JOSE ANTONIO SUAREZ LOPEZ. DIRECTOR REVISTA SABER MAS ANDALUCIA
Rodrigo Ponce de León, Marqués de Cádiz, conocido por su papel de estratega militar de los Reyes Católicos en la guerra de Granada tuvo una destacada relación con la comunidad judía revelando un capítulo fascinante, de los judíos sefarditas, aportando más luz sobre el papel de la nobleza en el contexto de la España del siglo XV.
El Marqués de Cádiz, figura clave en la Guerra de Granada, vivió en una época donde cristianos, musulmanes y judíos coexistían en una frágil armonía. Su vida y decisiones se entrelazaron con las de la comunidad judía, reflejando la complejidad de las relaciones interreligiosas de su tiempo.
LA EXPULSIÓN
«Escuchad ¡oh Cielos!, y sea permitido que se me escuche, Rey y Reina de España. Isaac Abravanel se dirige a vos; yo y mi familia somos descendientes directos del Rey David, verdadera sangre real; la misma del Mesías corre por mis venas. Es mi herencia, y yo lo proclamo en nombre del rey de Israel. En nombre de mi pueblo, el pueblo de Israel, los escogidos por Dios, declaro que son inocentes y sin culpa de todos los crímenes declarados en este abominable edicto» escribió Isaac Abravanel uno de los lideres judíos de España al conocer el edicto de expulsión.
Edicto de expulsión de los judios de España.
«Vuestras Mercedes verán que la nación se transformará en una nación de conquistadores que buscan oro y riquezas, viven por la espada y reinan y al mismo tiempo os convertiréis en una nación de iletrados, (…) En el curso del tiempo el nombre tan admirado de España se convertirá en un susurro ente las naciones. España, que siempre ha sido pobre e ignorante, España, la nación que mostró tanta promesa y que ha completado tan poco. Y entonces, algún día, España se preguntará a sí misma: ¿que ha sido de nosotros? ¿Por qué somos el hazmerreír entre las naciones?».
Isabel La Catolica.
El vínculo entre el Marqués de Cádiz e Isaac Abravanel, un destacado pensador y financiero judío, es particularmente revelador. Abravanel, enfrentando la desoladora perspectiva del Edicto de Expulsión, buscó la intervención de Señor de Marchena entre otros para abogar por la causa judía. Esta relación, aunque brevemente documentada, sugiere un grado de respeto y colaboración que desafía las narrativas convencionales de la época. El poderoso judío apeló a sus amigos: Seneor, el Cardenal Mendoza, el marqués de Cádiz, yel duque de Medinaceli.
Publicado en Granada el 30 de marzo de 1492 el Edicto de Expulsión general de los judíos, firmado por los Reyes Católicos los más poderosos judíos de la corte, como Isaac Abravanel dejaron oír sus ruegos ante los Monarcas y su entorno poderoso entre los que estuvo el Marqués de Cádiz.
Además de ser un erudito, Abravanel tuvo una carrera exitosa en el ámbito financiero y político. Sirvió en altos cargos en las cortes de Portugal, España y, más tarde, Nápoles. Fue conocido por su habilidad en asuntos financieros y diplomáticos, sirviendo como asesor y financiero de reyes.
ABRAVANEL PIDIÓ AYUDA AL MARQUÉS DE CÁDIZ
Entre las puertas que llamó Abravanel pidiendo ayuda estaban Seneor, el Cardenal Mendoza, el marqués de Cádiz, el duque de Medinaceli tal y como el mismo dejó por escrito en su obra «Comentario a Reyes».
“Pedí a mis buenos amigos entre los que ven al Rey que intercedieran ante él a favor de mi pueblo, y algunos grandes se reunieron y decidieron dirigirse al rey con firmeza y determinación, urgiéndole a retirar los hostiles decretos y abandonar su plan de destruir a los judíos”—, pero todo fue inútil. «El rey “cerró sus oídos semejante a una cobra muda, y no quiso cambiar de actitud por ninguna razón y la reina está a su lado para fortalecer su perverso pensamiento, persuadiéndole a llevar a cabo su obra de principio a fin”,
Abravanel no quiso bautizarse por lo que fue expulsado, y perdió gran parte de su fortuna aunque se le permitió sacar 2.000 ducados de oro y otras pertenencias, pese a que el decreto de expulsión impedía la salida de oro, plata y moneda amonedada, embarcando en el puerto de Valencia el último día del mes de julio. Se trasladó primero a Nápoles y luego a Corfú y finalmente a Venecia, donde pasó sus últimos años.
Otros líderes judíos de la época como Abraham Seneor, de 80 años, el Rab y el Juez Mayor de las aljamas de Castilla, el arrendador real, el poderoso judío de la confianza de la reina Isabel se bautizó en el monasterio de Guadalupe el 15 de junio de aquel año, ante los Reyes Católicos, tomando desde entonces el nombre de Fernán Pérez Coronel. Abraham Seneor / Ferrán Pérez Coronel muere en 1493, al poco tiempo de su conversión.
EL ESCANDALO DE DIEGO DE MARCHENA: LA RAIZ DE LA EXPULSION
Este hecho es significativo ya que los expertos creen que en la decisión de los Reyes Católicos para expulsar a los judíos influyó el caso del marchenero Fray Diego de Marchena quemado en Guadalupe en 1485 por judaizar abiertamente dentro de la iglesia católica.
Durante años Juana, hermana de Rodrigo Ponce de León, y esposa del señor de Teba medió sin conseguirlo ante Juan de Guzmán, el famoso corregidor de Fuenteobejuna, que se negaba a liberar a la familia de Diego de Marchena, apresados en Teba cuando huían de la Marchena que era corte y Palacio de los Ponce a la Málaga musulmane para seguir viviendo como judíos tras las violentas revueltas antijudias de Córdiba de 1473.
Castillo de Teba.
JUANA PONCE DE LEON, MEDIA ANTE LA FAMILIA DE DIEGO DE MARCHENA
En 1461 Juana Ponce de León trató de que la familia de Diego de Marchena, sus padres Luis González de Molina y su madre Marina González ambos judeo-conversos nacidos en Marchena, sus hermanas y sus cuñados, se confesasen o tomase los sacramentos, pero no lo consiguió; rechanzado convertirse al cristianismo y quedando cautivos por diez años, muriendo en prisión su padre y hermana.
Fray Diego manda cartas en 1481 pidiendo ayuda a los notables del reino y a su propia familia, veinte parientes de Carmona, también judíos. La carta llegó a manos de los inquisidores de Sevilla, Fr. Juan de San Martín y Fr. Miguel de Morillo, que van Carmona a investigar, y la familia de Diego tiene que huir a Portugal para salvar la vida. Estos dos primeros Inquisidores de Sevilla pdiieron el mismo año a Rodrigo Ponce de León que dejara de acoger judios y conversos en sus tierras.
DIEZ AÑOS DE CAUTIVERIO
Ese mismo año los conversos de Sevilla estaban huyendo de la ciudad ante la llegada de los primeros Inquisidores. Fray Diego de Marchena era un fraile de San Jerónimo de Sevilla.
Tras diez años de cautiverio rescató a la parte de su familia, que aún no había muerto y los llevó al monasterio de Guadalupe, enterrando a su padre en el cementeriode los frailes, lo que causó tal escándalo en el monasterio que dio origen a la primera gran causa contra los conversos en Guadalupe.
Los herejes de Guadalupe pagaron multas que ascendieron a 50.000 pesetas -2,7 millones de maravedíes- con las que se construyó la hospedería para la visita de los Reyes Católicos. La obra fue comenzada en 1487 por el maestro Juan Guas, quien también trabajó para los Ponce de León en Marchena añadiendo los salvajes a la Puerta de Marchena y terminada en 1492.
EL PROBLEMA DEL CLERO CONVERSO
Tras la expulsión, y la incesante actividad inquisitorial el problema del clero converso, se acentuaría en el siglo XVI y XVII con nuevas oleadas de conversos que procedentes de Portugal se vuelven a instalar en Castilla.
EL CASO DEL CURA DE SAN MIGUEL DE MARCHENA
La guerra a muerte entre el sacerdote Francisco García en 1525 y los demás miembros del clero local entre acusaciones mutuas de judaísmo ante la llegada de los dominicos, en relación a la iglesia, entonces ermita de San Miguel donde vivía muestra a las claras cual era elambiente que la cuestión judía provocaba en el seno de la iglesia. garcia acusava a sus colegas de judaismo y se presentaba a si mismo como martillo de herejes.
¡Ojalá viniesen pronto a Marchena los frailes predicadores!, observó irónicamente García al comentar ese ofrecimiento al duque, pues con su llegada se establecería el tribunal del Santo Oficio, empezarían a arder los huesos de los conversos enterrados en el cementerio (cristiano, por supuesto) y colgarían en la iglesia los sambenitos de los penitenciados.
Con gran dolor me quexo a Dios d’estos que tan mal me quieren sin tener razón para ello. Querría que paresçiéssemos delante V. S. y dixessen la quexa que tienen de mí y por qué me quieren tan mal, pues que yo les quiero bien. ¡Pluguiera a Dios que los frayres açeptaran su Ruego! Que pudiera ser que algún tiempo vieran en esta yglesia colgados los pellejos de las zorras sus parientes, que demoliuntur vineas[4], porque, yendo allí la Orden de los predicadores, a quien la Sancta Inquisiçión fue dada, lo primero que hizieran fuera desenterrar los huessos confesunos que allí están enterrados y desterrar las hisopadas de agua que viene a echar vn sastre en este pago de tierra virgen sobre las sepulturas de sus antepassados.
EL CASO DE FRAY LUIS DE LEÓN
El 14 de julio de 1573 declara contra el poeta agustino Fray Luis Ponce de León Valera, ante la Inquisición el padre Agustín de León de 32 años natural de Marchena, Sevilla, abad de San Saturnino de Medina del Campo, profesor del monasterio de la Retuerta, maestro de arte y Teología.
El escritor converso Fray Luis de Leon se llamaba Fray Luis Ponce de León Valera, era de Belmonte, hijo de Inés Varela y Lope Ponce de León, letrado de Corte, ambas ramas de conversos y la mayor parte de su vida vivieron entre Granada y Sevilla, sobrino de Francisco Ponce de Leon catedrático en Salamanca. La pedanía granadina de Puerto Lope que fue propiedad de la familia Ponce de León fue comprada por Lope de León, padre del poeta para fundar su propio mayorazgo, en 1559.
La familia del poeta sirvió en Belmonte a Juan Pacheco Marqués de Villena, y su hermano el Conde de Ureña Juan Tellez Girón, que funda la casa de los futuros Duques de Osuna.
Miguel hermano de fray Luis, fue concejal en Granada y procurador de la ciudad en las Cortes de Castilla de 1563 y en las de Córdoba en 1570. Su hermano Cristóbal, fue procurador de Granada en las mismas Cortes De Córdoba.
Agustin de León, fraile de Marchena relató ante la Inquisición que tres años antes siendo estudiante de Salamanca esperó a Fray Luis de León a la salida de su aula y una vez estuvieron solos le preguntó al poeta si era verdad que la Vulgata contiene muchos pasajes mal traducidos. Luis respondió que sí y que no es una opinión totalmente contraria a la doctrina del Concilio de Trento.
Fray Luis de León contravino las normas de la iglesia atreviéndose a traducir la biblia directamente del hebreo, siguiendo la enseñanza de la escuela humanista de Salamanca y Alcalá de Henares por lo que pasó cinco años en la cárcel antes de ser declarado inocente.
Los Inquisidores de Granada escribieron «La prisión de Fray Luis de León, que se hizo en Salamanca por el Santo Officio de Valladolid, ouiese sido por apartarse de la interpretación de la edición Vulgata aprouada por el Concilio de Trento y por seguir interpretaciones de Rabinos que judayzan.
LA CONJURA DE SEVILLA
Los cargos póblicos y la riqueza de los Ponce de León, segunda mayor fortuna de Sevilla, tras los Guzmán, les hizo ser protagonistas de los más importantes hechos de su tiempo, y si Pedro Ponce de León Señor de Marchena, que funda Paradas, repuebla Chipiona y compra Los Palacios era Alguacil Mayor de la ciudad durante el pogrom de 1390, en un contexto de epidemias de peste y luchas nobiliarias sevillanas en la que los conversos serían protegidos de forma preferente por los Guzmán. Ferrán Martínez, Arcediano de Ecija que lanzó a las masas a destruir juderías de media España, ocupó el cargo de albacea testamenterio del Señor de Marchena en su lecho de muerte.
Los conversos volvieron a pedir protección a las dos mayores casas nobiliarias de la ciudad Ponces y Guzmanes tras la llegada de la Inquisición a Sevilla en 1480, que acusa a una serie de miembros conversos del Cabildo municipal de conjurarse contra la Inquisición.
La relación entre los miembros de la conjura de Sevilla en 1480 y los Ponce de León, Duques de Arcos, se menciona en el documento «Sevilla 1480: ¿una conjura conversa contra la Inquisición?» de Isabel Montes Romero-Camacho. Pedro Fernández Benadeva, uno de los conjurados, que fue elprimero en arder tenía relaciones familiares con diversas ramas de las dos grandes familias de la alta nobleza sevillana, los Guzmanes y los Ponce de León y su familia huyó a Marchena. Otro de los conjurados el veinticuatro Pedro de Jaén, 1471. estuvo casado con doña Inés Ponce de León, hija de Pedro de Pineda, otra de las familias que controlaban Sevilla para los Ponce.