La Universidad de Granada ha lanzado recientemente una monografía exhaustiva sobre Pedro de Mena, el célebre escultor barroco andaluz del siglo XVII, conocida como Pedro de Mena (1628-1688): Un singular escultor andaluz del Barroco español. Esta obra, escrita por Lázaro Gila Medina y Juan Antonio Sánchez López, ambos reconocidos especialistas en arte barroco, es parte de la Colección Arte y Arqueología de la Editorial UGR. La publicación aborda la vida, el contexto artístico y las técnicas del escultor, cuya obra se caracteriza por un realismo conmovedor y una profunda espiritualidad.
La monografía está ricamente ilustrada y realiza un análisis crítico actualizado, con descubrimientos recientes y aportaciones académicas que subrayan la relevancia de Pedro de Mena en el arte español. Este estudio se ha convertido en una referencia imprescindible para conocer a fondo su legado tanto en Granada como en Málaga, los dos principales escenarios de su actividad artística.
En esta obra, los autores rinden homenaje a Pedro de Mena y Medrano, un artista único que dejó una huella imborrable en la escultura barroca española. Su realismo, combinado con una conmoción emocional y un profundo sentido de la espiritualidad, abrió las puertas a un nuevo estilo cuyo legado perdura hasta hoy.
A través de un riguroso análisis académico y un lenguaje preciso, Gila Medina y Sánchez López abordan una amplia variedad de temas, desde el contexto artístico que influyó en la vida de Mena hasta su biografía, sus obras y su maestría técnica. La publicación incluye una rica selección de imágenes que sumergen al lector en el universo artístico de este escultor granadino-malagueño.
Este volumen se presenta como una obra de referencia ineludible para entender la vida, obra e imagen de un artista genial e irrepetible.
La Inmaculada que Pedro de Mensa hizo para Santa María de Marchena por encargo del Duque de Arcos se considera su última obra y hoy está en la iglesia de San Juan.
Nacido en Granada, desarrolló su actividad artística en la ciudad de Málaga durante los últimos treinta años de su vida. Aprendió a partir de los 10 u 11 años las técnicas de la escultura en el taller de su padre, Alonso de Mena y Escalante, otro famoso escultor. En este taller coincidió con el sevillano Pedro Roldán y el lorquino Juan Pérez Crespo, además de su hermano Alonso de Mena. A la muerte de su padre en 1646, quedaron ambos hermanos en el taller, que era el más importante de Andalucía oriental en la primera mitad del siglo XVII.
El año de 1652 Alonso Cano se establece en Granada para trabajar en la Catedral y elige como colaborador a Mena, que cambia de estilo y luego huyendo de la presión del maestro se traslada a Málaga con 30 años para tallar el coro de la Catedral de Málaga, 1658-1660.
Cuando terminó el coro malagueño, viajó a la corte y la Catedral de Toledo le nombró escultor mayor, volvió a Málaga y trajo consigo el encargo de los jesuitas de Madrid de una Magdalena Penitente, obras clave firmada como «Granatensis Malacae» («Granadino en Málaga»).
Con 50 años contrae la peste y se salva milagrosamente, pero no deja de trabajar, dibuja especialmente Ecce Homos e Inmaculadas que so obra de taller mientras que el maestro daba los toques maestros en cara y manos.
LA INMACULADA DE MARCHENA