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Cuando la Reina agilizó la construcción del convento de Santo Domingo de Marchena

Fray Manuel de Carrasquilla prior del convento de Santo Domingo explica en una carta al Duque Manuel Ponce de León Spinola, segundo de su nombre, el 17 de diciembre de 1743 el proceso de fundación del Convento de Santo Domingo entre 1520 y 35.

Señala Carrasquilla la cantidad que paga la casa de Arcos a fin de Diciembre de cada año al convento de Santo Domingo: «3139 reales y 26 maravedíes perpetuos,  mas 728  reales por 144 fanegas de trigo en especie mas la renta llamada de la Mota «que siempre ha percibido este convento».

El valor de los maravedíes, «en aquellos  tiempos escasísimos de moneda» (aún no disfrutaba España de los copiosos tesoros de las Indias)» explica Carrasquilla.  Un buey se compraba por 10 maravedíes y un carnero por 4.

La predilección del I Duque Rodrigo por los dominicos responde a que tenía por confesor al célebre fray Domingo de Baltanás, a quien designó como albacea. La segunda misa que se celebraba todos los días en la comunidad iba por el alma del fundador y por la de todos los miembros de la Casa de Arcos vivos y difuntos.

En este dibujo del gabinete pedagógico de Bellas Artes podemos ver como era la Marchena del S XVI, con las torres de San Juan y Santa María en construcción, y los arrabales de San Sebastián y San Miguel naciendo en torno a las puertas de la muralla y los conventos de Santo Domingo, Santa Clara y las entonces ermitas de San Sebastián y San Miguel.

EL PROBLEMA CONVERSO

Los conversos eran entonces una fuente de conflictividad.

Francisco Garcia Vicario de Marchena dirige una carta al Duque en Enero de ese año donde explica la existencia de un enterramiento de huesos «confesunos», es decir un enterramiento de judeo-conversos en el solar que fue entregado por el Duque para convento de Dominicos.

Recibida del Duque la orden de entregar la huerta a los dominicos el Vicario se queja «porque yendo allí la orden de los Predicadores a quien la Santa Inquisición fue dada lo primero que hicieran fuera desenterrar los huesos confesunos que allí están enterrados y desterrar las hisopadas de agua que viene a echar un sastre en este pago de terreno sobre las sepulturas de sus antepasados. Y pues por no perder el templo y cobranza del huerto y las limosnas, sacerdotes y gentiles y conversos han hecho promesa (…) sobre quitarme la cera».

Por otro lado el problema de los Moriscos era otra fuente de preocupación para el Arzobispo Diego de Deza, que escribe al I Duque de Arcos, Alguacil Mayor de Sevilla contándole el levantamiento de los moriscos de Sevilla en la calle de la Feria en 1521. Antes los vecinos de Marchena no dejaron de sofocar el levantamiento de los musulmanes granadinos en 1499 o la rebelión de las serranías de Ronda y Villaluenga poco después.

EL FUNDADOR: EL I DUQUE DE ARCOS, ALGUACIL MAYOR DE SEVILLA

El fundador era Rodrigo Ponce de León, I duque de Arcos que en 1520 firma un acuerdo con el provincial de la Orden Dominica Fray Domingo de Melgarejo, por el que se obliga a la fábrica y fundación del dicho convento y a dotarlo para mantener 20 frailes, sobre los bienes y posesiones heredadas del clérigo Bartolomé Sánchez Bonilla que dotó al convento con la «exorbitante» cantidad de 808 maravedíes ante Juan Ruiz escribano de Marchena en el año de 1520.

CONFLICTO SUCESORIO Y DE LEGITIMIDAD EN LA CASA DE ARCOS

Dada la ilegitimidad no sólo de su hija Francisca, sino de él mismo el Marqués de Cádiz designa a Rodrigo Ponce de León y Ponce de León su sucesor, hijo de Francisca Ponce de León (hija del marqués y de Luis Ponce de León, señor de Villagarcía y bisnieto del primer conde de Arcos, confirmado por los Reyes Católicos. De esta forma solucionaba el problema de legitimidad.  Luis Ponce de León que reclamaba el mayorazgo recibió en 1494 con el pago por parte de Beatriz Pacheco de cuatro millones de maravedís.

Además Rodrigo tuvo que hacer frente al pago de cuantiosas rentas a su primo Manuel, al que se le otorga el Conde de Bailén tras un costoso pleito de 20 años y 20.000 ducados de oro lo que pudo retrasar la construcción del convento. Beatriz Pacheco muere en 1511 y deja el gobierno en manos de Rodrigo, quien ese mismo año redacta ordenanzas de gobierno de Montepalacio y juramento de fidelidad con los regidores de Carmona.

«Que Luis Cristobal mi hijo y a sus tutores tengan por bien y en todo descarguen mi anima porque así lo hagan con él, sus hijos cuando de esta vida hubiesen de partir» explica el fundador en su testamento.  «Y que de ella se edifique dicho monasterio por el referido Testamento y codilicio hecho en Rota» por el fundador, fallecido en 1530 mandando sepultarse en dicho convento él y sus tres mujeres y «todos sus inéditos sucesores y descendientes».

Rodrigo se casó cuatro veces, la primera con Isabel, hija de Diego López Pacheco, marqués de Villena en 1500. Al morir Isabel en 1521, el duque casó con Juana Girón, hija del conde de Urueña Juan Téllez Girón. También ésta murió pronto, por lo que Rodrigo desposó a su hermana, María Girón de Archidona, madre de Luis Cristóbal. Por cuarta vez se casó con Felipa Enríquez, a la que dejó viuda.

Fray Domingo de Baltanás aconsejó al I Duque de Arcos Rodrigo Ponce de León, quien tenía necesidad de un heredero que no llegaba, hacer un voto a San Pedro Mártir. Si llegaba el hijo que esperaba prometió reconstruir el convento en un mejor sitio y mantener 20 religiosos.

«Hizo el Señor Duque las oraciones al Santo Mártir y acudió al duque dándole un hijo: Luis Cristóbal Ponce de León segundo duque de Arcos».  El Duque firmó entonces una cédula refrendada por su secretario Hernán Ramírez de Cartagena a Primero de Mayo de 1520.

El I Duque de Arcos (m. 1530) era aliado de su cuñado Pedro Girón y Velasco en la lucha que este mantuvo por heredar el ducado de Medina Sidonia. Don Rodrigo fue enterrado junto con su esposa María Girón en la iglesia de San Pedro Mártir, en Marchena, en la bóveda situada bajo el altar mayor del templo. Rodrigo era Alguacil Mayor de la ciudad de Sevilla y fundador del convento de la Virgen de la O de Rota.

El Arzobispo Fray Diego de Deza y Cristóbal Colón

DIEGO DE DEZA AMIGO DE COLON Y LA REINA CATOLICA Y SUS CARTAS AL I DUQUE DE ARCOS

Como Alguacil Mayor de Sevilla Rodrigo mantenía una relación estrecha con el Arzobispo Diego de Deza, uno de los más poderosos de su tiempo, II Inquisidor General de Castilla, tras Torquemada, teólogo dominico amigo y confesor de los Reyes Católicos cuyo escudo está en el banco del altar Mayor de la iglesia de San Juan, bajo cuyo mandato se levantó.

Amigo de Colón, que  defendió en la Universidad de Salamanca la redondez de la tierra y las tesis de Colón de que se podía llegar a América por el Oeste. Se conservan cartas entre el I Duque y Diego de Deza tratando sobre el levantamiento de los Moriscos de la calle Feria en 1521.

En una carta Diego de Deza relataba a Rodrigo Ponce de León, los sucesos del pendón verde de la calle Feria y de la villa de Bailén, que era del Estado de Arcos y el resto de problemas que había en España y Andalucia.

La Guerra de las Comunidades provocó importantes disturbios en Sevilla. Aunque Rodrigo no participó personalmente, sí lo hizo su hermano Juan de Figueroa, quien se apoderó de los reales Alcázares.

El confesor de Rodrigo, era Domingo de Baltanás, provincial de la orden dominica que terminó sus días inesperadamente recluído en un convento, condenado por la Inquisición, tras haber sido denunciado por tocamientos impuros por más de ochenta monjas, que lo acusaban de pronunciar la frase Christus Vincit Christus Regnat mientras les tocaba el sexo. 

JUAN ARIAS DE SAAVEDRA, TUTOR DEL II DUQUE

Muerto el Duque fundador, la persona encarga de levantar el convento fue Juan Arias de Saavedra, conde de Castellar, y tutor de Luis Cristóbal mientras fue menor de edad.

«Preocupado -a lo que se deja colegir- de otros negocios se olvidó de la fábrica del convento y del juro de los 230 maravedíes de renta de su dotación clamaba y reclamaba la parte del convento en la persona del Reverendo Padre Fray Domingo de Baltanás, confesor que había sido de Duque de Arcos don Rodrigo».

En 1535  aún no se habían iniciado las obras por lo que los frailes de la orden Dominica en Marchena decidieron presentar un recurso ante la Reina Isabel de Portugal, emperatriz y esposa de Carlos V.

«Informada su majestad de la justicia de esta parte y de las grandísimas causas que movieron al señor Duque a la fundación del convento de San Pedro Mártir; la reina despachó una cédula real por la cual removiendo todo impedimento, manda que el referido Don Juan Arias de Saavedra gobernador del estado de Arcos prosiga y finalice la construcción del convento de San Pedro Mártir y pague a sus religiosos el juro de 288 maravedíes de renta anual que debía para su subsistencia y manutención de sus religiosos» tal y como expone Fray Manuel de Carrasquilla en su carta de 1743.

 

RODRIGO MUERE CON ESCASEZ ECONOMICA

Rodrigo Ponce de León percibía rentas por valor de 30.000 ducados anuales, pero los continuos pleitos con los miembros de su familia, el gasto de las campañas militares, el elevado coste de la construcción del convento de Santo Domingo y el hecho de que sus bienes estaban sujetos a vínculo de mayorazgo, hizo que tuviera que pedir préstamos y vender gran cantidad de tierras, como La Monclova, o la Isla de León.

Para contrarrestar ésto fomentó la producción de azúcar en Casares, la construcción de salinas en la Isla de León y Rota, y sus explotaciones mineras en Sevilla, Córdoba y Jaén.

JUAN ARIAS DE SAAVEDRA, TUTOR DEL DUQUE II DE ARCOS

Fernando Arias de Saavedra, y Avellaneda Señor de El Viso y Castellar  (Sevilla, c. 1450 – 1496) se casa con Constanza Ponce de León, hermana de Rodrigo Ponce de Leon, Señor de Marchena. Mano derecha de su cuñado en la guerra de banderas tenía la fortaleza de Alcalá de 1471-1474.

En 1534 Rodrigo Ponce de León, I duque de Arcos, nombra tutor y gobernador de la persona y bienes de su hijo Luis Cristóbal Ponce de León a Juan Arias de Saavedra y Ponce de León (+1544) primer conde del Castellar (1539), caballero de la orden de Santiago, Alguacil mayor de Sevilla, corregidor de Granada, caballero 24 de Sevilla y alguacil del tribunal de su Inquisición. Por tradición reciben el título de Guardianes del convento de San Francisco de Marchena.

EN SANTO DOMINGO SE LEIAN PUBLICAMENTE EDICTOS DE FE

Como templo Dominico, Santo Domingo fue sede de la Inquisición, aunque aquí no sucedían muertes, que tenían lugar en Sevilla, tan solo se leían edictos y autos de fé a las puertas del templo.

En las dos primeras décadas de existencia de la Inquisición española (1480-1500) se usó el «edicto de gracia». La diferencia fundamental entre el edicto de gracia y el posterior edicto de fe era que en el primero, tras enumerar una lista de herejías, se hacía un llamamiento a los que creyeran haber incurrido en herejía para que se denunciaran a sí mismos dentro de un «período de gracia», que solía ser de treinta a cuarenta días. Los que así lo hacían eran «reconciliados» con la Iglesia sin sufrir fuertes castigos.

«Después de 1500 los edictos de gracia habían cumplido su propósito y fueron sustituidos normalmente por edictos de fe, que no tenían un período de gracia y que en su lugar invitaban a la denuncia de aquellos que eran culpables de los delitos que aparecían en una larga lista de ofensas».​ «La obligación de denunciar a todos los sospechosos de herejía se extendía a todos los fieles, bajo pena de excomunión».

Familiares de la Inquisición

La Inquisición disponía de la colaboración de los «familiares», que constituían una especie de policía, a menudo fanática, y que disfrutaba de los privilegios de un total anonimato, y la impunidad escapar a la jurisdicción de los demás tribunales. Hacían delaciones y sus nombres no podían ser conocidos.

HERNÁN RAMIREZ DE CARTAGENA

En 1520 Hernán Ramírez de Cartagena, caballero venticuatro de Sevilla firma como secretario y contador mayor del Duque de Arcos la cédula de fundación del Convento de Santo Domingo, de Marchena.

En 1523 Hernan Ramirez cobra  del ayuntamiento de Granada  cierta cantidad de dinero como tesorero del Duque de Arcos. En 1535  recibe de García de Arce, paje de Luis Cristóbal Ponce de León, las escrituras de los concejos de la Sierra de Villagarcia, desistiendo de un pleito contra el Duque.

A la muerte de Hernán, Miguel de Neve ejerce como administrador de los bienes de su hijo Fernando Ramírez de Cartagena, contra las justicias de Arcos, Marchena, Rota y Chipiona, para cobrar deudas del duque de Arcos según documento con fecha de 2 de Noviembre de 1630.

«Yo Miguel de Neve como administrador que soy de los bienes de don Fernando y Don Manuel Ramirez de Cartagena, mis cuñados, hijos y herederos de Hernán Ramírez de Cartagena y veinticuatro de esta ciudad y Luisa Fernández Colmenero, difuntos, en el pleito con los bienes del señor de Duque de Arcos» y asi lo reclama en un documento el 11 de Febrero de 1630. En 1631  el Duque de Arcos le debe  a Miguel de Neve tres censos.

El Médico del Chocolate

Bartolomé Marradón, Hermano Mayor del Cristo de San Pedro fue uno de los primeros médicos que viajó a México y Guatemala para estudiar el cacao y el chocolate y escribir libros sobre el tema siendo citado por la mayor parte de tratados europeos sobre el tema y traducido a varios idiomas.

«Diálogo del chocolate. Compuesto por Bartolomé Marradon, médico español de la villa de Marchena, impreso en Sevilla en el año 1618». Asi se llama la obra escrita por Bartolomé Marradón, hermano mayor del Cristo de San Pedro que dice que el chocolate «se estima mucho por ser muy medicinal y muy a propósito de aprender sus virtudes. Yo probé el fruto del cacao y lo he degustado pero para deciros la verdad no me place» escribió el médico marchenero en su «Diálogo del chocolate».