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Opinion: Yo también lo haría

En muchas conversaciones cotidianas, escuchamos la frase: “Yo también lo haría”, como una forma de justificar la corrupción de ciertos gobernantes. Pero, al decir esto, muchos ciudadanos no se dan cuenta de que, en realidad, están aceptando un peligroso desmantelamiento de las instituciones y del futuro de sus propias comunidades. La realidad que vemos reflejada en las noticias, con escándalos que involucran lujos, excesos y la “prostitución” de las instituciones al mejor postor, es una muestra clara de cómo el poder, en manos equivocadas, se ejerce de manera destructiva.

Cuando un ciudadano de a pie justifica estas prácticas, tal vez no se da cuenta de que, en realidad, no podría beneficiarse de ellas. Un ciudadano común no tiene el poder de desmantelar el Estado ni de vender sus instituciones; al contrario, depende de ellas para su bienestar, para la educación de sus hijos y para la seguridad de su comunidad. Por eso, es fundamental que entendamos que decir “yo también lo haría” es, en el fondo, un desconocimiento de cómo estas redes de corrupción nos perjudican a todos.

La verdadera responsabilidad de un ciudadano es exigir que las instituciones se mantengan íntegras, que velen por el bien común y que garanticen un futuro mejor para todos. Porque solo así podremos asegurar que el Estado realmente funcione en beneficio de la sociedad.

Pero claro para entender esto, hace falta un minimo de instrucciín, que tambien se ha convertido ya en otro de los bienes escasos, para beneficio de una élite corrupta. Asi que cambiemos la tendencia y cada vez que oigamos decir yo tambien lo haria repitamos machaconamente y con orgulo: pues no, yo no lo haría. Asi que cuando veais posturas fanáticas defendiendo de forma acrítica una u otra postura, tener por seguro que ellos están en la cola: no ya para decir yo tambien lo haría, sino que muy probablemente ya lo están haciendo; decidir sin tu consentimiento un futuro peor para tus propios hijos, eso si, a costa de beneficiarse ellos mismos.