Bartolomé Bonilla, el clérigo que se arruinó por fundar el convento de Santo Domingo
José Antonio Suárez López
Bartolomé Sánchez de Bonilla, clérigo presbítero y fundador del primer convento de Dominicos de Marchena en la Plaza de la Fuente -Plaza Alvarado- «aficionado a los religiosos de la Orden Dominica» donó 70.000 maravedíes, sus casas y unas rentas sobre el cortijo de Paterna, para esta fundación. Viviendo el fundador tomó la Orden Dominica sus bienes.
«A sus religiosos como a hijos hospedaba en su casa cuando venían a Marchena. Por acomodarlos había quedado pobre y «murió sin hacer testamento y donando al convento su hacienda que era considerable».
Los dominicos solían venir «muchas veces a Marchena por negocios del tribunal como Ministros del Santo Oficio y del Santo Tribunal de la Inquisición que tenían en el convento de San Pablo de Sevilla» según la «Historia de la Provincia de Andalucía de la Orden de Predicadores» escrita por Fray Juan Antonio de Lorea Amezcua en 1683. Alonso Díaz escribano público entregó acta de fundación el 27 de agosto de 1517.
A cambio de «decir todos los días por su alma la misa primera y por la de sus padres y ánimas del Purgatorio y todos los años en la octava de Todos los Santos le hace el convento sus honras poniendo un túmulo alto manifestando en esta memoria su agradecimiento».
El Vicario fray Domingo de Baltanás aconsejó al I Duque de Arcos Rodrigo Ponce de León, quien tenía necesidad de un heredero que no llegaba, hacer un voto a San Pedro Mártir. Si llegaba el hijo que esperaba prometió reconstruir el convento en un mejor sitio y mantener 20 religiosos.
«Hizo el Señor Duque las oraciones al Santo Mártir y acudió al duque dándole un hijo: Luis Cristóbal Ponce de León segundo duque de Arcos». El Duque firmó entonces una cédula refrendada por su secretario Hernán Ramírez de Cartagena a Primero de Mayo de 1520.
Además el Duque edificó un nuevo edificio junto a la Puerta de Morón «con la magnificencia de un rey que su iglesia claustro y oficinas es de lo mejor que tiene la provincia».
Por testamento de 5 de abril de 1530 el Duque dispone que su entierro y el de su familia y herederos en la capilla mayor de Santo Domingo de Marchena que él había edificado. Entregó 520.000 maravedís para las obras del convento y 20 cahíces de trigo de renta anual para mantener los frailes y con lo que sobrase mandó fundar y edificar el convento dominico de Rota para 12 frailes mas otros 22.500 maravedíes a cobrar después de su muerte.
Murió el Duque, y la obra del convento nuevo no se había acabado y los frailes ya habían abandonado la Plaza de la Fuente, siendo su sucesor, Luis Cristóbal un niño.
El Padre Baltanás pidió autorización a Isabel la Católica dada en Madrid a 29 de diciembre de 1535 para que don Juan de Saavedra tutor del Duque y gobernador de su estado pagarse 27.000 maravedíes y otros 48.000 maravedíes para terminar la obra.
En agradecimiento al duque fundador, los frailes prometen decir misa todos los días por su alma y la de sus sucesores y nombraron como prior del convento «a los sujetos más grandes de la Provincia Dominica para darles también gusto aquellos señores que tanto merecido lo tienen por el amor que siempre han tenido a esta casa».