Canal Sur ha dedicado un programa de Desmontando Andalucía, emitido ayer y que ahora puede verse en la plataforma Canal Sur Más una de las partes de nuestro pasado que más fascina y repele a partes iguales, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Pero ¿es necesario explicar lo que es la Inquisición hoy en dia?.
Sí, a juicio de Sean Hauser, descendiente de la familia Marchena, bien documentada como parte de los judeo conversos, expulsados de nuestra zona en 1492 y que iniciaron un periplo que acabó en una isla del Caribe, pasando por Portugal y Amsterdam, la capital de los judíos que huían de España y Portugal en el XVII, un reducto de libertad de credo, donde Espinoza se convirtió en una luz de la razón en medio del fanatismo religioso.
Sean Hauser de Marchena, sobrino de Kenneth de Marchena, actor de teatro y escritor, con una obra en gira por Andalucia, vino de Cádiz a Marchena, buscando documentar las raíces de su familia y entender el fenómeno del cripto judaísmo, la Inquisición, los Dominicos, el papel de los Duques de Arcos, y Rodrigo Ponce de León como protector de conversos, con el objetivo de escribir una obra de teatro sobre Pedro Pablo de Marchena, mitad judío mitad mulato.
Sean Hauser visitando los monumentos de Marchena.
Su tío Kenneth de Marchena fue el primer descendiente de judeo sefarditas, en venir a Marchena, para conocer sus raíces, al pueblo de donde asegura que procede su familia y en agosto de 2018 Marchena secreta organizó el primer acto de bienvenida con conferencias, música y algo de historia local. Posteriormente se realizaron en Marchena jornadas sefarditas y encuentros de la familia Marchena, hasta que llegó la pandemia. Ahora es su sobrino el que viene para contar la historia de su antepasado Pedro Pablo Medardo de Marchena.
Kenneth de Marchena ya está preparando su próximo viaje a nuestro pueblo.
Pedro Pablo de Marchena fue encarcelado como activista y disidente por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y hoy es famoso en Holanda como pionero de la defensa de los derechos de los negros y del anticolonialismo en su isla de Curazao, desde donde, tras participar en la fundación de la primera sinagoga americana, se instaló su familia en Amsterdam, en cuya sinagoga sefardí estan enterados sus primeros ancestros, que llegaron huyendo de Sevilla y alrededores, a prinicpios del XVII.
Lo primero que le llamó la atención a Sean Hauser de Marchena, fue que los chavales que le acompañaban en el Blablacar desde Cádiz, no supieran qué era la Inquisición. Para él sus huellas son bien visibles en su árbol genealógico y en el templo de Santo Doimingo de Marchena, donde probablemente, sus antepasados tuvieron que vérserlas con la Inquisición. «Ahí estaba el enemigo» bromeó al ver el templo de Santo Domingo de Marchena, en cuyo cancel aún puede verse el escudo de la Inquisición, al igual que pasa en santo Domingo de Osuna o San Pablo de Sevilla.
«Todavía no sé como pero la cultura de la ciudad de Marchena quedará impregnada en mi obra de teatro. No será el principal tema, la historia de los judíos sefardíes, pero está muy conectada la historia de mi bisabuelo Pedro Pablo de Marchena, con esta tierra. Encuentro hermoso entender cómo la mayoría de los judíos sefarditas que escaparon de Seviolla y Marchena a Amsterdam, donde yo vivo ahora, y mi madre fue la primera de su generación en volver desde el Caribe a Amsterdam, que era una tierra de libertad en ese momento» explica Sean Hauser de Marchena.
En Sevilla, la Inquisición fue particularmente activa debido a su importancia como centro comercial y su gran población de conversos judíos y moriscos procedentes del cercano reino de Granada que aún no era cristiana. Por eso Sevilla fue la primera ciudad española en tener Inquisición e Inisidores que dirigieron el primer documento de los primeros Inquisidores a Rodrigo Ponce de León y otros grandes y ricos hombres del reino hispalnse que se sabía que acogían judíos huídos de las primeras hogueras de Sevilla amenazándolos.
El Convento de San Pablo en Sevilla fue un lugar clave para la Inquisición, como convento dominico, que se encargaron de la administración de la Inquisición en toda Europa junto con los familiares de la Inquisición civiles laicos que informaban a los religiosos de cualquier desvío doctrinal en los pueblos.
El 28 de octubre de 1703, se celebró un auto de fe en la Iglesia de Santa Ana en Triana, Sevilla, contra Diego López Duro, un comerciante de Osuna de origen portugués, fue uno de los acusados y ejecutados en este contexto por delitos de judaísmo. Su condena y ejecución ilustran la severidad con la que la Inquisición trataba los casos de judaísmo, ya que la conversión forzada de judíos y musulmanes al cristianismo en España no siempre resultaba en la integración completa y sincera de estos conversos, conocidos como «marranos» o «conversos», en la sociedad cristiana.
Su proceso de fé quedó inmortalizado en unfresco realizado por Lucas Valdés en la Iglesia de la Magdalena, primera sede de la Inquisición sevillana y convento dominico, donde aún quedan escudos de la Inquisición. Todos los conventos dominicos como los de Osuna y Marchena eran también sedes de la Inquisición por eso en sus canceles podemos ver escudos del Santo Oficio, representado por una cruz, una espada, la justicia y una rama de olivo, la Misericordia.
Desde el XVII los portugueses de Sevilla, la mayoria de ellos cripto judíos, fueron el colectivo más perseguido por la Inquisición en la ciudad de Sevilla y al mismo tiempo, el más pujante pues se establecieron en la ciudad, en torno a la calle Sierpes, llamada entonces la calle de los Portugueses. Acabaron en Marchena y provincia, huyendo de la Inquisición. Llegaron a Sevilla gracias a una legislación aprobada por el Conde Duque de Olivares, -que como buena parte de la nobleza los protegía- a cambio de importantes sumas de dinero.
De hecho la mayoría de los cripto judíos establecidos en nuestra provincia en este tiempo venían de Portugal, a donde habían huído una generación atrás sus abuelos huyendo de la Inquisición sevillana. Como ejemplo Antonio López Martos, el último rabino de Sevilla, que acabó viviendo en Marchena, ejerciendo como rabinos, en secreto como su esposa Blanca, La Rabina dogmática. Tras huir a Amsterdam, muchos de ellos acabaron quemados por la Inquisición de México.
Tal y como prueban las investigaciones de nuestra revista los cripto judíso sevillanos, que se movían también por los pueblos de la provincia, Como Utrera, Marchena y Osuna, y tenían importantes contactos comerciales con las principales ciudades europeas, especialmente con Amsterdam a donde huían a volverse judíos. Incluso cripto judíos sevillanos se reunieron con Cromwell para negociar la vuelta de los judíos a Inglaterra y fundar la sinagoga de Bevis Marks, la primera y más antigua del país, que durante siglos estuvo llena de ripto judios sevillanos huídos a Londres o Amsterdam.
La Inquisición ejerció un control riguroso y punitivo sobre los conversos en Sevilla y alrededores con frecuentes juicios y penitencias que reflejan la intensa vigilancia y persecución que estos individuos y familias enfrentaban. Las alianzas matrimoniales entre familias de conversos eran comunes como estrategia para mantener o mejorar su posición social y económica. Por ejemplo, matrimonios entre hijos de condenados y otros conversos son frecuentes, reflejando una comunidad cerrada y mutualmente dependiente.
Del otro lado, frente a la Inquisición, la gran nobleza como Rodrigo Ponce y sobre todo los Guzmanes y los futuros Duques de Osuna, quienes portegían a los judíos y confversos por motivos económicos, y a quienes Isaac Abravanel, el líder judío mas prominente, intentó sin éxito evitar la expulsión de los judíos de España en 1492 mediante apelaciones a la nobleza, incluyendo a Rodrigo Ponce de León.
La Inquisición imponía genealogías a los conversos, asignando un estigma a sus nombres y apellidos de ahi que se los cambiaran adoptando nomrbes de oficios, árboles, o ciudades de procedencia, Marchena, Osuna, Morón, Carmona. Este proceso incluía la documentación detallada de ascendencias, obligando a muchos a cambiar sus nombres para evitar la discriminación.
A pesar de las presiones de la Inquisición, Rodrigo Ponce de León proporcionó refugio a los judíos conversos y enfrentó amenazas de excomunión y otras penalidades por su apoyo a estos grupos perseguidos.
Tras la llegada de las políticas represivas de la Inquisición en Sevilla, muchos judíos y conversos buscaron escapar de las persecuciones. Marchena, siendo conocida por la relativa tolerancia de su señor, se convirtió en un destino para estos judios y conversos que huían de Sevilla.