INVESTIGACIÓN Un cajón secreto revela durante el proceso de restauración de un mueble de barco del siglo XVIII que perteneció al militar Agustín de Idiáquez y Borja, militar español perteneciente a una familia de Navarra. Nació el 25 de octubre de 1755 en Estella comenzó y acabó su carrera como guardamarina en Cádiz aqui fue capitan general de la flota de Indias siendo el IV duque de Granada de Ega. Navegó por el norte de Africa, y toda América.
UN MUEBLE QUE REVELÓ LA HISTORIA DE UN HOMBRE EN UNA EPOCA CLAVE
El mueble, adquirido por un anticuario de Sanlúcar de Barrameda de una anciana de Cádiz, contenía entre sus ocultos compartimentos fragmentos de un sello de lacre y un trozo de papel que, tras una meticulosa investigación, se han atribuido a Agustín Antonio de Idiáquez y Borja, un insigne marino español.
El escritorio, completamente original y restaurado, fue manufacturado en madera de caoba cubana y posee un grabado del pequeño escudo en relieve de Carlos III/IV. Las pistas halladas en su interior, entre ellas una pequeña placa de latón doblada con el nombre “A Idiáquez y Borja” y la fecha de 1719 inscrita a lápiz en su estructura, han sido decisivas para asociar el escritorio con este destacado personaje de la historia naval española.
El descubrimiento de varios objetos ocultos en compartimentos secretos del escritorio, incluyendo un sello de lacre y un papel con inscripciones, ha permitido vincular el mueble a Idiáquez y Borja, destacándose no sólo por su valor histórico sino también por el misterio que rodea los documentos ocultos que contenía.
LA CARRERA DE UN MARINO ESPAÑOL EN EL SIGLO XVIII
La carrera de un marino español en el siglo XVIII estaba marcada por un sistema jerárquico y una organización estructurada, en la que se podía ascender a través del mérito, experiencia y, en muchos casos, conexiones sociales y patrocinio. Esta era la era de la Ilustración, y España, como otras potencias marítimas, estaba expandiendo y manteniendo sus vastos territorios ultramarinos.
En el siglo XVIII, España dominaba extensas áreas marítimas en América y en el Mediterráneo, si bien su poderío estaba en declive comparado con siglos anteriores debido al creciente poder de otras naciones europeas, como Gran Bretaña y Francia.
UN PODERÍO MENGUANTE
En América: España controlaba la mayoría de las rutas marítimas hacia y desde sus vastos territorios coloniales, que se extendían desde California en Norteamérica hasta la Patagonia en Sudamérica.
La Flota de Indias española, una serie de convoyes navales, era vital para el transporte de riquezas desde el Nuevo Mundo hacia la metrópoli. Estas flotas transportaban oro, plata, y otros bienes preciosos, y eran a menudo el objetivo de piratas y potencias enemigas. Las principales rutas partían de puertos como Veracruz en México, Portobelo en Panamá y Cartagena de Indias en Colombia, cruzando el Atlántico hacia Sevilla o Cádiz.
El Mediterráneo era un mar de gran importancia estratégica para España, que controlaba varios puntos clave. A principios del siglo, España poseía territorios en Italia y mantenía una presencia significativa en el Mediterráneo occidental. Sin embargo, la Guerra de Sucesión Española (1701-1714) resultó en la pérdida de territorios europeos y en el Mediterráneo. A pesar de esto, España conservaba importantes puertos como Barcelona y Cádiz, que eran centros neurálgicos para el comercio y la defensa naval.
El siglo XVIII también fue testigo de conflictos y desafíos para la soberanía marítima de España. Las guerras con otras potencias europeas, los conflictos con piratas berberiscos y la necesidad de proteger sus rutas comerciales eran preocupaciones constantes. Además, la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783), en la cual España participó eventualmente en apoyo a las colonias americanas, también tuvo implicaciones para el control español de las aguas americanas.
Francisco de Borja Idiáquez y Palafox fue un noble y militar español perteneciente a una familia de Navarra. Nació el 25 de octubre de 1755 en Estella, Navarra, y falleció el 17 de marzo de 1817, presumiblemente en Madrid.
Su padre fue Ignacio Idiáquez y Aznárez de Garro, el III duque de Granada de Ega y Grande de España, y su madre fue María Josefa de Palafox y Urríes. Francisco de Borja se casó en 1774 con María Agustina de Carvajal y Gonzaga.
Se casó con 17 años en 1774 en Madrid con María Agustina de Carvajal hija de Manuel Bernardino de Carvajal Zúñiga y María Micaela Gonzaga Caracciolo, VI duques de Abrantes aportando como dote la rentas de la casa del duque de Abrantes con una importante dote incluyendo medio millon de reales, además de tierras, vestidos, guarniciones, joyas de diamantes y plata. Su madre viuda actuó como tutora.
CARRERA MILITAR
Comenzó sus 51 años de servicio al ejército como Guardamarina en 1717 en Cádiz, en 1720, logró liberar el sitio de Ceuta por los marroquíes y luego destinado al «mar del Sur» con misiones en las costas de Chile y Perú. En 1731, regresó de Callao, Lima, con caudales y frutos valiosos de la región.
Al año siguiente, se unió a la escuadra de Francisco Cornejo, que partió de Alicante hacia Orán, y participó tanto en el desembarco como en la toma de la ciudad. Lideró varios navíos y fragatas y navegó por el Atlántico, el Mediterráneo y América del Norte y del Sur. Ascendido a general, tomó el mando de cuatro barcos y se dirigió hacia el Mediterráneo, interviniendo en conflictos en Argel, Túnez y Trípoli.
En 1756, viajó a Cartagena de Indias y volvió en 1761 como comandante general del departamento. A partir de 1762, lideró una escuadra de siete barcos en Cartagena de Indias y defendió los fuertes de Argel y Tánger, así como el castillo de Tetuán contra barcos moros. En 1764, se trasladó a Cádiz para asumir el cargo de capitán general de la Flota de Indias, navegando nuevamente a América del Norte y visitando Veracruz y La Habana.
Finalmente, regresó a Cádiz en marzo de 1767 con un cargamento valorado en seis millones de pesos procedentes de América y falleció en diciembre de 1768 a los 77 años, tras 51 años de servicio en la Armada.
Francisco de Borja alcanzó el rango de Teniente General y Gentilhombre de cámara con el rey Fernando VII era caballero de la Orden de Alcántara y de la Orden de Carlos III. En 1780, fue nombrado consiliario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 1816 recibe la Orden del Toisón de Oro.
EL MUEBLE QUE GURDABA UN SECRETO
El escritorio de tipo bargueño o secreter, lleva inscritas en algunas piezas el nombre de Francisco de Borja Idiáquez y Palafox característico de la época colonial y que se mantuvo popular hasta bien entrado el siglo XIX. Estos escritorios eran comunes en la mobiliaria de las piezas y barcos de alta gama, como las cabinas de los capitanes o en los camarotes de pasajeros adinerados durante el siglo XVIII.
Cuenta con una superficie plana que se puede abatir para cerrar el mueble y proteger los documentos y objetos valiosos. Al interior, se disponen de pequeños cajones y compartimentos secretos que servían para almacenar papeles, correspondencia, utensilios de escritura y pequeños objetos personales.
Para asegurar estos muebles en los barcos, se utilizaban sistemas de sujeción que podían incluir correas, soportes de metal y cerraduras que permitían anclarlos firmemente a la estructura del barco. Esto era crucial para evitar que se movieran o volcaran debido al balanceo del barco en alta mar.
Al llegar a su destino, si el dueño deseaba desembarcar el mueble, se utilizaban cuadrillas de marineros para transportar estos objetos pesados. A menudo se bajaban mediante poleas o en los hombros de varios hombres a través de las angostas escotillas y sobre las pasarelas hasta el muelle. El proceso requería cuidado para no dañar ni el mueble ni el barco.
El bargueño que está en un estado de conservación excepcional y refleja un estilo de mobiliario que era símbolo de estatus y refinamiento en su época.
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