Antonio Montes, la cara del jinete del monumento a los Alvarez Quintero en Madrid
José Antonio Suárez López
El monumento a Bécquer de Sevilla se inauguró en 1911 y lo hizo el autor marchenero gracias al encargo de los Alvarez Quintero, que sufragaron su coste con representaciones teatrales por toda España. Eligieron una obra llamada “La eterna rima”, basada en el popular poema de Becquer. Al mismo tiempo los restos del poeta fueron trasladados de Madrid a Sevilla.
En agradecimiento a los Hermanos Alvarez Quintero, por escribir la Rima Eterna, que se representó por toda España para sufragar el monumento a Becquer en Sevilla, Lorenzo Coullaut Valera modeló esta medalla.
Coullaut Valera mantuvo estrecha amistad con los hermanos Álvarez Quintero, lo que le llevó a dedicarles tanto esta medalla como la escultura Cancionera; ellos a su vez hicieron lo mismo con su obra El duque de El, en 1927. En Marchena el escultor recibió el apodo de El Duque de sí mismo.
Cuando Coullaut Valera ganó el concurso para el monumento a Cervantes, pero quedó en suspendo por la falta de fondos los Alvarez Quintero acompañaron a Coullaut Valera a entrevistarse con el Presidente del Gobierno Miguel Primo de Rivera. Por Real orden, en octubre de 1923 se incluían como miembros del Comité ejecutivo del monumento a Cervantes a los Álvarez Quintero.
El 8 de octubre de 1926 se estrena en el Teatro Fontalba la obra titulada «Los grandes hombres, o el monumento a Cervantes«, de los hermanos Álvarez Quintero. Fue su directora y primera actriz Margarita Xirgu. Éste y otros tantos eventos, además de la suscripción popular, tenían por finalidad recaudar fondos para la construcción del monumento a Cervantes encargado a Coullaut Valera que entonces tenía su estudio en la madrileña calle Torrijos, 19.
El Monumento a los Alvarez Quintero del Parque del retiro madrileño fue inaugurado en 1934. Fue encargado al escultor Lorenzo Coullaut Valera, pero tras la muerte de Lorenzo en 1932 fue terminado por su hijo su hijo, Federico que realizó la figura del jinete sobre los bocetos de su padre.
Para modelar el jinete andaluz del monumento a los Alvarez Quintero de Madrid, posó en 1926 el garrochista y picador marchenero Antonio Montes, vecino de la Plaza Vieja, entrevistado por TVE con motivo del cincuentenario de la muerte del escultor en 1982 cuando contaba con ochenta y un años. Montes fue elegido por el escultor después de haber visto muchos otros jinetes.
Antonio Montes explicó a TVE en 1982 que recibió el encargo de hablar con los Suárez para que le ofreciesen el caballo mejor y «aparejado al estilo campero que no le falte un detalle». «Cuando me vió Don Lorenzo dijo marchenero tenía que ser» ya que habían buscado muchos jinetes en varios lugares sin encontrarlo. Y estuvo toda la tarde sacándome retratos con dos máquinas». En total Antonio Montes sacó cuatro caballos esa tarde «de cada caballo cogió un detalle y sacó un caballo completo». Varias décadas más tarde, Antonio Montes viajó a Madrid y vió el monumento, reconociéndose en esa escultura.
La esposa de Antonio, apodada «La Emisora» porque sabía todo lo que pasaba en el pueblo, afirmó a TVE que «en aquella época -según ella, en 1926- mi marido era muy flamenco, tiposo, simpátio y chirigotero». Relató además que Antonio Montes sirvió tres años en la guerra de Marruecos, en los tiempos de Abdelkrim