Antonio Torres, vivió sus últios años en Palma de Mallorca tras jubilarse de su profesión como propietario de un bar en la Plaza de Andalucía de Paradas.
Testigo de una época de críticos y aficionados flamencos que nacieron y crecieron junto a las grandes figuras del cante por lo que su testimonio y conocimiento se había convertido en toda una enciclopedia del cante.
Antonio Bascón Torres colaboró desinteresadamente durante décadas con la Radio y Televisión de Marchena -cuando tuvo se sede en la Plaza Ducal- donde tuvo el más longevo programa de flamenco de dicha emisora y donde dejó numerosos amigos. Luego cuando se creó TV Futuro en Paradas pasó a colaborar con la emisora de RTV de su pueblo donde igualmente compartió maestría y amistad con todos sus componentes, como ya hizo antes en Marchena.
Era una persona generosa, sencilla, elegante y abierta, su nivel de conocimiento era realmente enciclopédica y siempre se aprendía cosas nuevas al oírle hablar. Te gustase o no el flamenco su conversación amena y siempre interesante despertaba el amor por la cultura y por la investigación a todo el que lo escuchaba. Tenía el nivel de erudición y de sabudiría propio de alguien del pueblo, que por nacer en las escalas más bajas sabía el preciado tesoro que supone el conocimiento y el saber. Además sabía estar y relacionarse con toda clase de personas.
Uno de los críticos flamencos más conocidos, el arahalense Manuel Bohórques lo define como uno de los más grandes aficionados del flamenco
«Era además un aficionado con el que se podía hablar de todo el cante, de todos los cantaores y todas las cantaoras. Tenía sus gustos y, en este sentido, moría con los flamencos de Morón, Utrera o Lebrija, pero también admiró a Marchena o Morente. Y sabía de cante más que el que lo inventó. Su cafetería de Paradas fue como un templo de cabales, lugar de reunión para artistas y aficionados, porque Antonio era hospitalario y generoso».
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