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Una imagen viajera de Santa Teresa, de Marchena a Arcos

En 1723 Joaquin Ponce de Leon lleva desde Marchena a Arcos una lámina con la verdadera imagen de Santa Teresa de Jesús que era patrona del clero de la Parroquia de Santa Maria de Arcos desde 1714 cuando los canónigos de dicha iglesia la eligen como patrona ante ciertos disturbios. 

Además de dicha donación el Duque entregó a la mencionada Parriquia en esa ocasión una imagen de la Virgen y dos reliquias de Santa Teresa segñun documento conservado en el Archivo Historico de la Nobleza. 

La lámina era la «imagen original» de Santa Teersa, que había sido conducida por el Duque desde «su villa de Marchena para su colocación en esta dicha Iglesia en el sitio y lugar en donde fuese señalado» siendo cedida a la iglesia pero manteniendo la propiedad el Duque.

Los regalos de Joaquin y su madre Doña Guadalupe a las instituciones regiligosas de Marchena y Arcos fueron numerosas. Conocemos que al convento de monjas de la Concepción de Marchena entregó una numerosa colección de grabados incluyendo piezas de Durero, asi como el anillo de novia que usaban las Duquesas al casarse, que tenia el valor añadido de haber tenido su origen en la Virgen de Guadalupe pues pertencia al ajuar de la Virgen extremeña, donde está enterrada la madre de Joaquin. 

En Santa Isabel de Marchena la Duquesa dejó una colección de objetos traídos de Asia por frailes Jesuitas – a los que patrocinaba en su expansión y evangelización-. 

En Sevilla, se pintó en 1576  el que se considera auténtico retrato de santa Teresa. El padre Jerónimo Gracián, carmelita descalzo. aprovechando la estancia de la santa en el Cconvento del carmelo sevillano, contrató a Fray Juan de la Miseria para pintar un retrato de la santa, de medio cuerpo del que la misma santa, cuando lo vio terminado, le dijo al pintor: «¡Cuán fea y legañosa me habéis pintado, Fray Juan!».

En su libro Escolias dice: «Estando en Sevilla, impuse a la Madre una mortificación, que fue de las que más sintió, que fue mandarla retratar. Lo sintió mucho, que aún yo tuve lástima de lo que padeció, porque también el modo fue muy desabrido, que mandé con mucho rigor que obedeciese a todo lo que Fray Juan de la Miseria le mandase». 

 En ningún sitio como en Sevilla tenía el demonio más mano para tentar. Así lo cuenta en su Libro de las fundaciones. Santa Teresa visitó Sevilla entre 1575 y 1576. Durante su estancia en la ciudad, fundó el Convento de las Carmelitas Descalzas de San José, que es uno de los conventos reformados por ella y que sigue activo en la actualidad. Este convento está situado en la Calle Santa Teresa en Sevilla.

«Yo confieso que esta gente de esta tierra no es para mí y que me deseo ya ver en la de promisión, si Dios es servido. Las injusticias que se guardan en esta tierra es extraña, la poca verdad, las dobleces. Yo le digo que con razón tiene la fama que tiene . Bendito sea el Señor, que de todo saca bien».

Tumba de Santa Teresa. 

En una escena llena de luto y solemnidad, se celebró el 21 de marzo de 1729 el funeral de Joaquín Ponce de León, Duque de Arcos y Maqueda. Falleció después de haber dejado un testamento detallado ante el escribano público Pedro Suárez de Rivera donde dejaba claro que su cuerpo fuera trasladado desde la parroquia madrileña de San Ginés al convento de San José de Avila, primera funación de Santa Teresa de Jesús de quien era muy devoto. 

La ceremonia fúnebre se celebró en la capilla de Nuestra Señora de los Remedios de la iglesia de San Ginés de Madrid. El cuerpo del fallecido Duque fue enterrado debajo del altar de la Virgen de los Remedios, mientras que su corazón fue depositado en una caja de plomo, y entregado al convento de Santa Teresa de las Carmelitas de Madrid.