En Al Andalus «donde había música, había poesia, de hecho Almutamid era un rey poeta» recuerda el marchenero Pablo Montes guitarrista clásico y recién graduado en Historia de la Música, por la Universidad de Granada.
«Los gitanos adaptaban su música al entorno y país donde estaban, de hecho la música gitana suena distinta en distintos países y cuando los gitanos llegaron a España se encontraron con una gran riqueza musical» señala Pablo Montes.
El fandango existía antes del flamenco según el Diccionario de Autoridades de 1735. Pablo Montes señala que la fiesta del fandango o fiesta del candil «surge del mestizaje del folclore andaluz con el de América». Igualmente la Zambra es un baile morisco que luego se adapta al flamenco.
La música andalusí se eliminó de España durante siglos, aunque se conservó en el Magreb. «De hecho se eliminó hasta tal punto de que el laúd estaba mal visto por ser instrumento árabe y por eso la vihuela se convierte en el instrumento principal y de ahí evoluciona la guitarra».
A partir del siglo XVII los moriscos son expulsados y desaparece su cultura como los romances. «En 1820 Bartolomé José Gallardo, encarcelado, escuchó a Pepe Sánchez y Curro El Moreno gitanos de Marchena cantando El Romance de Gerineldo y La Condesita, romances propios de la tradición oral de los moriscos, según se recoge en la obra «El Romancero de la provincia de Sevilla» dirigido por Pedro M. Piñero Ramírez.
LA MUSICA DE AL ANDALUS
Las grandes divulgadoras musicales de Al Andalus eran las Qiyän, (esclavas cantoras) prisioneras de guerra entrenadas para complacer a los hombres, en lo físico, e instruidas en ciencias y artes, que aprendían a cantar y recitar poemas. «La belleza en Al Andalus se entiende como algo interior y exterior y ellas sirvieron como educadoras en el mundo intelectual» explica Pablo Montes.
En Marchena destacó como gran mestra del sufismo Shams Um Al Fuqara, también conocida como Fátima de Marchena, mencionada por Ibn Arabi como una de sus grandes influencias. «La música sufí era una herramienta para curar a la gente, no un divertimento. De hecho Ibn Arabi explica que dependiendo del maqam, (escala o rango melódico que se usara) podían curar unos dolores de cabeza, de estómago, etc». No usaban la música como divertimento porque «alejaba de lo divino».
«Pienso que en Marchena en tiempos de Al Andalus, tras una larga mañana trabajando en el campo, los andalusíes se iban a los manantiales a recitar poesía, cantar y pasar la siesta» ya que existe constancia escrita de que en este periodo el placer de la música era relacionado con el placer del agua.
Ziryab «el mirlo negro» trajo de Damasco a Al Andalus las nubas, propias del norte de Marruecos y otros elementos musciales. «Abrió en Cordoba la primera escuela de música de occidente en Córdoba, además de revolucionar los gustos de la corte cordobesa».