El entorno del Coto de las Canteras, en Osuna, ha sido el escenario elegido por la reconocida directora sevillana Pilar Távora para rodar algunas escenas de su octavo largometraje. Esta película, que mezcla ficción y documental, busca recrear uno de los episodios más oscuros y desconocidos de la historia de España: la «Gran Redada» de 1749, un intento de caza y aprisionamiento masivo de los gitanos que vivían en el país en esa época.
El proyecto, que tiene como fecha prevista de estreno el 8 de abril de 2025, contará también con escenas rodadas en otras localidades como el Puerto de Santa María, Cádiz, y la Alcazaba de Málaga, entre otros lugares relevantes para el contexto de la historia.
El rodaje ya ha comenzado en varios puntos, destacando Osuna y Alcalá de Guadaíra como escenarios clave. Esta producción, que mezcla géneros como el documental, la ficción y el musical, busca recuperar y visibilizar un hecho histórico que fue un intento de exterminio de la comunidad gitana en España, en el que miles de personas fueron apresadas y sometidas a condiciones inhumanas.
Távora ha definido este evento histórico como «una brecha en la historia del pueblo gitano español. Una historia tenebrosa, cruel y sobre todo desconocida, que es lo más injusto de todo». La directora, con una profunda conexión con la cultura andaluza, ha expresado su entusiasmo por poder rodar en Osuna, un pueblo que no solo destaca por su patrimonio histórico y monumental, sino también por los valores profundamente arraigados de la tradición andaluza.
La película, que promete ser un homenaje a la cultura gitana y un recordatorio de un pasado injusto, combina recursos cinematográficos con elementos del flamenco y el arte moderno, lo que le otorgará un enfoque único y emotivo a este dramático capítulo de la historia.
La Gran Redada de 1749 fue un intento sistemático por parte de las autoridades españolas de erradicar a la comunidad gitana del país. En un contexto de pensamiento ilustrado, donde se promovían ideales de orden y civilización, los gitanos fueron considerados una «amenaza» para la estabilidad social debido a su estilo de vida nómada, su cultura distinta y su rechazo a las normas establecidas.
Este evento fue impulsado por el ministro de Hacienda José de Gálvez, quien, bajo la influencia de los principios ilustrados, creyó que la «solución» a la «problemática gitana» pasaba por su desaparición como grupo social. En 1749, el gobierno español ordenó un dispositivo masivo para arrestar a los gitanos, desmantelar sus comunidades y dispersarlos por todo el país, con la esperanza de integrarlos en la sociedad a través de trabajos forzados, asimilación forzada y la eliminación de su identidad cultural.
La Gran Redada fue una acción brutal que resultó en la detención de miles de gitanos, muchos de los cuales fueron deportados a zonas alejadas y sometidos a trabajos en condiciones deplorables. Las familias fueron separadas, las costumbres gitanas prohibidas y su modo de vida completamente aniquilado. Este episodio, que es descrito por muchos historiadores como una de las mayores persecuciones de la historia de España, dejó cicatrices profundas en la comunidad gitana y ha sido una de las páginas más oscuras de la historia moderna del país.