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Cuando los artistas flamencos se convirtieron en un modelo a seguir en Andalucía

El arte flamenco se convirtió en el modelo a seguir en el arte español del siglo XVI debido a varios factores clave. Primero, la presencia de los Habsburgo en España, originarios de los Países Bajos, trajo consigo una fuerte influencia flamenca.

Las familias reales holandesa y española se hicieron amigas. Hendrik III de Nassau fue consejero de Carlos V y se casó con Mencía de Mendoza pero Guillermo de Orange, se peleó con Felipe II, y se inició la Guerra de los Ochenta años. Desde la boda de Juana de castilla, alias La Loca, con Felipe El Hermoso, heredero de Flandes y una élite de artistas y comerciantes viajó entre ambos países dejando un legado cultural que dura hasta hoy.

Segundo, la apreciación y demanda de la nobleza y la iglesia españolas por las técnicas refinadas y el detalle meticuloso de los artistas flamencos estimuló su popularidad. Además, la apertura económica y cultural facilitó la importación de obras flamencas y la llegada de artistas de Flandes a España, donde sus técnicas innovadoras y su habilidad en el uso de la luz y el color marcaron un antes y un después en la escena artística local.

Entre los principales artistas flamencos que trabajaron en Sevilla, Osuna, y Marchena durante el siglo XVI destacan Pedro de Campaña, Roque Balduque, y Hernando de Esturnio. Estos artistas trajeron consigo el detallismo y la técnica flamenca, dejando una huella profunda en el arte religioso y civil de la época, especialmente en retablos y esculturas. Su trabajo en estas ciudades es testimonio del intercambio cultural entre Flandes y España durante el Renacimiento.

Tras la boda de Carlos V en el Alcázar de Sevilla donde el I Duque Don Rodrigo recibió a la comitiva real en  la Puerta de la Macarena el Emperador pasó por el Palacio de Marchena. Pedro de Gante, fraile franciscano y familiar de Carlos V, fundó en Texcoco un colegio para enseñar a los indios a tallar imágenes: de ahí salió el Cristo de San Pedro que aunque fue realizado en México sigue la estética flamenca imperante en su tiempo- .

En Marchena había un molino de viento traído de Flandes junto a San Miguel tal y como lo prueba la documentación encontrada por la que el Duque Luis Cristóbal Ponce de León encarga a Maese Pedro Jaus, flamenco vecino de la villa de Sanlúcar de Barrameda que vaya a Flandes y traiga un molino de viento a Marchena.

Luis Cristóbal Ponce de León  comandó una escuadra cargada de dinero y de soldados para Flandes, acompañó en su estancia allí a Felipe II, estuvo presente en la Paz de Cateau- Cambrésis (fue uno de los notables españoles que fueron designados por los franceses como garantes del pacto), fue designado como embajador español en la Corte francesa de Carlos IX cuando éste accedió al Trono tras la muerte de Enrique II, y luego, ya en España, estuvo presente en las fastuosas bodas del Rey con Isabel de Valois.

En la procesión fúnebre del Emperador Carlos V en Flandes el Señor de Marchena Luis Cristóbal aparece retratado como hombre de confianza de Felipe II gracias a los dibujos de Hieronymus Cock grabado por Lucas y Johannes van Doetecum y editado por Cristóbal Plantin en Amberes en 1559. En este grabado el Duque de Arcos aparece sujetando las ropas del Rey.

Roque Balduque destaca por sus obras en la Catedral hispalense y en iglesias como San Román y San Lorenzo. En Osuna, es notable su trabajo en la capilla del Sepulcro de la Colegiata. En Marchena, su legado incluye el retablo del sagrario de San Juan, Cristo de la Veracruz y la Virgen de Gracia de San Agustín. Balduque introdujo estilos italianos y flamencos, siendo clave en la escuela sevillana de imaginería.

Dos de los protagonistas de la ampliación del retablo metropolitano de Sevilla el entallador Bartolomé Ortega y el escultor Roque Balduque trabajan en el Sagrario de San Juan, Marchena, fechado entre 1558 y 1560. A Bartolomé Ortega se le debe la ampliación de los laterales del retablo y a Roque Balduque la Cena y las figuras de los padres de la iglesia. El dorado y estofado lo hizo Andrés Ramírez. Las esculturas de los Doctores, tanto o más que el relieve central de la Sagrada Cena.

El nazareno Jesús con la cruz a cuestas ayudado del cirineo, grupo de mediados del siglo XVI que conserva la composición y el modelado característico de las obras producidas por Roque Balduque y su entorno, aunque muy repintado, según Ravé. El altar tiene una letenda que dice «Acabo este retablo año de 1697 en tiempo de Diego de Ribadeo devoto de Iesus».

Alejo Fernández y Jorge Fernández, conocidos como los Fernández Alemán, quienes trabajaron en los altares mayores de San Juan de Marchena y la catedral de Sevilla, eran hermanos activos en Andalucía durante el primer Renacimiento. Alejo, pintor, se estableció primero en Córdoba en 1496 y luego se trasladó a Sevilla en 1508, donde su trabajo incluyó importantes encargos como el retablo mayor de la cartuja de Santa María de las Cuevas. Jorge, escultor, también trabajó en la catedral de Sevilla. La colaboración y el traslado a Sevilla de ambos hermanos subrayan su significativo impacto en el arte renacentista español​

Entre los grandes altares en los que intervino está la ampliación del de la catedral de Sevilla, San Juan Bautista de Chiclana o Santa María La Mayor la Coronada de Medina Sidonia y en Sevilla los altares de San Román, San Lorenzo, San Gil, y San Juan de la Palma. También trabajó en la capilla del Sepulcro de la Colegiata de Osuna.

Acaba de presentarse «La pintura flamenca del siglo XVI en Osuna. Arte, devoción y significado para los condes de Ureña» cuya autora es Ana Diéguez-Rodríguez, directora del Instituto Moll Centro de Investigación sobre la Pintura Flamenca de España y reconocida doctora en Historia del Arte.

En Osuna los condes de Ureña en el panorama artístico de la época, quienes, influenciados por artistas de la talla de Hernando de Esturmio o Roque Balduque presentes en Sevilla, fomentaron la llegada de artistas flamencos a Osuna. 

Este estudio identifica al autor de cuatro pinturas en el Santo Sepulcro, bautizado por Diéguez-Rodríguez como el maestro de Osuna, revelando la presencia de artistas de notable habilidad técnica y simbolismo complejo en la ciudad.

Las obras flamencas de las coleccoines ducales de Osuna han permanecido desde el siglo XVI enel mismo sitio, lo que concede unidad y permite entender la simbología y el planteamiento iconográfico que hay detrás.

La influencia española en Flandes se manifestó a través de intensos intercambios comerciales, políticos y culturales desde el siglo XVI, especialmente después de que los territorios de Flandes quedaran bajo el dominio español con la ascensión de la Casa de Habsburgo. España exportó a Flandes no solo productos sino también su arte y cultura, mientras que Flandes se convirtió en un centro neurálgico para el arte flamenco, que fue muy apreciado y coleccionado por la nobleza española, influenciando así el arte renacentista y barroco español.