El mal estado de las cubiertas traslada los Gozos de la Inmaculada al interior de San Miguel
José Antonio Suárez López
Un cartel advierte a la entrada de San Miguel de que no se puede pasar en la nave de la derecha ante el mal estado de las cubiertas del templo que ha obligado a trasladar los Gozos de la Inmaculada desde la torre de San Miguel, hasta la nave central del templo.
Toques de tambor severos y roncos de la banda Centuria y Carmen avanzan por la plaza y nave central de San Miguel y se presentan ante la Virgen de las Lágrimas que preside el altar vestida con los colores de la Inmaculada, celeste y blanco.
Los hermanos de Jesús Nazareno leen en voz alta, tras la misa del triduo de la Inmaculada, los pasajes de las letrillas de Miguel del Cid, siglo XVII, en defensa del dogma de la Inmaculada Concepción, que dicen «Para dar luz inmortal siendo voz alba del día, sois concebida María sin pecado original».
La Hermandad de Jesús Nazareno como filial de la Hermandad del Silencio de Sevilla tiene por escrito en sus reglas la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción, que la hermandad de San Antonio Abad simboliza con un cirio y una espada, que indica que están dispuestos a defender con su sangre este dogma.
El 9 de octubre de 1617, el papa Paulo V aceptaba finalmente la proclamación de su Inmaculada Concepción defendida por los franciscanos. En Sevilla, este éxito alcanzado en Roma fue atribuido a las gestiones llevadas a cabo allí por el doctor Bernardo de Toro y el arcediano de la localidad de Carmona Mateo Vázquez de Leca.
El 19 de junio de 1616 se hizo en Sevilla el juramento de sangre y el 30 de junio de ese mismo año (1616) los sacerdotes de la Hermandad de San Pedro Ad Vincula de Marchena hicieron el voto de la concepción. En septiembre de 1616 se juró el mismo voto en San Juan de Marchena con asistencia del Duque y los caballeros de Marchena que fue recordado con la Magna Mariana de hace dos años.
«Todo el mundo en general a voces reina escogida diga que sois concebida sin pecado original» es una famosa copla compuesta por Miguel Cid, miembro también de la citada Congregación, a la que Bernardo de Toro le puso música y Mateo Vázquez de Leca pagó su impresión en una tirada de cuatro mil ejemplares.
La crónica jesuita del año 1635 dice que «La fiesta de la Puriª Concepción de Nª Sª es fiesta propia dela Casa de Arccos. Y ello es así; porque es como distintivo de esta Casa de tiempos muy antiguos. Celebran con gran solemnidad este tiernísimo misterio. Pues en aquellos Pleytos antiguos, los Señores de Arcos fueron los primeros, o delos primeros que la defendieron, y celebraron en todas las Ciudades, Villas y lugares de sus vastos estados» fiesta que ya se hacia en 1448. Desde 1525, cada miércoles en la Iglesia de Santa María de la Mota estaba instituida una misa votiva de la Concepción, asistida por todos los curas, clérigos y capellanes.
El ritual de toma de posesión y Juramento del Asistente o Alcalde de Marchena incluía una defensa del dogma de la Inmaculada que además desde tiempo del Duque de Cádiz era una de las devociones principales de Marchena acrecentada por los jesuítas de Marchena y llevada a América.
Dos regidores salían del edificio del Cabildo y cruzaban la plaza Ducal hasta llegar al extremo puesto donde estaba el Palacio del Duque. Allí recogían al Asistente y lo llevaban al Cabildo. En el Cabildo se realizaba la toma de posesión del cargo en un juramento que incluía la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción. A continuación el Asistente saliente le entregaba la vara de justicia y le dejaba su asiento.
El oratorio público de la Inmaculada Concepción de Marchena estaba ubicado en la puerta de Osuna desde 1640 cuando fue aprobado por licencia por D. Gaspar de Borja y Velasco.
La licencia fue prorrogada por Fray Pedro de Tapia en 1654 y luego por el visitador Ambrosio Ignacio Spínola y Guzmán el 25 de agosto 1675.
Estos datos aparecen en el Estudio de los Oratorios domésticos y Capillas privadas en los siglos XVII y XVIII del Arzobispado de Sevilla, de Rosalía María Vinuesa Herrera.