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El cementerio nació en el S. XVIII alrededor de la ermita de San Roque

En la epidemia de Cólera de 1885 el Ayuntamiento costeó novena a San Roque, que da nombre a nuestro cementerio, protector ante la peste y toda clase de epidemias, co-patrón de Marchena y San Sebastián -patrón- para que librara a la población del contagio y la Hermandad Sacramental de San Juan convocó una misa la misma finalidad.

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Roque vivió en el XIV en Italia, país que recorrió curando a enfermos de peste hasta que él mismo enfermó pero cuando se retiró a un bosque a morir, brotó una fuente de la que bebió y un perro le trajo comida y pudo sanar y seguir curando a otras personas. Desde entonces su culto se extendió y se le dedicaron ermitas y fuentes.

La ermita y fuente de San Roque, el co-patrón, es la parte más antigua del cementerio ya que existe desde la época medieval. Justo al lado del yacimiento del Lavadero donde se encontraron las tumbas de los primeros cristianos.

Tumbas paleocristianas en el yacimiento del Lavadero.

PORQUE NOS ENCOMENDAMOS AL SANTO PATRÓN

La palabra Patrón viene del latín y quiere decir protector y defensor.  La costumbre de encomendarse a un santo patrón al salir de viaje viene de la antigua Roma. Imágenes de dioses protectores se colocaban en las puertas las casas y murallas  contra epidemias o plagas.

Fuente del Lavadero o de San Roque.

En Marchena se encontró un Ara en la que un liberto invoca a la diosa Salus y le pide volver con salud de un viaje. La existencia de cultos salutíferos ( a la diosa de la salud) en nuestro pueblo en la Bética romana, es un tema investigado por Maria Luisa Otomano Queraltó.

Salus, (Higia en Grecia) aún es la patrona de Roma, antes pagana y hoy cristiana: la Virgen María. Diosa de la salud y de la curación a través de las aguas. Su símbolo, la serpiente y la copa, la enfermedad y el remedio, puede verse en las farmacias.

Su equivalente masculino es Esculapio (Asclepios griego), dios de la medicina que porta la vara de la Salud, con una serpiente enrollada, símbolo mundial de la salud. Esta devoción griega llega a Roma durante una epidemia de peste.  Según varios autores Esculapio se cristianiza y se identifica con San Roque.

La existencia en Marchena de una ermita -hoy en el cementerio- y fuente de San Roque justo al lado del yacimiento romano de El Lavadero, donde aparecieron en 2015 estructuras hidráulicas como una gran cisterna romana, y otras evidencias de posible uso balneario hacen que para Maria Luisa Otomano fuera posible que «Marchena albergara en época romana lugares donde se practicaran  cultos relacionados con las curaciones por medio del agua». Además, muy cerca hay enterramientos paleocristianos.

EL CRISTO DE SAN AGUSTÍN

Cuando los agustinos llegaron a Sevilla de la mano del Rey San Fernando en 1249 trajeron consigo la devoción al Cristo de San Agustín, que por causa de las epidemias pronto se convierte en la imagen más popular de la ciudad a la que se pide el final de las epidemias.

Hasta el punto de que aún hoy el Ayuntamiento hispalense participa en cultos cada julio ante el Cristo para agradecerle que librara a la ciudad de una peste en 1649. Muchas veces este Cristo fue llevado a la catedral en rogativas por epidemias desde el convento agustino.

Pronto surge en Sevilla una primitiva hermandad del mismo nombre en el XIV -que salía el Viernes Santo a las tres de la tarde- donde estaba la alta nobleza entre ellos los Ponce de León, que además se convirtieron en patronos y protectores de la orden agustina en Sevilla y Marchena y convrtiendo San Agustín de Sevilla en su enterramiento principal hasta que el convento desaparece y las tumbas pasan a la cripta de la Anunciación.

La imagen medieval del Cristo de San Agustín fue quemada en la Guerra Civil y se conserva copia en San Roque, de Sevilla además de pinturas y esculturas en varios puntos de España.

En Marchena existe una pintura del Cristo de San Agustín en la iglesia del mismo nombre y en Ecija el Cristo de la Sangre, de la Hermandad de los Gitanos fue tallado por Gaspar del Aguila, inspirándose en el Cristo de San Agustín.