Las ciudades y pueblos andaluces están acostumbrados a las altas temperaturas, pero las olas de calor cada vez más tempranas y prolongadas son un desafío para la vida cotidiana, las ferias y fiestas, las empresas y la vida laboral y social.
Así la cátedra de Confort Climático de la Escuela de Arquitectura (ETSA) de la Universidad de Sevilla propone soluciones personalizadas para cada zona y medidas para aplicar a lo largo de 2023. Estudian cómo afecta la tecnología contra el cambio climático al uso de distintos pavimentos, revestimientos o entoldados.
Todo parte de un proyecto piloto desarrollado conjuntamente por la Universidad y el Ayuntamiento de Sevilla en los dos últimos años. En esta cátedra trabaja un equipo de 40 investigadores de la ETSA, de la Escuela de Agrónomos, las facultades de Psicología, Medicina o Biología y personal del departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla. Han investigado cientificamente las temperaturas y sus cambios en cada zona y han propuestos algunas medidas adaptadas a las necesidades de cada barrio.
Expertos señalan que no se puede tratar a todas las ciudades de la misma forma independientemente de su ubicación y sus necesidades. Asi este estudio personaliza las soluciones según las zonas y tras una lectura de datos previa ofrece indicaciones para cada barrio y calle según intensidad del tráfico, orientación solar, etc, lo que supone reorientar los presupuestos y un cambio en las políticas urbanísticas.
Se trata de estudiar los materiales de construcción, colores y árboles mejor adaptados para cada zona. Algunas ideas que proponen estos expertos son colocar muros vegetales, entoldado específico, fuentes urbanas, recuperación de antiguos arroyos o sistemas de evaporación y transpiración.
Una de las claves es recuperar las tradiciones constructivas perdidas que hacían que los entornos urbanos se acomodaran algo mejor a la subida de temperatura. En los patios la temperatura es hasta 15 grados inferior y esto que es algo sencillo se ha perdido en las modernas construcciones, pensemos en esos bloques de pisos sin patios y con pocas zonas verdes y escasa ventilación.
El estudo plantea soluciones como adaptar las especies arbóreas a las calles y su entorno y poner muros y cubiertas vegetales en edificios públicos, y también particulares.
Y no solo eso. Tambien proponen crear mas fuentes urbanas, la instalación de sistemas de evapotranspiración, bioclimatización de calles o marquesinas, uso del drenaje urbano para almacenar y reciclar el agua de lluvia, la recuperación de antiguos arroyos y ríos que existían en el diseño de la ciudad antigua.
En cascos históricos de calles estrechas y elementos patrimoniales se produce el efecto «isla de calor», que hace que la temperatura sea más intensa que en la periferia, sobre todo durante la noche, donde el calor se acentúa según este estudio.
Ricardo García Mira, catedrático de Psicología Social y Ambiental de la Universidad de A Coruña señala la importancia de que la accion política vaya de la mano del conocimiento científico para evitar la tentación de adoptar modelos de otras ciudades.
En resumen, luchar contra las altas temperaturas no se tratra solo de poner toldos; hay que investigar y adoptar medidas concretas y diversas, y recuperar las solluciones perdidas de la arquitectura tradicional, indican los expertos.