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Sale a la venta la histórica finca El Parque por medio millón de euros

Un conocido portal de compraventa publica estos días anuncio de venta de la Finca El Parque, el último paisaje histórico intacto de Marchena anunciando que se trata de suelo urbanizable y alcanza un valor de 513.700 euros.
No se aclara si el solar a la venta incluye el tramo amurallado almohade y con restos hidráulicos islámicos que se conservan en la zona. Lo que queda claro es la voluntad de urbanizar la zona, por el Ayuntamiento y el propietario del solar Servihábitat (La Caixa) de gran  valor histórico y arqueológico tras su recalificación hace años, habiendo tumbado la crisis económica, el último intento de desarrollo urbanístico de la parcela, la única de las inmediatamente anejas al casco urbano que permanece sin construir. Un suelo que se ha revalorizado tras la última obra de urbanización de la ciclosenda.
También está pendiente de definir el proyecto urbanístico que eliminaría la travesía urbana de la carretera de Carmona en este punto, y la convertiría en una zona urbana con la intención de eliminar las vías del tren.
La finca El Parque es un puzle urbanístico, asignatura pendiente para Marchena desde hace siglos, además de una gran reto: el de conservar el último paisaje histórico de Marchena. El único lugar que se conserva tal cual fue hace 500 años, sin apenas construcciones modernas.
Una extensión de 1.6 hectáreas que forma junto con la alcazaba -explanada de Santa María- y la Medina -barrio de San Juan-, el tercer recinto amurallado del casco histórico de Marchena.
Desde el inicio de las obras de la ciclosenda José Díaz Luque, presidente de Acupamar ha abogado por «recuperar la finca el Parque como zona de ocio, de recreo, previas catas arqueológicas» que documenten los restos de muralla y las estructuras hidráulicas islámicas y ducales.
Además Antonio Mérida del Taller Verde cree que «debería ser una finca pública por el valor natural y patrimonial que tiene, debe pasar a ser de uso y disfrute del pueblo. Está en un lugar estratégico y la construcción de la ciclosenda permitirá que la gente se acerque a esta zona, que antes estaba aislada».
Desfigurado, imposible de reconocer, sin un proceso de estudio y planificación que de momento no existe, para ordenar este puzle lo primero es entenderlo. «La importancia del recinto del parque reside en primer lugar en su valor como paisaje, en el hecho de que muestra de forma clara, la relación de Marchena con el territorio. Un gran balcón geográfico que «controla un arco de visión desde la vega de Carmona hasta Écija y Osuna» añade el arquitecto Ismael Rodríguez.
Aquí se unen el campo y la Marchena urbana, y se recogía el agua potable, a través de sus infraestructuras hidráulicas, que regaban las huertas de la alcazaba islámica y luego subían al Palacio Ducal, a través de mulas como revela un documento de 1777 publicado en esta web.
PARAISO PERDIDO
En 1713 aún quedaban empleados del Duque viviendo en la zona que entonces llamaban las Torres Caídas o Puerta de Ecija, -se cree que estaba frente al Bar Olivo- en el camino del mismo nombre, donde también estaba la ermita de Santa Justa y el «Pozo de la Sopa» que estaba ubicado cerca de dichas torres tal y como aparece en el padrón municipal de 1713. El Barrio de la Puerta de Ecija fue demolido a mediados del XVII por orden del Duque para crear el parque bajo junto al palacio.
Las calles del Barrio Puerta Ecija se llamaban del Moral, calle del Regidor, o calle Juan de Úbeda. Allí también había una ermita llamada Ermita de Santa Justa.
Tras la desaparición de la Casa Ducal, El Parque se va parcelando y subastando. La familia Fraile compró la finca El Parque a los Pérez de Guzmán en los años 30. Allí había una antigua fabrica de jabón de finales del XIX según publica Rafael Dominguez Fraile, en su obra «El Cocinero de Jávea».
Memoria de la tierra que es aquí memoria del agua. Los labriegos de la zona cuentan que la puerta del Portillo era puerta del agua o puerta de la Buhaira, que en árabe significa laguna. Del pozo de noria de El Parque sigue brotando agua, que no ha dejado de brotar hasta en las peores sequías. Esta zona también se llamó Los Barreros. Buscando  las mejores tierras y el agua abundante aquí venían los alfareros de la calle Cantareros y Compañía. A mediados de siglo aún funcionaban fábricas de ladrillos en la zona.
«Actualmente se nos brinda una gran oportunidad de volver a vincular el recinto del parque al casco histórico de Marchena eliminando el trazado actual de carretera, conectándola perimetralmente a otros equipamientos del municipio a través de la ciclosenda y volver a darle el uso de parque de recreo que tenía históricamente además de parque cultural-patrimonial por sus grandes vestigios arquitectónicos como son las murallas y alberca del siglo XII, como los distintos aljibes, pozos y canalizaciones de agua» explica Ismael Rodríguez.