El azulejo de la Inmaculada del convento de Santa María con el puerto de Sevilla
José Antonio Suárez López
Sobre la puerta de entrada del convento de Santa Maria hay un histórico azulejo de Hernando de Valladares, escuela trianera de 1623, ubicado a la entrada del convento de Santa María de Marchena que es único por dibujar el puerto de Sevilla de su época y estar inspirado en una pintura de Pacheco, el suegro de Velázquez.
Se trata de una joya de la azulejería sevillana que se encuentra en mal estado de conservación, debido a los sucesivos traslados agravado por permanente exposición a la intemperie y a la luz solar, que «está reclamando a voces una urgente restauración dado el valor artístico, histórico y cultural que tiene» indica Ravé en el número de Diciembre de la revista de la Asociación de Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano y que además es un nexo de unión entre Triana, Marchena y Rota.
Según Rave, se trata de «un excepcional documento histórico del debate inmaculista sevillano y una expresiva imagen de la vinculación entre el régimen señorial, la mentalidad y la religiosidad barroca» al tiempo que refuerza la declaración de voluntad ducal de defensa del dogma de la Inmaculada, que se juró en Marchena en 1616 y dio pie a celebrar la Magna Mariana en 2016 y la relación de la Casa Ducal con la orden franciscana cuyo escudo aparece en la pieza.
Este convento de religiosas recoletas clarisas de Marchena fue fundado en 1623 por Catalina de Góngora y Rodrigo Ponce de León Álvarez de Toledo, y su esposa, Ana Fernández de Córdoba y Aragón, a cambio de la entrega del cuerpo de Sor María de la Antigua en cuyo templo está enterrado y fue traído desde Sevilla en carro. Es uno de los cinco conventos de la orden franciscana que tuvo la localidad y el último que queda y en el tenían reservada plaza las mujeres de la familia Ponce de León.
Conserva además la sortija con la que se casaban las duquesas en el XVIII, donada por Guadalupe Láncaster procedente de la Virgen de Guadalupe extremeña, así como una importante colección de arte y grabados procedentes del Palacio y la Casa Ducal, como unos grabados de Durero.
El panel de azulejos es una transcripción casi exacta del lienzo de Pacheco que se conserva en el Palacio Arzobispal de Sevilla, fechada por diversos autores entre 1617 y 1620 realizado por el ceramista Hernando de Valladares, trianero que tuvo una relación prolongada con los Ponce de León dibujando los paneles de azulejos de Santo Domingo de Marchena, San Agustín de Sevilla, claustro del santuario de Regla en Chipiona, y probablemente los azulejos del Palacio Ducal de Marchena.
Escudo de los Ponce en Santo Domingo de Marchena, probable obra de Hernando de Valladares.
Un documento inédito de 1630, pide «dar a Fernando de Valladares, vezino de Triana, dozientos reales que valen seis mill y ochocientos mrs. los quales son por 300 azulejos, setenta y cinco alizares y ciento y cinquenta adeseras (A.H.N. Sec. Osuna. Cartas. L. 550‑76) por un lote de 300 azulejos, más una serie de aliceres, adeseras o guardillas, que confirman la continua presencia de los Valladares como proveedores de la casa ducal.
El taller de Hernando de Valladares era a comienzos del XVII el ceramista de referencia, de Sevilla trabajando para los principales conventos como San Pablo el Real, Regina, Santa Paula, San Agustín, capillas privadas, el Alcázar, las casas nobles, etc. Igualmente logró exportar sus obras a Córdoba, Lisboa, México o Perú.
Los duques de Arcos y los Valladares están relacionados con las decoraciones cerámicas de otras instituciones de patronato ducal como el claustro y convento de san Agustín de Sevilla, panteón de los Ponces de León en Sevilla, parte de cuyos azulejos se conservan hoy en el palacio de la condesa de Lebrija mostrando el escudo ducal y fechados en 1610.
Escalera del Palacio Ducal de Marchena conservada en el Palacio de Lebrija de Sevilla.
Tras el fallecimiento de Hernando, sus hijos seguirán trabajando para Don Rodrigo en otras obras como los conventos de Santo Domingo de Marchena en 1638 y el de Regla en Chipiona de 1640.
Ravé cree de que este retablo estuvo montado antes en cualquiera de los dos emplazamientos previos del convento: en la ermita de San Lorenzo en torno a 1623 o en la casa del Ave María entre 1628 y 1630, lo que centra su cronología entre 1623 y 1628.
Azulejos de Chipiona, convento de Regla, de Hernando de Valladares.