En 1934 sucedió un hecho histórico para la Hermandad del Dulce Nombre. Se vió obligada a salir de Santo Domingo porque las puertas de San Sebastián habían sido tapiadas por el incendio de la capilla de la Virgen de los Desamparados.
En 1934 Hermano Mayor José Calderón Montero y su junta de oficiales tomó ésta decisión porque los pasos no podían salir por la puerta a la Plaza de San Sebastián dado que la altura de los pasos lo impedía, según informa Rafael López Fernández en su libro sobre Historia de las Hermandades de Marchena.
Tras la fundación de la hermandad en el XVI los dominicos intentaron sin éxito que el Dulce Nombre se estableciese en Santo Domingo pues así estaba estipulado por normas superiores, pero el Dulce Nombre se negó en todo momento. Los dominicos incluso le pusieron un pleito al Dulce Nombre que ganó la hermandad del Niño.
No contentos con éste resultado los dominicos volvieron a la carga fundando otra hermandad del Dulce Nombre radicada en Santo Domingo, con la imagen que aun se conserva en dicho templo y que además salía el Jueves Santo y a la misma hora, por lo que los pleitos entre las dos hermandades del Dulce Nombre fueron constantes.
La Junta rectora de la Hermandad de Jesús fue destituída en 1934 por el Obispado por organizar una corrida de toros, algo que contravenía las normas diocesanas. Lo mismo le sucedió a la Humildad pero por razones distintas.
Vuelven los pasos a las calles
Ese año volvieron las hermandades a sacar pasos a las calles de Marchena, -después del parón de dos años- según recoge el maestro Corralón en su libro, gracias a la campaña iniciada por el cofrade de la Veracruz Juan Alvarez desde El Eco de Marchena para animar a las hermandades a salir a pesar del ambiente enrarecido de las calles -de los pasquines propagandísticos y del ambiente anticlerical- y de que dos templos habían sido atacados e incendiados.
En San Sebastián ardió la capilla de los Desampardos en 1932, propiedad de La Caridad y en San Juan hubo un conato de incendio abortado a tiempo.
En 1933 sólo celebró cultos cuaresmales La Humildad. Esta hermandad que había decidido no salir en el 34 cambió de opinión tras la campaña de El Eco, a cuyo director las hermandades rindieron homenaje al final de dicha Semana Santa. También se celebraron la procesiones de Semana Santa en 1935 pero no en 1936.
El año de la guerra
El año en que estalló la guerra un artefacto explosivo casero estalló en la puerta de la casa del rector de la Soledad, Juan Aguilar Galindo, donde se guardaba la imagen de la Soledad. Así lo cuenta Rafael López Fernández y Luis Pérez Olías el hermano más antiguo de la Soledad en el último boletín de la hermandad.
Ese año no hubo cultos ni procesiones y los titulares del Cristo de San Pedro fueron trasladados de noche a la casa de Manuel López Osuna en la calle Méndez Núñez número 11, donde estuvo oculta ocho meses y hoy un azulejo recuerda éste hecho ante el rumor de que el templo sería convertido en casa del pueblo. La imagen fue trasladada por dos hermanos en una parihuela y cubierta por una manta mientras otros dos hermanos vigilaban las esquinas para no ser vistos.
Pocos días después el uno de mayo tras una manifestación de obreros de varios municipios de la comarca, éstos entraron en Santo Domingo y colocaron algunas meses y sillas en su interior e hicieron una hoguera con algunos objetos como la cruz del señor, según el relato de López Fernández.
La Virgen del Rosario y de Las Angustias fueron ocultas dentro del templo. Poco después fueron desalojados por los guardias de asalto causando desperfectos en los lienzos del presbiterio y altar mayor. Ya en la guerra el lienzo de la hornacina del Cristo de Los Cantillos de 1704 fue roto y tirado a una alcantarilla, y después recuperado y restaurado.
La hermandad de Jesús Nazareno guardó a su imagen en una caja fuerte y era velada por sus hermanos más jóvenes.