Una cruz procedente de Jerusalén se conserva en el antecamarín de Jesús Nazareno
José Antonio Suárez López
La cruz de Santa Eulalia que se conserva habitualmente en el antecamarín de Jesús Nazareno es un cruz procedente de Jerusalén, y fue traída a Marchena por los frailes de Santa Eulalia.
Se trata de una cruz de taracea con incrustaciones de nácar o madreperla, en la tipología de las cruces franciscanas también llamadas “cruces de Jerusalén”. Los franciscanos, guardianes de Tierra Santa las fabricaban para venderlas a los peregrinos y traían a los conventos europeos donde son abundantes.
La Cruz Nazarena o del Santo Sepulcro o cinco cruces de Jersulén, simbolizan la custodia franciscana de Santos Lugares, tomada de mosaicos romanos de Palestina del siglo I. Fray Cosme de San Damián, fraile de Santa Eulalia de Marchena, murió martirizado en Jerusalén.
El tipo “Cruz de Jerusalén” de taracea se cita en el catálogo del Museo Nacional de Escultura (Ref: CE1093) es una artesanía del nácar procedente de la zona de Belén. (María Antonia. Fdez. del Hoyo; Patrimonio perdido: conventos desaparecidos de Valladolid. Valladolid.1998. p. 90). Los franciscanos también la llevaron a América o Filipinas donde en el siglo XVIII donde fueron muy populares. Incluyen un hueco-relicario, que en otras piezas similares tenía un trozo del Lignum Crucis, según David Chillón Raposo y Pedro Luengo Gutiérrez, de la (Universidad de Sevilla), en su estudio de la cruz de nácar de San Antonio Abad de Sevilla.
Cuando algún fraile era nombrado provincial u obispo de Filipinas o México, era costumbre que enviara una cruz similar o regalo a su convento de origen “como un conjunto de bienes de difuntos que quedaban testados a familiares en la península”. Las cruces filipinas eran de madera de ébano mientras que las de tierra santa eran de madera de olivo. Con el tiempo estas cruces se fueron haciendo cada vez más ricas con piezas de marfil de Filipinas y la India (Estella Marcos, Margarita Mercedes, “Marfiles de las provincias ultramarinas orientales de España y Portugal”, México 2010. En los conventos de Santa María (La Concepción) o San Andrés abundan las vírgenes y cristos de marfil de procedencia filipina.
Entre los frailes de Santa Eulalia con cargos en Filipinas están Fray Gonzalo Montilla y Ponce de León, Autor de un “Tratado sobre la propagación de la fe en Filipinas, Japón, China, Conchinchina y Siam (1602)”. Fray Juan Marcelo de San Antonio, (Marchena 1720), procurador de la Provincia de San Gregorio Magno (Filipinas). Fray Antonio José Álvarez de Luna, (Marchena, 1729) obispo de Nueva Cáceres (Filipinas). Fray Miguel Perez fue comisario de la Orden Tercera franciscana en Sampolac, (Filipinas).
Fuente: Salvador Hernández González. Franciscanos Ilustres de Marchena Osuna y Morón.
Los bienes de Santa Eulalia fueron depositados en San Miguel tras el cierre del convento franciscano anes de ser repartidos por todas las iglesias de Marchena.