La poetisa marchenera Antonia Díaz y el nacimiento de la Romería de Valme
José Antonio Suárez López
En 1248 ante la dificultad de la conquista de Sevilla, el Rey San Fernando invocó —en el cortijo de Cuartos— a una imagen de la Virgen que llevaba consigo: «¡Váleme, Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla. Ordenó al maestre de Santiago, Pelay Pérez Correa, que clavara su espada en el suelo, brotando un manantial que tomó el nombre de «Fuente del Rey».
Tomada la ciudad construyó una pequeña ermita en el lugar mencionado, donde colocó la imagen con el nombre de Valme. A sus pies puso el pendón arrebatado a los musulmanes, que arruinada la ermita en 1800 fue llevado a la parroquia del pueblo.
El matrimonio de Antonia Díaz y José de Lamarque y la Hermandad decidieron celebrar anualmente una Romería con la imagen de la Virgen de Valme hasta el Santuario situado en el Cortijo de Cuarto el tercer domingo de octubre del año 1894, ya restaurada la imagen de la Virgen. Lamarque, sufragó los gastos de esta primera Romería. La carreta de la Virgen, del cual era responsable Lamarque en forma de templete gótico, llevaba flores naturales de la Alquería del Pilar elegidas por Antonia Díaz y Antonio Alcocer, el jardinero de la Alquería del PIlar.
La novela «La familia de Alvareda» de gran difusión de la suiza Cecilia Böhl de Faber que vivía en el pueblo entre 1822-35, llamó la atención sobre el olvidado pendón y ermita real. La suiza mostró a Washington Irving el manuscrito original a su paso por el pueblo.
Tras leer el libro, el 1 de mayo de 1857, los Duques de Montpensier entregaron el Pendón, -restaurado en su palacio de San Telmo-, a la parroquia de Dos Hermanas, donde estaba la Virgen de Valme desde la ruina de su ermita en 1800. Lo que hicieron fue añadir una pieza de tela nueva color burdeos a la antigua con un bordado contando su historia. Hoy día la hermandad procesiona una reproducción de dicho pendón.
En 1859, los Duques reedifican la ermita de Cuarto y la Virgen de Valme vuelve a su lugar original. Editan una Corona Poética a la Virgen, con obras seleccionadas por Bohl de Faber que incluyó poemas de Antonia Díaz Fernández y su marido José Lamarque.
Diez años después estalla la revolución republicana «gloriosa», la virgen vuelve al pueblo, los Duques huyen a Portugal y se llevan el pendón a San Telmo y de allí a la capilla real de la Catedral junto a la tumba del Rey santo, hasta que José de Lamarque lo recupera y devuelve a Dos Hermanas en 1893.
El matrimonio de poetas y amigos de los hermanos Bécquer, Antonia Díaz, nacida en Marchena en 1872 y José Lamarque de Novoa se instaló en un Palacio de Dos Hermanas llamado La Alquería del Pilar.
Antonia Díaz (1827-1892), nació en Marchena, hija de un médico afincado en Sevilla. Desde muy joven leía a los poetas clásicos castellanos y sevillanos. Publicó en la revista Escenas Contemporáneas una oda a Pio IX, en La Violeta dirigida por Faustina Sáez de Melgar publicó en un poema dedicado a la Reina, 1863. «María al pie de la Cruz» es el titulo del poema que publicó en «El Correo de la moda» en 1864.
Su marido José de Lamarque era hijo de un francés y una trianera, también poeta, empresario de exportación de hierros y maderas, cónsul de España en Nápoles, El Salvador y el Imperio Austro-Húngaro, (1880). Apoyó la restauración borbónica y fue Hermano Mayor de la Soledad de San Lorenzo y Secretario de La Carretería en tiempos de los Montpensier. Financió la primera edición de las «Obras» de Bécquer en 1871 y apoyó en sus inicios a Juan Ramón Jiménez que no apreciaba la poesía de Lamarque.
El matrimonio de poetas estuvo en el círculo más cercano a los Duques de Montpensier, participando en la reapertura de la ermita de Valme, el 9 de Octubre de 1859, tras 54 años en que la Virgen estuvo en la parroquia del pueblo. En el almuerzo hubo un grupo de pobres sentados a la mesa servidos por los Duques y el Arzobispo y una corrida de dieciocho novillos de Miura, que sirvieron para alimentar a los pobres de Dos Hermanas. De esta forma apoyaron el nacimiento de la romería.
LA ALQUERIA DEL PILAR: EL CAPRICHO DE ANTONIA DIAZ
En la mansión nazarena de Antonia Díaz y José de Lamarque, La Alquería del Pilar, eran famosas sus tertulias de artistas sevillanos y extranjeros, en medio de torres, grutas, una montaña artificial, una pagoda china, una ría navegable con puentes, un faro, y una cascada, estatuas, invernadero para plantas exóticas, y hasta un museo de Ciencias Naturales, en cuyo centro había un palacete mudéjar.
La Alquería fue construido en 1872, cuando se puso de moda entre la burguesía sevillana construirse casas de veraneo en Dos Hermanasa partir de descripciones literarias de Cecilia Bohl de Faber. Lo que queda hoy es propiedad del Ayuntamiento de Dos Hermanas. Antonia Díaz tiene calles a su nombre en Marchena, Sevilla y Dos Hermanas.
Antonio Prieto Granados afirma que: “…Ella fue la que trazó y dirigió todos los trabajos arquitectónicos de la finca y de los jardines, pues, según decían era muy entendida en arquitectura y dibujo. (…) Las plantas y árboles llegaron la mayoría desde Francia y Bélgica”.