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El gremio de tejedores y el origen de la Hermandad de la Veracruz

Diego Núñez de Prado, fundador del convento de San Francisco en 1530 ocupaba el cargo de Alcaide de la fortaleza de Marchena y según algunas fuentes era hermanastro del Duque. El y su mujer eran terceros franciscanos laicos, donó sus propias casas y pagó las obras de convento. Francisco Rodríguez Santos funda la hermandad de Veracruz a instancia de Diego Núñez del Prado.

Los fraile se reunían desde muy antiguo diariamente para leer un capitulo de su orden, de ahí que esa reunión pasó a llamarse capítulo, y el lugar sala capitular. Los franciscanos de Andalucía se reunían en un capítulo general cada seis años y en un capítulo intermedio que tenía lugar en San Francisco de Marchena cada tres años y en ellos se decidía el gobierno de la orden, presidido por el Duque de Arcos o alguien en quien él delegase.

Los Duques de Arcos eran Patronos de la orden franciscana y de sus capítulos intermedios que se celebraban en Marchena por deseo del Duque que a cambio pagaba a la orden una cantidad de dinero cada año. En este periodo los documentos indican que los conventos de San Francisco y Capuchinos estaban estrechamente relacionados entre ellos ellos y a su vez con las hermandades de Veracruz, y desde 1820 Humildad y Terceros de la Virgen de los Dolores que pasan a Santa Clara.

EL GREMIO DE TEJEDORES Y LA HERMANDAD DE LA VERACRUZ
En Marchena el gremio de tejedores tenía su cofradía gremial. La hermandad del gremio de tejedores estaba en el convento de San Francisco tal y como indica el censo de hermandades de Marchena de 1770.

Tras el decreto de desaparición de las hermandades gremiales, la hermandad de los tejedores se une con la Veracruz y la de Vaqueros y Hortelanos con la del Cristo.

En Marchena el gremio de tejedores tenía su cofradía gremial hasta que se prohíbe por la autoridad las cofradías gremiales y se reagrupan en torno a la hermandad de la Veracruz tal y como ha estudiado Manuel Antonio Ramos.

En 1528 la Catedral de Sevilla inicia un pleito contra el concejo municipal de Marchena por el cobro del diezmo de la seda y otros productos.   En 1528 las ordenanzas de Marchena -firmadas y aprobadas por uno de los fundadores de la hermandad de la Veracruz, Diego Núñez de Prado- ya regulaban la inspección de las tenerías, curtidurías, traperos, tiendas de paño y zapateros.

En torno al comercio y venta de seda se establece una incipiente industria de la sastrería en torno a la calle de los Sastres, que tenían como principal cliente a los Duques y sus empleados.  Las curtidurías se instalaron en una fábrica junto a la Puerta del Berral, actual Casa Fábrica.  En la tenería las pieles se convertían en cuero a través de un complicado proceso, pero también se teñían otras telas.

Los tipos de tejido basados en la seda son numerosos. El Tisú era un tejido de seda con hilos de oro y plata intercalados que se usaba para la mayor parte de los estandartes de hermandades sacramentales, y el de la Veracruz.

El 31 de diciembre de 1814 había en Marchena cinco fábricas «de jerga basta» regentadas por «varios vecinos de esta villa y se componen de un telar ocupando en su trabajo tres hombres». Estas telas eran usadas para el campo, principalmente para sacos.  Estos datos aparecen reflejados en el informe del Ayuntamiento tras la marcha de los franceses el 14 de diciembre de 1814. (AMM. Actas capitulares. Legajo 22 folios 24-29).

Tras el decreto de desaparición de las hermandades gremiales, la hermandad de los tejedores se une con la Veracruz y la de Vaqueros y Hortelanos con la del Cristo.

Desde el siglo XIII al XIX los ganaderos fueron los auténticos señores de los campos castellanos y andaluces gracias a las leyes que les dio el Rey Alfonso X creando  la agrupación gremial más importantes de la Europa de la Edad Media, el  Honrado Concejo de la Mesta (1273).

En la calle de los Sastres, encontramos documentos sobre familias que eran sastre de oficio y en algunos casos también de apellido.  La fábrica de curtiduría se instaló junto a la Puerta del Berral.  En la tenería las pieles se convertían en cuero a través de un complicado proceso, pero también se teñían otras telas.

El almotacén era el cargo municipal encargado de medir telas, pesos y granos que podía imponer multas e incluso mandar azotar a los culpables en la Plaza Ducal o Plaza Nueva. Controlaba la limpieza de telas en las fuentes.  Las ordenanzas de 1528 dicen que «cualquiera que truxiere a vender paños o lienzos o xergas y sayales, que no lo mida con otra vara sino con la del almotacén».

Acabada la Guerra de Granada, las dehesas comienzan a ararse y los Reyes Católicos ven la necesidad de establecer por ley los lugares de paso de ganado. Nace así la red de cordeles, cañadas y veredas reales.

En el número uno de la Puerta de Osuna o Molinete vivía Pedro Falcón, criador de ganado de lana, y su mujer con seis hijos. En la Calle Carreras vivía Pedro García criador de ganado de lana, y Antonio González tratante de ganado de lana, de sesenta años.

Las leyes además protegían a los pastores y miembros de La Mesta y de ello encontramos muchos pleitos relacionados con Marchena.

También vivían en esta calle tres portugueses tenderos, y solteros Manuel de Silva de cincuenta años, Manuel de veinticuatro, y Miguel de la misma edad, Pedro Ramos oficial del gremio de la Lana, de cuarenta años y ausente, con su mujer y tres hijas.

En la calle Jamalla vivía Juan de Alcaser  criador de ganado de lana de cuarenta años, Antonio Alvarez criador de ganado de lana de sesenta años, Jose Martin guarda de ganado de treinta años y Antonio de Alcalá, oficial de la lana de sesenta años.

En 1606 Juan de Rebolledo procurador del Concejo de la Mesta  denunció a varios vecinos  por hacer una dehesa cerrada en el cortijo de la Platosa Alta y Palmosa, Camino de Paradas termino de Marchena en una zona de pastos comunes sin permitir que entraran ganados del Concejo de la Mesta «y si alguno lo hiciese los corrían». Sucede lo mismo con muchos otros cortijos.

En la calle San Francisco vivía Juan Martín romana oficial de Sastre, Antonio de Cabrera, tejedor de jerga de sesenta años. En la plaza de la Cárcel vivía Pedro de Vilchez oficial de telar de lana «pobre ausente». En la calle doctor Diego Sánchez vivía Juan García comerciante de ganado de lana, de ochenta años y Francisco García Conejo oficial de la lana de cuarenta y seis años.

En la calle Alcalde Juan Lebrón vivía el oficial de zurrador de veintiséis años Juan Mayorga. Los zurradores se encargaban de limpiar las pieles y quitarles el pelo.

Francisco Osorio oficial de Sastre de setenta y seis años vivía en la calle Boteros, cerca de Francisco de Buendía oficial de Zurrador.

En la calle «Torrecillas» vivía Juan de Flores, tejedor de jerga de 24 años y su mujer María de Pradas su mujer de veinte años. Tenían tres hijos el más pequeño , Arcadio de dos meses.

En la calle Santa Clara vivía Francisco de Ojeda, tejedor de jerga, de treinta años y José Sánchez guarda de ganado de lana, Bartolomé Fernández guarda de ganado de lana. En la calle Orgaz vivía Alonso de Vega oficial de la lana y Francisco de Torres, oficial de sastre.