La Cuaresma no solo se manifiesta en procesiones y cultos; también se siente en la cocina. En Andalucía, y particularmente en la provincia de Sevilla, la gastronomía cuaresmal es rica y creativa, resultado de adaptar los platos a la abstinencia de carne que prescribe la tradición católica en este periodo
De esta manera, ingredientes como el bacalao (pescado en salazón), las legumbres, verduras de temporada y dulces con raíces árabes cobran protagonismo en las mesas. En la campiña sevillana, cada municipio aporta sus especialidades, pero hay sabores comunes que se repiten de pueblo en pueblo, llenando de aroma las cocinas durante estas fechas.
Platos típicos de Cuaresma en la Campiña Sevillana:
Potaje de Vigilia (garbanzos con bacalao): Un guiso emblemático de la Cuaresma en toda España. Combina garbanzos, bacalao desalado y espinacas o acelgas, condimentado con ajo, cebolla, pimentón y laurel. Es un plato sin carne pero muy nutritivo, tradicional de los viernes de vigilia. Cada zona tiene su toque; en Carmona y Marchena suelen añadir espinacas frescas de la huerta, resultando en un potaje sabroso que reúne a la familia tras los cultos del viernes santo. No hay Cuaresma sevillana sin este potaje en algún momento
.Es un plato humilde, de raíces árabes, que ha perdurado siglos por ser ideal para reemplazar guisos de carne.
Bacalao en sus variedades: El bacalao es el rey de la Cuaresma sevillana
Alcachofas y otras verduras de temporada: La primavera trae magníficas verduras, y las cocinas de cuaresma las aprovechan. Las alcachofas de la Vega sevillana, consideradas de las mejores (Cantillana es un referente) se emplean en revueltos, potajes y guisos con guisantes o habas. Su carne vegetal sustituye a la perfección a la proteína animal, por lo que se las llama “la carne de la huerta”. Guisos de habas con huevo (plato sencillo con habas frescas estofadas y huevo escalfado), tagarninas esparragadas (planta silvestre parecida al cardo, cocinada con pan, ajo, pimentón y vinagre) y espárragos trigueros en revuelto son preparaciones muy presentes en los pueblos de la campiña durante marzo y abril, aprovechando lo que el campo ofrece.
Dulces de Cuaresma y Semana Santa: Si hay algo que endulza la espera de la Pascua, son los postres tradicionales. La torrija es la reina indiscutible: rebanadas de pan duro remojadas en leche (o vino) con canela, rebozadas en huevo, fritas y bañadas en miel o azúcar.