Un escritor es alguien cuyo mundo no le cabe en la cabeza y en un acto creativo lo saca fuera de sí convertido en palabras. Leer es acceder a un tiempo y lugar diferentes. Vivir el mundo desde los ojos de otros ser humano.
Todo un gran esfuerzo para que como dijo el director del centro Pedro Jiménez, no se pierda la creatividad, el talento, el humor y la sensibilidad de nuestros jóvenes, «que nos sigamos emocionando con poemas, con esas cartas a seres queridos, esas narraciones realistas o fantásticas», porque como bien dijo «el corazón no habla en 140 caracteres ni el alma tiene emoticonos».
Muchos y grandes nombres e historias han pasado por este certamen que el año que viene alcanzará los veinte años aunque quizá la más impresionante son los 175 premios que ha recibido por toda España el jiennense Juan Carlos Pérez López, segundo en este certamen en categoría de relato breve, -en la última semana ha recibido tres premios literarios-.
Una hora antes de comenzar la entrega de premios, Juan Carlos Pérez coincide en el Bar Rocío, junto al Instituto con el ganador del segundo premio de poesía de adultos, Leopoldo Espínola y ambos se saludan familiarmente. Se conocieron hace diez años en un certamen de Cortegana y desde entonces son grandes amigos.
«Esta es la cuarta ocasión en la que vengo premiado» explica Juan Carlos «siempre es especial que te premien en Marchena porque tus obras las valoran expertos en la materia» destacando la gran labor que realiza el equipo docente por fomentar la literatura entre los adolescentes marcheneros en los tiempos que corren. «Ya quisiera yo haber tenido el nivel de los chavales del Instituto de Marchena a su edad» de quien dijo escriben «maravillosamente bien» osea que el futuro de la narrativa en Marchena ·está asegurado si no desfallecen en la labor de la escritura».
Aunque Leopoldo es serrano de Alanís ha sido premiado por un poema que es casi un paisaje urbano y cree que «todo escritor aspira a ser poeta, quien escribe es porque alguna vez tocó la poesía y porque no ha sido capaz de enhebrar un poema ha seguido con la narrativa, yo estoy ahí, en si me vuelvo en la narrativo o en la poesía». Es la segunda vez que viene a Marchena por el segundo premio.
«Yo he organizado certámenes literarios y me he quedado alucinado con los trabajos que mandan algunos alumnos de Instituto» apostilla Leopoldo.
Muchos adolescentes llegan a la poesía a través del rap o las batallas de gallos, pero desconocen la gran tradición poética de los andalusíes, cuando estaban tan bien visto saber declamar e improvisar poesías que incluso tenían más oportunidades laborales el que sabía de poesía.
Leopoldo cuenta que un amigo suyo le contó que «los poetas antiguamente eran personas de respeto, entraban en los bares y todo el mundo quería hablar con ellos y hoy poco más o menos que entra el tonto del pueblo».
Amira Mohamed Sid Amed, vecina de la calle Compañía marchenera, de padres saharauis cuenta entre sus logros que una compañera de voluntariado se tatuase en árabe el nombre del relato premiado en este certamen “Amor incondicional”, en relato corto entre 15 y 17 años. «Aparentemente es una historia de amor más que esconde denuncias y críticas a nuestra sociedad, la historia está llena de mensajes subliminales y ciertos temas difíciles tratados de forma sutil. Amor incondicional es un grito contra las fronteras y tabúes mentales».
La sevillana Lourdes Martínez Foronda se rebela contra la hipocresía en su relato «Dobles caras» «con el que quise dejar atrás todo lo superficial, y crear un mundo en el que la gente se muestre tal y como es. las personas pueden esconderse tras sus máscaras, pero uno al esconder su físico, la única herramienta que le queda es ser uno mismo. Nuestra apariencia es una máscara, una publicidad engañosa que impide a los demás vernos tal como somos realmente, ojalá algún día las personas se puedan mostrar tal como son porque no tengan miedo a que las juzguen injustamente», expresó.
Rodrigo Martínez de Azcona Salvago tuvo un abuelo poeta. Pero no uno cualquiera, sino el autor de los Goznes del Silencio, aquel que dejó escrito «reloj del Ayuntamiento, que vuelve arena el tiempo, cenizas los pensamientos», hondo, profundo y auténtico. Los Salvago por su conexión poética tienen ya un hueco ganado en el alma colectiva de nuestro pueblo y su nieto Rodrigo lo sabe y quizás por eso, cuando lo vemos, contemplamos «a un abuelo hacerse nieto y a un nieto soñar con ser como su abuelo». En esta ocasión ha ganado dos primeros premios, el de relato y el de poesía de 15 a 17 años.
José Quesada Moreno logró un áccesit por un poema de amor a su esposa en donde desgrana las razones para amarla.
El alcalareño nacido en 1970 Jesús Cárdenas Sánchez, primer premio en poesía, por su «Arquitecto del mundo» es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y doctorando por el Programa de “Ciencias del Espectáculo”, profesor de Lengua castellana y Literatura tiene numerosos premios y varios libros de poesía publicados. Su último libro se llama Después de la música, publicado por Cuadernos del Laberinto en 2014. Ganó también la categoría de ensayo por una investigación sobre la poesía de Luis Cernuda. El año pasado estudió el teatro de Antonio Machado.
