Icono del sitio Marchena Noticias. Marchena Secreta. El tiempo en Marchena. Sucesos Marchena. Planes de verano en Andalucia. Marchena Noticias

Marco Cornelio Fausto, el sacerdote municipal de la Marchena romana

SABER MAS HISTORIA

En la cima del poder romano, bajo el imperio de Augusto, los augures romanos ejercieron un papel que trascendió el mero ritual, convirtiéndose en pilares esenciales de la vida pública y religiosa. Marco Cornelio Fausto primer  personaje documentado de la Marchena romana, era a la vez munícipe, es decir lo que hoy llamaríamos gobernante local y augur, es decir  sacerdote encargado de los augurios. 

En las tierras fértiles de la Bética romana, un territorio que ahora abraza el sur de España, los augures ejercían un poder sutil pero omnipresente. Entre ellos, Marco Cornelio Fausto, un augur de Marchena, destaca por representar una práctica religiosa y social que definía la vida en el imperio.

Los augures actuaban como consejeros y expertos en el ámbito del culto público, contribuyendo al cuidado del correcto cumplimiento de las actividades rituales. En la Bética, esto significaba interpretar la voluntad de los dioses en un contexto que mezclaba las tradiciones romanas con las particularidades locales​

Los sacerdotes como él eran seleccionados entre las élites y llevaban a cabo funciones que iban más allá de lo espiritual, interviniendo en decisiones políticas y sociales a través de sus interpretaciones y consejos​.

En año nuevo se encargaban de los rituales y prácticas augurales durante los tres días de celebraciones que cerraban el año anterior y abrían uno nuevo bajo la protección de deidades como Iuppiter Optimus Maximus y los dioses Lares​​.

Enero estaba dedicado al Dios Jano en Roma. De su nombre viene Januario y Enero. 

En «Fastos» de Ovidio, las festividades del dios Jano se celebraban en enero, marcando el inicio del año. Jano, siendo el dios de los comienzos y los finales, tenía rituales que simbolizaban la transición y la mirada tanto hacia el pasado como hacia el futuro. Estas festividades reflejaban su naturaleza dual y la importancia de los cambios y nuevos comienzos en la cultura romana.

El dios Jano en la mitología romana es único por tener dos caras, mirando hacia el pasado y el futuro. Simboliza los comienzos, los finales, las transiciones y el tiempo, así como las puertas y los umbrales. Jano es frecuentemente asociado con el cambio y las transiciones, como el paso de una condición a otra. Su mes, enero, marca el comienzo del año nuevo, reflejando su naturaleza como dios de los comienzos.

Habla de saludar la llegada del nuevo año con buenos deseos, una práctica similar a la actual de dar las Pascuas dedicando este día a palabras y obras santas, evitando pleitos y lenguaje dañino. Esto sugiere que los romanos veían el comienzo del año como un momento para renovar buenos deseos y prácticas positivas.

Un aspecto clave era la necesidad de un buen comienzo, simbolizado por la fórmula «quod bonum, faustum, felix, fortunatumque esset» («que sea bueno, favorable, feliz y próspero»), el año nuevo, utilizada para asegurar un futuro favorable en el primer día del año, que se consideraba especialmente potente​​. Además, la expresión «diem Kalendarum» se refería a menudo a las Kalendas de Año Nuevo, destacando su importancia en el calendario romano.

Los augures, según el registro de tradiciones romanas exportadas a las provincias, incluían tanto los roles tradicionales como aquellos creados en la época imperial para gestionar el culto a los emperadores (pontífices, augures, flámines, entre otros)​​. En la Bética, estos sacerdotes municipales eran parte integral de las élites de sus ciudades, generalmente poseedores de la ciudadanía romana y pertenecientes al mismo ámbito social y político que los senadores y magistrados​.

Marco Cornelio Fausto,fue documentado por el arqueólogo Sergio Garcia Dils gracias a la inscripción de piedra de la ermita de Santa Eulalia de Marchena e interpretada por los expertos. 

La historia de Marco Cornelio Fausto, nos habla de un hombre que, a pesar de las presiones se esforzó por vivir según los principios de honor y devoción.  La inscripción en el pedestal es significativa porque muestra el reconocimiento de los munícipes (ciudadanos con plenos derechos) y los cinco lay (habitantes indígenas sin ciudadanía romana o forasteros que viven en la ciudad), lo que implica una comunidad diversa y compleja.

Nacido peobabmente en el seno de una familia patricia, Fausto fue cincelado por las tradiciones y valores de la Marchena Republicana, iguales a todo el imperio. Por lo que sabemos de este periodo se puede intuir cómo pudo haber sido su existencia. 

Desde joven, su vida estaría marcada por su linaje y sus propias ambiciones. Su educación sería la típica de un joven de su estatus: literatura, retórica, filosofía y, por supuesto, el arte de la guerra y la política.

Por la educación que se deba a los hombres de su clase, Fausto se convertiría en un hombre de palabra persuasiva, características que lo llevaron a escalar rápidamente dentro de la jerarquía social y política local. No solo fue un estratega en el campo de batalla, sino también en el intrincado mundo de la poliica Romana. Sin embargo, su verdadera pasión y talento residían en su papel como augur, un intérprete de los deseos de los dioses, un puente entre lo mortal y lo divino.

Como augur, tenía la tarea sagrada de interpretar los presagios y asegurarse de que la ciudad de Marchena estuviera en armonía con los dioses. Su posición no solo le otorgaba un profundo respeto y temor entre sus conciudadanos sino también un poder considerable.

Fue durante el reinado de Augusto, en un período de relativa paz y prosperidad, cuando Fausto alcanzó su apogeo. Como gobernante del municipio de Marchena, sus días estaban llenos de decisiones que afectaban la vida de sus ciudadanos. Fue su devoción a los dioses y su compromiso con el municipio lo que marcó su mandato. Se erigieron estatuas en su honor, y sus decisiones y obras se registraron en piedras que sobrevivieron a lo largo de los siglos.

No solo eran intérpretes de la voluntad divina, sino también figuras centrales en la confirmación del estatus y la legitimidad de las decisiones comunitarias y políticas. En el tejido de la vida cotidiana y en los momentos más trascendentales, los augures eran el nexo entre lo humano y lo divino, lo que otorgaba a personas como Fausto una posición de gran respeto y autoridad.

La inscripción dedicada a Marco Cornelio Fausto destaca su papel como augur y como miembro de un cuarteto de magistrados (IIIIviri), indicando su prominencia en la vida cívica y religiosa de la comunidad. Esta inscripción confirma no solo la existencia de una entidad municipal en Marchena sino también la integración y la importancia de los augures en la estructura social y política de la Bética romana. La mención de municipes (ciudadanos) e incolae (habitantes no ciudadanos) en la inscripción sugiere una comunidad diversa y estratificada, en la que incluso aquellos sin la ciudadanía completa participaban en ciertos aspectos de la vida cívica​​.

Para determinar la ubicación del Foro Romano de Marchena, se sugiere buscar en el barrio de San Juan, el núcleo primitivo. Aunque se ha especulado que la Plaza Ducal podría ser este lugar, aún no hay confirmación. Por lo tanto, es necesario continuar las investigaciones para entender mejor el urbanismo romano en Marchena y localizar su foro.

La posibilidad de que futuras obras urbanísticas en Marchena puedan revelar más evidencia arqueológica del  urbanismo romano requiere una planificación cuidadosa y consideración del patrimonio y continuar con las investigaciones y excavaciones, ya que los restos encontrados hasta ahora sugieren que Marchena podría haber sido un municipio romano de cierta importancia. La presencia de edificaciones como plazas públicas, templos, curias (salas de reuniones del consejo), y posiblemente estructuras relacionadas con el suministro de agua, son típicas de los municipios romanos y podrían estar esperando ser descubiertas.