El próximo 20 de mayo se cumplirán 20 años desde que Pepe Camacho, vecino de Santa Fe, Granada, naciera de nuevo. Ese día fue arroyado por un turismo a 80 kilómetros por hora sin sufrir un solo rasguño. Una historia tan increíble como cierta.
El 20 de mayo de 1997 se cumplen 20 años desde que Pepe Camacho un vecino de Santa Fé resultara ileso tras ser arrollado con un coche mientras él estaba parado con su moto esperando que su semáforo se pusiera en verde. Un error humano que hoy veinte años después es consciente de que pudo haberle costado la vida, sin embargo salió sin un solo rasguño.
El motorista estaba parado en un semáforo en rojo cuando por detrás le embistió a ochenta kilómetros por hora un turismo lleno de personas, entre ellas un bebé de pocos meses de edad. Era un domingo de mayo de comuniones y en pueblo se vivía un ambiente de fiesta por las calles.
De repetene el motorista parado en el semáforo en una moto de trail de 650 cc recibe el brutal impacto del turismo y sale despedido junto a su moto varios metros por encima del turismo sin que a nadie la pasara nada.
«Se me puso un semaforo en rojo. Paré y me desplace hasta el bordillo izquierdo para apoyarme
ya que era una Honda todoterreno. Y no me dio tiempo a más. Noté un gran impacto. Y salí despedido hacia arriba. Antes ví cómo me pasó el radiador del coche entre las piernas. Dí varias vurltas de campana y caí encima del techo del coche y tal fue el impacto que pensé en lo peor pero milagrosamente sólo tuve moratones. Mucha casualidad».
Preguntado sobre si notó o sintió algo fuera de lo normal respondió que notó «como si me cogieran y y tiraran hacia arriba para ponerme a salvo». La moto recibió el impacto por detrás y debido a la fuerza cinética y a la velocidad del turismo salió despedida hacia arriba, volando varios metros por encima del coche y cayendo sobre el capó.
«Si cae en el parabrisas revienta a todos los ocupantes, incluido un bebe de meses. Rebotó y fue a parar unos veinte metros hacia delante a una terraza de un bar que también estaba ya vacia por la hora». Causalmente pasaba cerca del lugar del accidente una chica de comunion haciéndose fotos con sus familiares que también salieron ilesos.
Varios días después comprobó la moto y tenía pintura del coche dentro del guardabarros trasero
«Con lo cual el impacto fue brutal el tipo no frenó e iria a unos ochenta por hora dejando el coche destrozado. O sea, si yo no hubiera salido despedido hacia arriba, no lo estaria contando».
Lo llevaron al hospital, el médico comprobó que no tenía nada, se duchó y salió a tomar algo. Entonces se enteró de que casualmente había habido a la misma hora cerca otro accidente, un atropello, del que la víctima tambiénm salió ilesa. Como buen granadino fue a dar gracias a Fray Leopoldo y desde entonces es mucho más creyente.