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San Juan tiene uno de los mayores archivos históricos de villancicos de Andalucía

El archivo musical de la parroquia de San Juan de Marchena -es el tercer mayor archivo musical del antiguo Arzobispado hispalense, tras la catedral de Sevilla y la Colegiata de Jerez- tiene catalogados 97 villancicos de un total de 250 obras la mayoría del XVIII que se han conservado a diferencia de otros archivos.
El villancico es una forma musical y poética de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, -sin temática religiosa- que se populariza en Castilla a través del Cancionero de Palacio (1474-1516), con Juan del Enzina como compositor principal o el Cancionero de la Colombina (1490) aunque su raíz esté en las cancioncillas mozárabes del siglo XI.
Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. La forma poética toma influencias de los cristianos de Al Andalus como el zéjel, poesía mozárabe, con forma de canción andalusí, cultivado luego por poetas hebreos castellanos y europeos. El zéjel era cantado por coro y solista. Era una forma muy popular en Al-Ándalus y solía acompañarse de laúd, flautas, tambor y castañuelas.
Durante siglos, la misa de maitines celebrada al amanecer del día de Navidad fue la más importante del adviento en la Parroquia Matriz de San Juan. Los villancicos compuestos para ese día tienen una rica simbología  en torno al sol y al poder terrenal. La navidad oculta fiestas ancestrales como el solsticio de invierno o las saturnales romanas.
Los maitines eran una misa que se oficiaba al amanecer que se oficiaba desde los orígenes de la iglesia. Anteriormente fue el Oficio nocturno, el Oficio de la vigilia que luego pasa a celebrarse al amanecer, recibiendo el nombre de maitines.
La capilla musical de San Juan -con un importante número de músicos contratados- a imitación de  la que ya tenía el Palacio Ducal, empezando por Juan de Briviesca que en 1546, su primer maestro de capilla de San Juan al mismo tiempo en que Cristóbal de Morales, era maestro de capilla del Palacio Ducal, y el vihuelista López, era músico de la misma casa nobiliaria, hasta el último, el maestro Galiano, muerto en 1837.
Era similar a las catedrales de la  época con las que compartía músicos como Cristóbal de Medrano formado en la Catedral de Jaén pasó en 1587 por San Juan y de aquí a la Catedral de Badajoz.
No encontramos composiciones propias de los maestros de capilla hasta el licenciado Carlos Domingo de Rada -1678- de quien se conserva en la British Library el texto impreso de los villancicos que compuso para la iglesia de San Juan en las fiestas de Navidad en 1669.
En sus inicios aún los villancicos no eran melodías navideñas sino, formas musicales tomadas de la tradición oral que se tocaban en cualquier momento del año.
Como muestra el Villancico para el Corpus del maestro Vázquez fechado en Montilla en 1827, las composiciones para la Concepción de 1578, el Villancico para la función del Patronato de la Virgen de Gracia de Carmona de 1807 o el dedicado a la Virgen los Desamparados de Marchena en 1819.
En 1554 Juan de Briviesca era además organista de Santa María de la Mota,
por cuyo oficio percibía 4.500 maravedíes además de ejercer de «maestro de cantar e dar lectión a los clérigos e mozos de coro».
En 1572 eran músicos de San Juan los ministriles Gaspar Muñoz, Miguel
Sánchez, Mateo Martín, Juan Gabriel y Mateo Jiménez a los que además se añadían unos cantores.
En tiempos de Pedro Navarro 1598 se incrementaron los cantores asalariados hasta formar un conjunto coral de tiple, contralto y dos tenores, a los que se unían el grupo de ministriles compuesto por un corneta, dos bajones y un sacabuche.

VILLANCICOS DE NEGROS

Marchena conserva uno de esos villancicos de negros, impreso en 1712 por orden de la iglesia de San Juan y conservado en la Biblioteca Nacional de España, en donde podemos observar el español «bozal» con el que los maestros de capilla pretendían imitar la lengua africana.  Francisco de Quevedo (1590–1645), una de las mayores figuras del periodo, da a sus colegas la fórmula de éxito para dominar el arte de escribir comedias: “Si escribes comedias y eres poeta sabrás guineo en volviendo las RR LL y al contrario: como Francisco, Flancisco: primo, plimo” escribió Francisco de Quevedo.

Los esclavos guanches canarios eran blancos, algunos rubios y se les bautizaba y se les cambiaba el nombre. En Marchena fueron muy comunes en este tiempo los esclavos negros, moriscos y guanches. El Duque tenía en su palacio alrededor de 200 esclavos. Los judíos sefarditas tuvieron el control del comercio de esclavos entre Portugal, España, Africa y Canarias en el XV.
De, Antonio Ripa San Juan conserva el villancico  Alegres, festivos. «Villancico a 4 con violines y acompañamiento a la Ascensión de Nuestro Señor Jesuchristo» de la colección del último maestro de capilla Manuel Galiano fechado en 1834.
LOS VILANCICOS DEL PALACIO
El mecenazgo ducal que se desarrollaba en el Palacio Ducal de Marchena se reflejaba además en la catedral hispalense, con intercambios de músicos entre Marchena y Sevilla.
Así encontramos Las Coplas hechas por Cristóbal de Pedraza, criado del Duque de Arcos, para los maitines de la Navidad impresos en pliegos de cordel en Sevilla por Juan Varela de Salamanca, en 1517-1518, son según los expertos el antecedente más antiguo de los pliegos de villancicos impresos en Sevilla y también de los más antiguos que se oirían en la corte ducal marchenera.
Sevilla fue ciudad pionera en España en imprimir villancicos en pliegos de cordel , para ayudar a los fieles a seguir el canto el más antiguo está fechado en 1612-1613 en la catedral de Sevilla.
Los pliegos de cordel eran unos cuadernillos impresos que se exhibían para su venta en tendederos de cuerdas. Los pliegos de cordel podían considerarse hermanos de los romances y las coplas de ciegos; estaban escritos con rimas romanceadas e ilustrados con imágenes xilografiadas.
En las Coplas hechas por Cristóbal de Pedraza, criado del Duque de Arcos, y en otros dos pliegos de cordel del mismo autor, se especifica el “tono” con que se han de cantar. Entre esos tonos, se ha conservado el de Tan buen ganadico, en la versión de Juan del Encina, y Aquel caballero madre, anónimo, que se encuentran en el Cancionero Musical de Palacio.
El Impresor de estos villancicos fue Juan Varela de Salamanca, 1476-1555 quien también ejerció como librero en Sevilla, Toledo y Granada. Empleado en las imprentas sevillanas de Polono, Pegnitzer o Herbst, se casó con la hija del librero Nicolás Monardes, imprimiendo el Dictionarium (1516) de Elio Antonio de Nebrija.