Miguel Perin o Perrin es un escultor francés documentado en Sevilla desde 1517 hasta finales de 1551, aunque su figura no fue reconocida hasta mediados del siglo XX, ya que desde el siglo XVIII la historiografía desarrolló una «constante ambigüedad» entre la personalidad del escultor florentino autor del enterramiento del cardenal Diego Hurtado de Mendoza y «maestre Miguel, ymaginero de barro», al que Juan Agustín Ceán Bermúdez y José Gestoso llamaron ‘Miguel Florentín’ y generaron una «confusión latente» en su actividad escultórica en la Catedral, ha referido la Diputación en una nota de prensa.
En Sevilla la escultura en barro cocido tuvo una gran demanda durante la Baja Edad Media. A comienzos del siglo XVI los modelos de Pedro Millán, de su hijo Juan Pérez o de Jorge Fernández Alemán constituyeron los últimos ejemplos de estética nórdica en sincronía con los encargos e
importación de obras italianas, y la afluencia de artistas que, como Miguel Perrin, atendieron las nuevas demandas plásticas. Cuando llegó a Sevilla en 1517 fue el imaginero que, después de la muerte de Pedro Millán (1509), renovó la escultura en barro cocido durante el primer tercio del
siglo XVI antes de la presencia en la ciudad de Pietro Torrigiano (ca. 1522-1528).
Perrin es un claro exponente de los intercambios artísticos del primer tercio del siglo XVI, cuando los modelos de raigambre hispanoflamenca convivieron con los trabajos encargados a artistas italianos y con la afluencia de maestros franceses y flamencos, que contribuyeron a la normalización y aceptación completa de los modelos clasicistas. Sus esculturas y relieves constituyen un testimonio de las primeras muestras renacentistas en la capital hispalense, donde convivieron la tradición tardogótica y la modernidad humanista, desarrollada por artistas de diversa procedencia en las primeras décadas del siglo XVI.
Esta monografía desarrolla su biografía artística, elabora hipótesis relativas a su formación, fuentes visuales, modelos compositivos y terminaciones cromáticas. Analiza su técnica de modelado y cocción de esculturas monumentales de barro cocido y diferencia en sus obras las renovaciones o reposiciones llevadas a cabo en diversas campañas de conservación y restauración desde finales del siglo XVI. Además, establece las condiciones laborales y secuencias cronológicas de los encargos realizados para la catedral de Sevilla y clientela particular, y sus relaciones con otros artistas contemporáneos.
La autora de esta monografía es catedrática de Historia del Arte por la Universidad de Sevilla y está especializada en la Baja Edad Media, iluminación de manuscritos, interrelaciones Arte y Liturgia y conservación de patrimonio. Investiga códices litúrgicos y los talleres sevillanos de iluminación del siglo XV. Sus trabajos dedicados a los libros de Reglas son pioneros por los análisis establecidos entre la forma y función en los documentos solemnes.
En sus revisiones, síntesis y aportaciones al periodo Gótico en Andalucía estableció nuevas cronologías al panorama pictórico del siglo XIV en Córdoba y Sevilla, al conocimiento de la Catedral mudéjar de Sevilla, de su Capilla Real, ajuares funerarios y de culto. Sus trabajos sobre Mercadante de Bretaña y Miguel Perrin marcan horizontes en la escultura en Andalucía y sus aportaciones a la iconografía de los conjuntos de escultura monumental en barro cocido de la seo hispalense decantaron definitivamente su autoría y etapas de factura.
Participa en trabajos de conservación, difusión, inventarios y exposiciones de patrimonio artístico. Para la Catedral de Sevilla desarrolló trabajos de gestión y conservación de sus bienes muebles (1998-2014), reorganizó su colección de textiles, dirigió o coordinó la restauración de su retablo mayor y del facistol del coro entre otras actuaciones de restauración y conservación preventiva, reconocidos con el Premio Nacional de Conservación ‘ex aequo’ con el maestro mayor de la seo hispalense Alfonso Jiménez Martín en 2002.