La Cuaresma nos tare la gastronomía cuaresmal, rica y creativa, como resultado de adaptar los platos a la abstinencia de carne que prescribe la tradición católica en este periodo De esta manera, ingredientes como el bacalao (pescado en salazón), las legumbres, verduras de temporada y dulces que cobran protagonismo en las mesas.
El potaje de Vigilia (garbanzos con bacalao) combina garbanzos, bacalao desalado y espinacas o acelgas, condimentado con ajo, cebolla, pimentón y laurel, tradicional de los viernes de vigilia. En Carmona y Marchena suelen añadir espinacas frescas de la huerta.
El bacalao: Rey de la Cuaresma
Alcachofas y verduras
La primavera trae magníficas verduras. Las alcachofas de la Vega, (Cantillana es un referente) se emplean en revueltos, potajes y guisos con guisantes o habas. Su carne vegetal sustituye a la perfección a la proteína animal, por lo que se las llama “la carne de la huerta”.
Guisos de habas con huevo (plato sencillo con habas frescas estofadas y huevo escalfado), tagarninas esparragadas (planta silvestre parecida al cardo, cocinada con pan, ajo, pimentón y vinagre) y espárragos trigueros en revuelto son preparaciones muy presentes en los pueblos de la campiña durante marzo y abril, aprovechando lo que el campo ofrece.
Dulces de Cuaresma
La torrija es la reina indiscutible: rebanadas de pan duro remojadas en leche (o vino) con canela, rebozadas en huevo, fritas y bañadas en miel o azúcar.