El IV Centenario del escultor Pedro Roldán (1624-1699), se ha celebrado con una exposición en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, que podrá verse hasta el próximo Domingo 10 de marzo.
De esta forma la talla de San Miguel Arcángel de Marchena de Pedro Roldán que preside el altar mayor del templo de San Miguel, volverá a su templo el 14 de Marzo, restaurada por el restaurador marchenero José María Calderón.
Gracias a su participación en la expo la talla marchenera ha sido catalogada y difundida entre los expertos y aparece en el catálogo de la muestra como obra de Pedro Roldán, otro motivo para poner en el mapa del arte a Marchena.
La autoria de San Miguel de Marchena de Pedro Roldán está ampliamente documentado destaca Juan Luis Ravé, desde que Maria Dolores Salazar en 1949 la documentase y tallase en 1657, es decir que pertenece a la primera etapa del taller de Roldán. Fue policromada en tres ocasiones como se deduce de la restauración actual realizada por Calderón explica Ravé.
Otra talla de San Miguel de Roldan se conservan en San Vicente de Sevilla, «siendo mucho más potente y cláaico el de Marchena en cuanto a su estructura», explica Ravé y aún hay un tercer San Miguel del taller de Roldám en la hermandad del Silencio sevillana.
PADRE E HIJA, DOS MODELOS DIFERENTES
Lo interesante de San Miguel de Marchena es compararla la talla del padre Pedro Roldán con el modelo creado por la hija Luis Roldán, que ahora se exhibe en la Galeria de las colecciones reales de Madrid y en el que se cree que La Roldana se retrató a sí misma y que le puso al diablo la cara de su marido del que se había separado, aspecto este no documentado.
San Miguel de la Roldana.
San Miguel de Marchena de Pedro Roldán.
San Miguel de La Roldana. Madrid.
A partir de un modelo creado por Pachecho y desarrollado por Murillo en la pintura, Pedro Roldán se ajusta a ese modelo mientras que su hija La Roldana que se fue de Sevilla para huir del padre y acabó casada con un hombre del que se acabaría separando, La Roldana crea un nuevo modelo en el que el diablo tiene forma de hombre, con cuernos y alas de muerciélago.
San Miguel de La Roldana.
Pedro Roldán llegó en 1647 a Sevilla y fue alumno de esta academia de Murillo, y del escultor granadino Alonso Mena. Su taller estuvo en la calle de Valderrama, en el barrio de San Marcos. Vivió y trabajó posteriormente en la calle Duque Cornejo 22-24, cercana a la calle San Luis, y en las calle Tetuán y O’donnell , bautizando sus hijos en la Iglesia de la Magdalena, estando enterrado en la Iglesia de San Julián.
San Miguel de Roldán
Consiguió lo que ninguna mujer ha alcanzado en la historia del arte español: ser nombrada escultura de cámara, primero de Carlos II y, tras la muerte de éste y la llegada al trono de los Borbones, también del nuevo rey Felipe V.
Parece que finalmente, en 1695, se le concedió la plaza titular con su correspondiente sueldo, aunque con retrasos, de manera que al parecer la situación económica del matrimonio era bastante precaria.
LA EXPOSICION DE SEVILLA
Esta antología reúne 44 obras de las que la mayor parte nunca han salido de los lugares para los que fueron expresamente encargadas, 36 de las cuales son del propio Roldán, dos de su hija Luisa Roldán «La Roldana» y el dibujo «Retrato de Pedro Roldán» de Ricardo Villodas y de la Torre, cedido por el Museo del Prado.
También se ha reunido una pintura de Francisco Meses Osorio, «San José con el Niño»; y otra pintura anónima titulada «Cristo de los Dolores de San Francisco de Asís y Santa Teresa de Jesús»; y el grabado «Triunfo de San Fernando», de Valdés Leal, que contextualizan las esculturas mostradas junto a documentos históricos, como la partida de nacimiento de Pedro Roldán.
Se han restaurado -o sometido a algún tratamiento de consolidación previa a su traslado al museo- un total de 16 obras. Entre ellas se encuentran el óleo de Meneses, la pintura del anónimo madrileño, la ‘Santa Ana y la Virgen niña’, del monasterio de Santa Ana de Montilla (Córdoba), el relieve de la ‘Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén’, de la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, o la talla de ‘San Juan Bautista’ de la Hermandad de Jesús Nazareno de la Iglesia de San Juan Bautista de Écija (Sevilla).
Precisamente, esta última imagen, que se creía desaparecida, y que ahora se exhibe en ‘Pedro Roldán, escultor’, ha sido documentada durante el proceso de investigación y documentación de la muestra, que ha permitido a su vez algunas atribuciones con solidez, como la del ‘Nacimiento’, hacia 1675, procedente de la Escuela de Cristo de la Natividad de Sevilla.
También hay piezas de Ecija como la Virgen del Patrocinio de la iglesia de Santa Bárbara, el Crucificado de la sacristía de la de San Juan y el San Juan Bautista de esta misma iglesia.
Una de las piezas mayores de la muestra es otro Cristo de los Dolores, el que Pedro Roldán hizo para el hospital del Pozo Santo, un centro de caridad de la época del escultor que sigue activo, al igual que sigue prestando servicio el sevillano Hospital de la Caridad, para el cual esculpió un Cristo que también forma parte de esta exposición, como una de sus piezas centrales.
Esta doble circunstancia de ser imágenes concebidas para el culto y para espacios religiosos y hospitalarios que siguen en activo y que lo han estado desde que estas imágenes salieron del taller de Pedro Roldán han servido al comisario de la muestra, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla José Roda, para afirmar que estas imágenes «no son reliquias del pasado».
La muestra tiene un particular diseño, el haber agrupado todas las obras en una sala -la mayor del museo sevillano, iglesia del antiguo convento- para tratar de evocar el ambiente de un taller del siglo XVII, según ha explicado a los periodistas el autor de esta distribución de las piezas, el catedrático de dibujo Juan Suárez.
Con esta distribución, que no carece de finalidad pedagógica, también se pueden descubrir nuevas visiones de la piezas, muchas de las cuales, por están concebidas para retablos o altares, nunca se han visto por detrás, de ahí que Suárez haya destacado la emoción que produce ver al Cristo de la Santa Caridad -arrodillado y orando, ya cautivo- de espaldas y comprobar cómo muestra unas plantas de los pies lastimadas y sucias.
Con motivo de la exposición, han sido restauradas 16 piezas, entre ellas el relieve de la «Sagrada entrada de Jesús en Jerusalén», de unos tres metros de longitud y que reúne un total de 32 figuras o perfiles de una llamativa policromía.
También ha sido restaurada la talla de «San Juan Bautista» de la Hermandad de Jesús Nazareno de Écija, una imagen que se creía desaparecida y que ha sido documentada durante el proceso de investigación y documentación previo a la muestra.