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Nicolás Tadeo, el marchenero que fue testigo de la independencia de América

Nicolás Tadeo (1755-1839)  nació en Marchena en 1755, hijo de Melchor Romero Gómez y María Alvarez, nieto de Ignacio Alvarez contador en México y administrador de una compañía de comercio que en 1753 recibe la herencia del capitán y comerciante marchenero Juan Pérez González.

Juan Pérez González, natural de Marchena, era hijo de Francisco Pérez y de María González, murió en la ciudad de Santo Domingo.

Nicolás Tadeo fue testigo de primera fila de la independencia de América como criado del último Arzobispo español de Lima, el carmonense Bartolomé de las Heras que le abrió las puertas de la alta sociedad.

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Antes recibió el apoyo de su tío Tomás Alvarez Acevedo, mano derecha del gran Ministro de Carlos III José de Gálvez que lo hizo fiscal de la audiencia de Lima, regente de Chile y miembro del Consejo de Indias.

Pronto Nicolás Tadeo salió de Marchena para estudiar en el colegio Santa María de Jesús, graduándose como licenciado en Filosofía y Teología en la Universidad de Sevilla y se embarca como contable rumbo a Perú en 1785 con una compañía de comercio de Cádiz.

Catedral de Santiago de Chile. 

Tras siete meses de viaje por la ruta del Cabo de Hornos recién abierta, se instala en 1785 en Santiago de Chile, donde comienza a trabajar para la compañía de Comercio de la familia Villota.  De 1789 a 1822 vive en Perú, pasando de las minas de Pasco, a Cuzco y Lima. Las familias Salazar y Carrillo lo esperaban en Callao, recomendado por su tío Tomás Alvarez.

A Lima llegó en Semana Santa participando en sus desfiles procesionales y admirándose de la riqueza de la ciudad que le enseñó su pariente Andrés Salazar , sobre todo de la plata abundante por doquier como en las andas de plaza maciza de la patrona de la ciudad la Virgen del Rosario.

Virgen del Rosario de Lima.

En 1790 Nicolás Tadeo pasa a trabajar como agente comercial en las minas de plata de Pasco, las principales del país sustituyendo a Potosí. Allí hizo dos amigos de por vida, ambos clérigos y propietarios de minas José de Silva y Nicolás de Arrieta.

Catedral de Lima

Nicolás Tadeo acudió a la ceremonia de nombramiento de José de Silva como nuevo canónigo de la Catedral de Lima y a menudo acudía a su casa para enseñarle latín, que el marchenero había aprendido en la Universidad de Sevilla. Un conocimiento escaso en aquel tiempo, que llegó a oídos del Arzobispo de Lima quien tras entrevistarse con Nicolás Tadeo le propone ordenarlo sacerdote y profesor de Latín del seminario limense, algo que sucedió en el plazo de un mes dando su primera misa en el convento de la Concepción.

El arzobispo Las Heras estuvo presente en la ceremonia de la Proclamación de la Independencia del Perú, por el General José de San Martín. Óleo de Juan Lepiani.

En este momento 1793 uno de los miembros de la poderosa familia Salazar, Fernando, -quien lo conocía desde sus tiempos de Cádiz- lo acusa ante la Inquisición de haberse ordenado sacerdote estando casado y viviendo su mujer en España. Efectivamente Nicolás Tadeo informa a la Inquisición que se había casado en Sevilla con Josefa de Saa, pero que su casamiento había sido anulado, pese a lo cual el matrimonio tuvo tres hijos.

Estos problemas lo obligan a irse de Lima a Cuzco reclamado por el Arzobispo Bartolomé de las Heras que en 1804 es nombrado arzobispo de Lima y con él vuelve de nuevo a la capital donde ayudó con sus propios fondos al ejército monárquico o realista anti independentista.

Tras declarar la independencia el 28 de julio de 1821 en Lima, San Martín se quedó en el país bajo el título de protector, es decir, como gobernante civil y líder militar del Perú.

José de San Martín. 

Así lo afirma en un escrito Manuel Goyeneche teniente general de los Reales Ejércitos y gentilhombre de cámara de Su Majestad que escribe en un documento «llegando la época fatal de que el traidor rebelde José de San Martín hubiese decretado el juramento de independencia de España, no consintió Nicolás Tadeo, en tal ruindad ser ingrato a su rey y país salió desterrado al pueblo de Chancay a 6 leguas de Lima dónde se embarco en una fragata angloamericana acompañando al arzobispo Heras pasando incalculables trabajos por asistir hoy a acompañarlo hasta Madrid».

El Marchenero Nicolás Tadeo murió como sacerdote de la Catedral de Córdoba donde escribió sus memorias.

Nicolás Tadeo escribió sus aventuras en unos folios que el historiador cordobés experto en América, Antonio García Abasolo encontró en el archivo de la Catedral de Córdoba.  Con estas notas ha escrito un libro centrado en la figura del marchenero y publicado por la Universidad de Córdoba.