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Napoles, Flandes, Filipinas, Sicilia, Japón: la vuelta al mundo del arte sin salir de los conventos de Marchena

Los conventos de Marchena, como Santa Isabel, San Andrés y la Concepción, albergan un patrimonio artístico sorprendentemente diverso, con piezas procedentes de lugares tan distantes como Flandes, Nápoles, Japón, Filipinas o Sicilia. Esta riqueza no es fruto del azar, sino el resultado de la posición estratégica de Marchena en las redes de poder, comercio y espiritualidad que tejieron la Monarquía Hispánica y la Iglesia durante los siglos XVI y XVII.

La Casa de Arcos, con figuras como Luis Cristóbal Ponce de León y Rodrigo Ponce de León, desempeñó un papel crucial en este proceso. Su implicación en campañas militares y diplomáticas en Flandes y Nápoles facilitó la llegada de obras de arte flamenco e italiano a Marchena. Además, la conexión con las misiones jesuíticas en Asia permitió la incorporación de piezas de arte namban y marfiles filipinos a los conventos locales.

Maqueta del Palacio Ducal de Marchena realizada por el arquitecto Ismael Rodriguez.

 

 

Virgen con nño de Ribera

José de Ribera, conocido como «El Españoleto», fue un destacado pintor del barroco español que desarrolló gran parte de su carrera en Nápoles, entonces bajo dominio español. Durante su estancia en Nápoles, Ribera mantuvo una estrecha relación con Rodrigo Ponce de León, Duque de Arcos y Virrey de Nápoles. Es probable que, en el marco de este mecenazgo, Ribera realizara la Virgen con el Niño que posteriormente fue trasladada al Palacio Ducal de Marchena.

La obra original de Ribera, fechada en 1646, se encuentra actualmente en el Philadelphia Museum of Art. Sin embargo, una copia de gran calidad, posiblemente realizada en el taller de Ribera, se conserva en el convento de Santa Isabel de Marchena. Esta pintura destaca por el uso del azul lapislázuli en el manto de la Virgen, pigmento costoso que subraya la importancia de la obra.

 La visita de Murillo y su influencia

Bartolomé Esteban Murillo, uno de los grandes maestros de la pintura barroca española, visitó Marchena en julio de 1646. Durante su estancia, tuvo la oportunidad de contemplar la Virgen con el Niño de Ribera en el Palacio Ducal. Esta obra causó una profunda impresión en Murillo, quien la utilizó como modelo para su propia Virgen de Belén, que entregó en 1665 al ingresar en la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla. La influencia de Ribera se percibe en la composición y en la expresión serena y maternal de la Virgen, elementos que Murillo adoptó y adaptó en sus propias creaciones

Pintura de El Divino Morales procedente de San Andrés.

Pintura de El Divino Morales: Procedente de la iglesia de San Andrés, esta obra es atribuida a Luis de Morales, apodado «El Divino» por la espiritualidad de sus obras. Su estilo se caracteriza por la delicadeza en los rostros y la emotividad en las expresiones, elementos presentes en esta pintura. Morales desarrolló la mayor parte de su carrera en Extremadura, especialmente en Badajoz, donde estableció su taller y trabajó para diversas instituciones religiosas y clientes particulares. Su obra fue muy apreciada en su tiempo, y su fama llegó a oídos del rey Felipe II, quien lo convocó para trabajar en El Escorial. Sin embargo, el monarca no quedó satisfecho con la obra presentada y ordenó su traslado a la iglesia de San Jerónimo en Madrid. ​

Pintura de Francisco Pacheco sobre pizarra, procedente de San Andrés.

Francisco Pacheco (1564–1644), además de pintor, fue un influyente teórico del arte. En su tratado Arte de la pintura, publicado póstumamente en 1649, Pacheco detalla diversas técnicas y materiales, mostrando un profundo interés por la experimentación y la adecuación de los soportes a las necesidades iconográficas y devocionales.

La pintura sobre pizarra atribuida a Francisco Pacheco y conservada en la iglesia de San Andrés de Marchena es una obra singular que refleja tanto las preocupaciones técnicas como las exigencias doctrinales del arte sacro en la Sevilla del siglo XVII.

San Francisco en el altar lateral de la Concepción.

San Agustin atribuido a Ribera por Juan Luis Ravé procedente de San Agustin.

Procedente de la iglesia de San Agustín, esta pintura ha sido atribuida a José de Ribera por el historiador Juan Luis Ravé. La obra muestra a San Agustín con una intensidad emocional y un realismo característicos del estilo de Ribera.

La relación entre José de Ribera (1591–1652), destacado pintor del barroco español, y Rodrigo Ponce de León y Álvarez de Toledo (1602–1658), IV duque de Arcos y virrey de Nápoles, se enmarca en el contexto del mecenazgo artístico durante el siglo XVII.

José de Ribera y su entorno en Nápoles

José de Ribera, conocido como «El Españoleto», se estableció en Nápoles en 1616, ciudad que entonces formaba parte del Imperio español. Allí, Ribera desarrolló una exitosa carrera, siendo reconocido por su maestría en el tenebrismo y por sus representaciones realistas de temas religiosos y mitológicos. Su talento le valió el favor de la nobleza y de los virreyes españoles que gobernaban Nápoles, quienes frecuentemente le encargaban obras para iglesias y colecciones privadas.Museo del Prado

Rodrigo Ponce de León y su mecenazgo artístico

Rodrigo Ponce de León, IV duque de Arcos, fue nombrado virrey de Nápoles en 1646. Durante su mandato, enfrentó la revuelta de Masaniello en 1647, un levantamiento popular que culminó en la proclamación de la República Napolitana. Tras estos eventos, el duque regresó a Marchena, donde promovió la construcción de conventos y la adquisición de obras de arte, como muestra de gratitud hacia las órdenes religiosas que le brindaron apoyo durante su estancia en Nápoles.

San Ignacio de Loyola llegado desde Santa Isabel.

La iglesia del antiguo Colegio de Santa Isabel de Marchena conserva una pintura de San Ignacio de Loyola que destaca por su valor histórico y artístico. Esta obra, atribuida al pintor sevillano Juan de Valdés Leal, representa al santo en la cueva de Manresa, un episodio clave en su vida espiritual.

Valdés Leal (1622–1690) fue un destacado artista barroco conocido por su expresividad y dramatismo. Entre 1660 y 1665, realizó una serie de pinturas sobre la vida de San Ignacio para la Casa Profesa de los jesuitas en Sevilla.

La presencia de esta pintura en Santa Isabel refleja la estrecha relación entre la Compañía de Jesús y la nobleza local, especialmente la Casa de Arcos. El convento, fundado en el siglo XVI como colegio jesuita, fue un importante centro de formación y espiritualidad. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, el edificio pasó a ser gestionado por las beatas terciarias franciscanas y, posteriormente, por las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones .

Marfiles filipinos en el altar lateral de la Concepción.

Marfiles filipinos en el altar lateral de la Concepción: Estas piezas, elaboradas en las Filipinas durante el periodo colonial español, muestran la fusión de estilos orientales y europeos. Eran objetos de lujo y devoción, y su presencia en Marchena indica las conexiones globales del Imperio español.

Los marfiles filipinos conservados en los conventos de Marchena, especialmente en Santa Isabel y la Concepción, son testimonio tangible de la primera globalización impulsada por la Monarquía Hispánica en los siglos XVI y XVII. Estas piezas, elaboradas por artesanos asiáticos, llegaron a Andalucía a través de las rutas comerciales establecidas por la Nao de Manila, que conectaba Filipinas con el virreinato de Nueva España y, posteriormente, con la península ibérica.

Entre 1565 y 1815, la Nao de Manila transportó no solo mercancías como especias, porcelanas y sedas, sino también objetos religiosos y artísticos. Entre ellos, destacaban los marfiles tallados por artesanos chinos y filipinos, que representaban imágenes cristianas adaptadas a las técnicas y estilos locales. Estas esculturas eran altamente valoradas en Europa por su exotismo y calidad artística.

Pintura de Santa Clara en los remates del altar mayor.

Escultura de Santa Clara.

Colección de grabados en los muros donados por Guadalupe de Láncaster.

María Guadalupe de Láncaster y su mecenazgo artístico

María Guadalupe de Láncaster y Cárdenas (1630–1715), duquesa de Aveiro, Maqueda y Arcos, fue una destacada mecenas y coleccionista de arte. Su legado incluye la donación de casi 600 grabados de maestros europeos al convento de Santa María de Marchena, así como reliquias y objetos litúrgicos de gran valor

Pintura de Lucas Jordán.

Lucas Jordán (1634–1705) fue un destacado pintor barroco italiano que desarrolló una prolífica carrera en España entre 1692 y 1702, bajo el reinado de Carlos II. Durante este período, realizó importantes encargos decorativos en El Escorial, el Casón del Buen Retiro y la Catedral de Toledo, entre otros. Su estilo dinámico y colorista fue muy apreciado por la nobleza y la corte española

En el convento de la Concepción de Marchena se conserva una pintura atribuida a Lucas Jordán, que representa una escena de la Sagrada Familia. Según expertos, esta obra podría datarse hacia 1685 y presenta similitudes estilísticas con otras composiciones del artista realizadas en Roma y Florencia .

Muebles del Palacio Ducal.

Arcas de Japón que se conservan en Santa Isabel.

Las arcas de arte namban conservadas en el convento de Santa Isabel de Marchena son piezas excepcionales que ilustran el encuentro cultural entre Japón y España durante la primera globalización del siglo XVI.

El término namban que significa «bárbaros del sur», fue utilizado por los japoneses para referirse a los europeos que llegaron a sus costas en el siglo XVI, especialmente portugueses y españoles. Este contacto dio lugar a un estilo artístico híbrido, el arte namban, que fusiona técnicas y motivos japoneses con influencias occidentales, especialmente cristianas. Las arcas namban son cofres o arquetas elaboradas en Japón, decoradas con laca, nácar y metales preciosos, y a menudo ornamentadas con escenas cristianas o elementos europeos.

El convento de Santa Isabel de Marchena conserva varias de estas arcas namban, traídas por los jesuitas en el siglo XVII. Estas piezas no solo son valiosas por su artesanía, sino también por su significado histórico y religioso. Algunas de estas arcas fueron utilizadas para guardar reliquias de misioneros jesuitas martirizados en Asia. Por ejemplo, una de ellas contenía la camisa del venerable Padre Raymundo de Arjó, misionero en China, y otra albergaba la sotana del Padre Luis de Sanvitores, martirizado en Japón.

Contexto histórico

Durante los siglos XVI y XVII, la Compañía de Jesús desempeñó un papel crucial en la expansión del cristianismo en Asia. Los jesuitas establecieron misiones en Japón, China y Filipinas, y trajeron consigo objetos litúrgicos y artísticos que reflejaban la fusión de culturas. Las arcas namban son testimonio de esta interacción y del esfuerzo evangelizador de los jesuitas.En diciembre de 2022, el convento de Santa Isabel fue sede de un seminario internacional sobre el arte namban, organizado por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Sevilla. Expertos como la profesora Yayoi Kawamura de la Universidad de Oviedo participaron en este evento, destacando la importancia de estas piezas en el estudio del mestizaje cultural y artístico entre Asia y Europa.

Virgen de alabastro procedente de Trapani, reino de Sicilia. Madonna de Trapani conservada en San Andrés.

La Virgen de alabastro conservada en la iglesia de San Andrés de Marchena es una copia barroca de la célebre Madonna di Trapani, una de las imágenes marianas más veneradas del Mediterráneo. Esta escultura, realizada en alabastro, refleja la profunda devoción que esta advocación suscitó en Europa, especialmente en los territorios bajo influencia española.

La Madonna di Trapani es una escultura de mármol atribuida al escultor pisano Nino Pisano (activo hacia 1343–1368). Se encuentra en la Basílica-Santuario de Maria Santissima Annunziata en Trapani, Sicilia. La imagen representa a la Virgen María sosteniendo al Niño Jesús en su brazo izquierdo, con una expresión serena y maternal. Esta obra se convirtió en objeto de gran devoción, atrayendo peregrinos de todo el Mediterráneo y dando lugar a numerosas copias en diversos materiales, como alabastro, coral e incluso marfil .​

Durante los siglos XVI y XVII, la ciudad de Trapani albergaba numerosos talleres que producían miles de pequeñas esculturas de la Madonna di Trapani cada año. Estas piezas eran adquiridas por peregrinos y devotos, y muchas de ellas fueron exportadas a otras regiones, incluyendo España.

Virgen de la escuela de Malinas.

La escultura de la Virgen de la escuela de Malinas, conservada en la iglesia de San Andrés de Marchena, es un valioso testimonio del arte devocional flamenco que llegó a Andalucía entre los siglos XV y XVI. Estas obras, originarias de la ciudad belga de Malinas (Mechelen), fueron ampliamente difundidas en Europa gracias a la intensa actividad comercial y cultural de la región, especialmente bajo la influencia de los Países Bajos españoles.

Tabla flamenca.

Esta pintura, de origen flamenco, representa la influencia del arte del norte de Europa en España, especialmente durante los siglos XV y XVI. Las tablas flamencas eran apreciadas por su detallismo y riqueza cromática. En 1558, Luis Cristóbal fue designado Capitán General de una armada que transportó 600.000 ducados y 5.000 soldados desde Laredo hacia Flandes, en apoyo a las campañas de Felipe II. Participó en la jornada de Dourlens, donde falleció su primo Manuel, hijo del conde de Bailén. Tras la firma de la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559, quedó como rehén junto al duque de Alba, Guillermo de Nassau y el conde de Egmont para garantizar el cumplimiento del tratado. ​A su regreso a España, se retiró a Marchena, donde promovió la construcción de conventos y la adquisición de obras de arte, reflejando su mecenazgo y contribución al patrimonio cultural de la región. Su legado perdura en la arquitectura y las colecciones artísticas de Marchena, testimonio de su influencia y compromiso con el enriquecimiento cultural de su tierra natal.