebiendo de fuentes como el Archivo de la Casa Ducal de Medina Sidonia y otros archivos españoles y europeos, dio como resultado un libro: “La conspiración del Noveno Duque de Medina Sidonia (1641). Un aristócrata en la crisis del Imperio Español”,
La conjura salpicó al Señor de Marchena, duque de Arcos. Aunque no se pudo demostrar su implicación si fue sospechoso por los pactos matrimoniales de ambas familias, por lo que el Rey lo destina a Cuenca, lo que equivalía a un castigo según el reciente estudio del historiador Luis Salas Almela Profesor de la Universidad de Córdoba que ha contrastado su información con otros fondos documentales italianos, vaticanos, británicos y españoles.
Según Salas, en el proceso contra el duque se nombra a otros nobles andaluces como posibles conjurados, como el duque de Arcos, además de las élites mercantiles de Cádiz y Sevilla porque «el duque no era ningún loco» como para actuar sin esos apoyos.
Duque de Medina Sidonia en la pacificación del Algarve.
Según Salas, la intención del duque de Medina Sidonia era dar un golpe de mano para que Felipe IV abandonara sus guerras europeas y se reactivara el comercio con América, ya que la base de sus ingresos era la aduana de Sanlúcar de Barrameda, que permanecía casi inactiva por las guerras que sostenía la Corona.
El profesor Maurits Ebben profesor en el Instituto de Historia de la Universidad de Leiden, donde enseña historia holandesa de la Edad Moderna descubrió el cuaderno de bitácora del almirante holandés que zarpó de Amsterdam rumbo a Lisboa y Cádiz con el objetivo preciso y expreso de apoyar el levantamiento del duque de Medina Sidonia contra Felipe IV, por entonces en guerra con la Provincias Unidas –primitivo nombre de Holanda–.
Conde Duque de Olivares. Valido del rey.
Alberto Pardo Calderón, enviado por el rey para investigar afirma que el 13 de septiembre apareció la flota franco-portuguesa con cincuenta navíos que permanecieron en torno a Cádiz hasta el 17 de septiembre. Una semana después – alrededor del 24 de septiembre- llegaron unos veinte navios holandeses. Hay pruebas documentales de que la marina holandesa del almirante Artus Gijsels llegó a Cádiz en septiembre de 1641 con órdenes de sumarse a la conspiración de Medina Sidonia.
Descubierta la conjura, el proceso contra el duque, según Salas, concluyó con una reunión en Madrid entre el rey, Olivares y el duque, quien admitió el complot, pese a lo cual, Felipe IV, «en su situación de debilidad extrema», le perdonó la vida, los bienes y el honor.
Tras ser descubierto y llamado a Madrid Guzmán trató de ganar tiempo para que llegara a Cádiz la flota franco-holandesa que había pagado mientras buscaba el apoyo de los otros nobles andaluces, su pariente el Señor de Marchena, Duque de Arcos, y su suegra la marquesa de Priego, quienes según varias fuentes se negaron a colaborar abiertamente pero hay dudas de si lo hicieron de forma subrepticia.
Luis de Haro, que sustituiría pronto a Olivares como valido, se presentó en Sanlúcar con el encargo de llevarle a Madrid o envenenarle e investigar quien estaba implicado. Este huye a Madrid para reunirse con su pariente el Conde Duque de Olivares, que le promete defender su vida y honra de la casa de Guzmán que era la suya.
El duque de Medina Sidonia lejos de ser castigado, fue perdonado por el rey, síntoma de la debilidad del rey en ese momento. Pero en 1642 se niega a tomar un cargo en Vitoria siendo encarcelado. Guzmán murió expatriado en Valladolid en 1664. Jamás se le permitió regresar a Andalucía y su casa Ducal nunca recuperó el poder perdido.
En 1642, otra flota franco-holandesa aparece en las proximidades de Cádiz, en lo que Salas interpreta como «un segundo intento de golpe».
Entre los investigados estaba Rodrigo Ponce de León, cuarto Duque de Arcos (Marchena 1602 -Sevilla 1658) Virrey de Valencia y Nápoles, señor de la villa de Marchena, Grande de España. Fray Nicolás de Velasco dijo que si el duque Arcos se negaba a participar en la conjura, el propio Duque de Medina Sidonia lo mataría ya que a pesar de que ambas familias habían hecho la guerra entre sí, tenían lazos matrimoniales desde 1310.
Palacio del Duque de Medina en Sanlucar de Barrameda.
Pero Medina Sidonia en su confesión dijo que no había tomado pasos concretos hacia la sedición excepto escribir a “aquellos que tenían poder en Andalucía”, y trató de casar a su hijo con la hija del Duque de Arcos o la hija del Duque de Braganza.
El Duque de Arcos y el de Medina Sidonia acordaron casar a sus hijos, siendo mediador el padre Juan de San Julián, de la Mercedarios Descalzos, de los que el Duque de Medina Sidonia fue patrono provincial.
Por el pacto matrimonial cada señor depositó 100.000 ducados a nombre de la otra parte en caso de matrimonio para que la parte contraria pueda usar el dinero de la otra; y el Rey nunca fue mencionado excepto con referencia a la «real autoridad” necesaria para asegurar que la herencia de los restantes.
Felipe IV solo dos años antes se había opuesto al matrimonio de Medina Sidonia con Catalina Ponce de León -hija del Duque de Arcos-, lo que probablemente explica por qué el contrato con todas sus garantías y prisas, deliberadamente Ignoró la voluntad del rey.
Tras la visita de Haro a Andalucía, el Duque de Arcos fue expulsado de Andalucia a Cuenca hacia una misión que no quería, lo que indica que su participación en el levantamiento proyectado era, como mínimo, ambigua o sospechosa.
Unos meses después, Juan de Santaelices, miembro de la judicatura de Sevilla, le contó al rey sobre sus tratos con el duque de Arcos, que retrasaba su partida para Cuenca. En una reunión de medianoche a medio camino entre Sevilla y Marchena, donde vivía el Duque, y en la presencia de Juan Pantoja, el Duque de Arcos dijo no saber nada de que el Duque de Medina Sidonia se había escapado a Sanlúcar hasta que escuchó la noticia por Santaelice, manifestó su total lealtad a la rey, diciéndole “que mientras Medina Sidonia fue desleal al rey, podría despreocuparse del Duque de Arcos».
“Al día siguiente partió para Cuenca, ofreciendo a sus vasallos de Marchena en lugar de los de Medina Sidonia para defender Cádiz. Al menos, esto parecería demostrar que la nobleza andaluza sabía que algo estaba pasando y no lo denunció», a la espera de ver de qué lado soplaba el viento. El duque de Arcos, el segundo noble más influyente de la Baja Andalucía, podría haber sido un aliado clave para los conspiradores.
Se produjo la confesión de culpabilidad del Duque de Medina Sidonia ante el rey y el Notario Mayor del Reino donde negaba su intención de proclamarse rey de Andalucía. Se hizo prisionero al marqués de Ayamonte, primo del Duque por negarse a acudir a la corte y fue condenado a la confiscación de sus bienes y a la pena de muerte. La ejecución se llevó a cabo en el Alcázar de Segovia el día 12 de diciembre de 1648, degollando como traidor.
EL TRASFONDO DE LA CONJURA
La conjura coincidió con momentos dramáticos para la Corona en 1640, como la sublevación de Cataluña en plena guerra contra Francia y el levantamiento de Portugal que terminaría con la independencia de este país, entre otras cosas porque Medina Sidonia desatendió la llamada del monarca para luchar contra los portugueses. El nuevo rey de Portugal, el duque de Braganza, estaba casado, precisamente, con una hermana del duque de Medina Sidonia
Cuando en 1640 los nobles lusos coronaron al duque de Braganza Rey de Portugal, Felipe IV encarga al duque de Medina Sidonia que reúna un ejército andaluz de 10.000 hombres para atacar Portugal. Pero el ejército no avanzaba y surgían todo tipo de sospechas asi que el Rey envía desde Madrid, a Antonio de Isasi, que descubre una carta remitida por el Marqués de Ayamonte al Duque de Medina Sidonia, en la que quedaba al descubierto la conspiración y el Rey lo llama a Madrid.
Guzman era dueño de la casa nobiliaria más antigua y rica de Andalucia y de Castilla, jefe militar de Andalucía y sus costas occidentales y su hermana Luisa de Guzmán era reina portuguesa tras casarse con el duque de Braganza en 1632.
El estudio de Salas Almela concluye que el suceso supuso la caída en desgracia de la Casa de Medina Sidonia, después de casi cuatro siglos de ininterrumpida preponderancia social, y además contribuyó a la caída del poder del Conde-Duque de Olivares. Para el propio Felipe IV la conjura de Medina Sidonia supuso la pérdida de toda oportunidad de responder con celeridad a la rebelión de Portugal.
FUENTES
«La conspiración del IX duque de Medina Sidonia (1641). Un aristócrata en la crisis del Imperio español». Luis Salas Almela Profesor de la Universidad de Córdoba