El pasado fin de semana los tres pasos de la hermandad han hecho sus ensayos por el nuevo recorrido por los Porches de San Juan, en el que los pasos invertirán entre 15 y 20 minutos, según Victor Roncel, vicrrector de la Soledad.
La Hermandad de la Soledad acordó el pasado sábado realizar cambios en su estación de penitencia al interior de la iglesia Matriz de San Juan Bautista. Hasta ahora y desde hace tres años los nazarenos entraban y salían de San Juan por la misma puerta, la de la calle Padre Marchena mientras los pasos esperaban en la puerta.
Este año, el cortejo penitencial menos las bandas, ciriales, costaleros y romanos entrará por la Puerta del Perdón que da a la Plaza de San Juan y saldrán por la puerta de la calle Parde Marchena, mientras los pasos rodean el templo por los porches de San Juan.
Victor Roncel, Vicerector de la Hermandad de la Soledad explicó a esta redacción que «no se considera estación de penitencia de una hermandad si no hay un destino claro cuando se sale», según él mismo expone en un artículo publicado por la revista de Semana Santa del Consejo de Hermandades de este año en el que diferencia entre Procesión de Penitencia y Estación de Penitencia.
«La Estación de Penitencia de esa hermandad consiste en visitar dicho templo», explica Victor Roncel. De hecho en la antiguedad las hermandades marcheneras visitaban las estaciones, -es decir los conventos y templos- por lo tanto «Para que sea considerado Estación de Penitencia tiene que tener un punto concreto de visita cuando sale a la calle».
«No tiene relación con el hecho de que ese día esté o no el Santísimo expuesto, -el Sábado Santo no está el santísimo expuesto en el monumento-, de hecho en Sevilla igualmente no está el santísimo el Sábado Santo y van todas a la Catedral, el Santisimo esta el Jueves y Viernes Santo» explica Victor Roncel.
Los motivos por los que se cambian las puertas de entrada al templo de San Juan son «tal y como se hacía hasta el año pasado la entrada a San Juan era un poco complicado porque los mismos nazarenos se cruzaban, entraban y salían por la misma puerta».
Según Victor Roncel «en el interior del templo los nazarenos se dirigirán al altar Mayor desde la Puerta del Perdón, pasando por el monumento del Jueves Santo, se gira a la derecha tras pasar el altar mayor y se sale por la puerta de Padre Marchena».
«Los pasos ahi ganan tiempo porque no tienen que parar , seguirán andando por los Porches y cuando lleguen a Padre Marchena, los nazarenos ya habrán salido y ganaremos diez minutos, y ahi la cofradía hacían un parón innecesario». Este ahorro de tiempo es importante puesto que «somos la única cofradía que tiene un horario de entrada para el Santo Entiereo», que tiene que estar en Santa Maria a las doce de la noche.
El otro cambio es un cambio de sentido «cuando llegamos a Los Cantillos giramos a la izquierda a San Sebastián buscando calle Orgaz en vez de seguir de frente. «Lo hacemos tambien para ahorrar tiempo, aprovechamos que llegamos de frente a la Humildad, los pasos no tienen que revirar, ganan tiempo».
También se hace para dar más comodidad a las representaciones de las cofradías que desde este año abandonarán la procesión por la Callejuela de las Campanas, junto a San Sebastián.
«Mientras la Santa Cruz esta parada en la Humildad, las representaciones abandonarán el cortejo por el Callejón de las Campanas y adelantamos los nazarenos para que no haya cortes, como venía pasando años atrás, que se producían cortes de nazarenos en San Pedro y Santa Clara. Evidentemente hay que demostrar que funciona y eso el Sábado Santo se verá».
La iglesia de San Juan ocupó en el pasado un papel fundamental en la estación de penitencia de esta hermandad el Viernes Santo, ya que tras realizarse el pregón del descendimiento en la Plaza Ducal, los pasos se dirigían al templo matriz, donde el Cristo yacente era velado, como si fuera un entierro real, y como tal aparece anotado cada año en los libros de parroquia.
El Domingo de Resurrección, ya con la Soledad vestida de blanco, la hermandad hacía una procesión de gloria con un Resucitado y luego se hacía la fiesta de la resurrección, con el Duque invitando a sus allegados a comer el cordero pascual.