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El origen andalusí de la palabra gitana gachí

Los «gazis» fueron combatientes por la fe musulmana llegados al Reino de Granada desde el Norte de África, que convivieron con la población musulmana granadina, conservando el apelativo «gazi» que recordaba su origen, prestigioso, pero también foráneo, según el estudio «Los gazis de Sevilla ante el pago del Servicio Morisco de 1597», obra de Manuel Francisco Fernández Chaves de la Universidad de Sevilla.

Gracias al pr ofundo contacto entre moriscos y gitanos, el concepto de gazí pasa al léxico calé. Desde 1925 el diccionario de la RAE indica que Gazé es una “Voz gitana” y su significado es el ‘Nombre con que los gitanos designan los andaluces’, mientras que gazí, designa a la mujer y gachó al amante. 

Gazí en árabe es «participante en una cabalgada» y a partir de 1600 son llamados berberiscos.  Soldados y aventureros protagonistas de cabalgadas, muchos de ellos eran turcos.

En el XVI el «gasi es palabra araviga. Que gasis son todos los cristianos nuevos de moros, africanos o turcos o de qualquier nacion de moros e sus desçendientes e que en España no ay otros que se llamen gazes» según documento de Alonso Hernández de Represa.

El Arzobispo de Granada escribe un texto en el rey en 1533  advierte que «andan muchos gitanos con los moriscos y les enseñan cosas de hechicería y adivinaciones y supersticiones». 

Sinónimo de salteador, bandolero y berberisco los gazís fueron considerados por los moriscos como diferentes y la palabra gazí pasó al  caló, para referirse a los otros, es decir los castellanos andaluces, que pasan a ser en el XIX y XX los gachés o gachós.

Los propios moriscos encontraron deseable el prendimiento y/o ejecución de gazis, pues se pagaba por su captura. Al no tener nada que perder los moriscos se unían a los gazis echados al monte, según López de Coca Castañer.  Los «gazis y alarabes hacian algunas zambras en que habia mucha deshonestidad y cosas no bien hechas», castigándose por cédula en 1532 a quienes, cantasen los «cantos de Mahoma» y otros, dando sólo licencia para «tañer, cantar y bailar con sus instrumentos músicos en sus bodas y pasatiempos, como lo solían desde que son cristianos». según  la obra Los moriscos del Reino de Granada.

Según Manuel Martínez en su texto Moriscos y Gitanos, los moriscos se hacían pasar por gitanos, para escapar de la expulsión de 1609, al tener numerosas similitudes, no solo en el color de la piel, lo que hacía que se confundieran a ojos del castellano. En este tiempo el morisco había pasado a ser la minoría peor consideraba, convertida en «Bajo proletariado urbano, simple jornalero o colono, explotado por el castellano». Los castellanos se aprovechaban cuanto podían de la situación «coaccionando a los campesinos pobres, deteriorando cada vez más la situación económica y social del campesinado morisco».

Cuando el Reino de Granada cayó en 1492 muchos de los gazis se convirtieron al cristianismo, como el resto de «moriscos» granadinos que se rebelan en las alpujarras en 1568-1570 y luego son deportados y diseminados por toda Castilla, incluyendo la ciudad y provincia de Sevilla por orden de Felipe II. Llegaron a ser 7.503 personas (censadas) en 1610 año de su expulsión de Andalucía. La estrategia de los gazis fue la de asimilarse lo más posible a los berberiscos, puesto que éstos no estuvieron nunca entre los culpados por la rebelión, y se decía de ellos que habían llegado a la península a convertirse al cristianismo.

Justo en 1610 se construye el edificio de San Jerónimo de Marchena sobre las casa de los últimos moriscos de zona.  También en el callejero de Marchena encontramos referencias a la presencia de turcos en el municipio. 

Desde el callejero de 1572 encontramos en Marchena la calle del Turco Viejo que desaparece en 1860 cuando el Ayuntamiento decide simplificar el callejero y unir bajo un solo nombre las calles que divididas sin accidentes que los motivaran y así las calles de  Carreño y Turco Viejo, pasan a denominarse como calle Carreño.

Los alarifes locales de Marchena hasta el XVII eran moriscos o mudéjares. Se conserva documentación relativa la gestión que tramitó el [III] duque de Arcos, Rodrigo Ponce de León, al decretarse la expulsión de los moriscos, eximiendo a los esclavos que tenía en Marchena (Sevilla) y a aquellos casados con cristianos viejos.

El resultado fue la declaración, por parte del juez de la Comisión de la Expulsión de los Moriscos, Alejo de Marimón, de no encontrarse incluidos los dichos esclavos, ni sus mujeres, ni sus hijos y nietos, expresando los nombres y apellidos de los mismos, documento fechado en Sevilla a 13 de diciembre de 1611.

Como los gitanos, los moriscos buscaban vivir en los lugares rurales o montañosos, donde no pudieran ser reconocidos, pudiendo además desempeñar actividades como el de herrador, arriero y hornero, prohibidas teóricamente pero consentidas en la práctica.

La presencia de norteafricanos como bandidos era muy preocupante, y se añadía a las huidas al norte de Africa de los granadinos que vaciaba el territorio.  Muchos se echaron al monte y se convirtieron en bandoleros «monfíes» a partir de 1530 y otros fueron esclavizados y marcados en el rostro.

El morisco Hernando de Mendoza escribió «que todos los gazes y cristianos nuevos de moros están herrados en las caras por donde claramente se entiende que no vinieron a España de su voluntad sino que los trujeron cautivos a ella e algunos dellos conoció este testigo en la ciudad de Granada e sabe que son de los que vinieron a socorrer e ayudar a los revelados del dicho reino» .

«Echar los gacis deste reino, justa y santa cosa es; que ningún provecho viene de su comunicación a los naturales; mas esto se ha proveído otras veces, y jamás se cumplió. Ejecutarse agora no deja de traer inconveniente, porque la mayor parte de ellos son ya naturales, casáronse, naciéronles hijos y nietos, y tiénenlos casados; y estos tales sería cargo de conciencia echarlos de la tierra» indica Alonso Núñez Muley.  Y es que la condición de gazí pasaba de padres a hijos y así aparece en los en los bandos de expulsión de los moriscos de 1583, 1584 y 1585. 

En el Memorial de Francisco Núñez Muley elaborado tras la orden que Felipe II da en 1576 se dice que los gitanos vestían a la turquesa, hablaban Arábigo y turco. La primera noticia de los gitanos en Andalucía, en Jaén, los gitanos se hacen llamar condes de Egipto menor y les hacen fiestas para recibirlos. 

En distintos documentos se menciona la existencia de egipcios entre los moriscos, que en realidad eran gitanos.

En 1610 los gitanos procedían de territorios ocupados por los turcos. Margarita Torrejón explica que vestían con ropa de origen balcánico, algunos llevan turbante

Podemos encontrar palabras iguales como jamar, -comer- que se dice igual en árabe que en caló. La palabra  quinqui, que viene de quincallero, es de raiz árabe. Incluso los estudiosos de la lengua gitana encuentran grandes problemas a la hora de diferenciar las palabras propias del caló y las moriscas.