En la Iglesia de San Andrés de Marchena, es uno de los pocos lugares donde podemos ver un altar mayor del siglo XVIII con los siete arcángeles coronados por San Miguel rodeando a la Virgen de la Merced y San Andrés. Los arcágeles aparecen de arriba abajo por roden de importancia y ordenados por tamaño.
Aunque no siempre ha sido así, la Iglesia Católica hoy solo reconoce oficialmente a tres arcángeles —Miguel, Gabriel y Rafael—, ¿por qué se encuentran aquí siete?.
En el Nuevo Testamento, los ángeles tienen un papel destacado: Gabriel anuncia el nacimiento de Jesús a María, y Miguel aparece en el libro del Apocalipsis como el líder de los ejércitos celestiales en la batalla contra las fuerzas del mal. Aunque en el Nuevo Testamento solo se mencionan explícitamente tres arcángeles, la influencia de los textos apócrifos y del gnosticismo llevó a que muchas comunidades cristianas primigenias veneraran a los siete arcángeles.
El Concilio de Roma en 745 decidió eliminar cuatro de los siete arcángeles por considerar que no aparecían en textos canónicos, tesis mantenida por el Concilio Vaticano II (1962-1965). Sin embargo la veneración popular a los siete arcángeles persistió y aún existen representaciones de ellos en altares como en la Iglesia de San Andrés en Marchena.
Así los arcángeles eliminados del culto oficial católico fueron Uriel, arcángel de la sabiduría y la iluminación, Raguel, arcángel de la justicia y la armonía, Sariel (o Suriel) arcángel de la muerte o de la transformación espiritual, Remiel (o Jeremiel, ángel de las visiones y los sueños.
Concilio de Roma (745)
Durante el siglo VIII, el culto a los ángeles había ganado popularidad en muchas comunidades cristianas, pero esta devoción también había dado lugar a una proliferación de nombres y figuras angelicales basadas en textos apócrifos y tradiciones esotéricas, como el Libro de Enoc y otros escritos que mencionaban a siete arcángeles (Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Raguel, Sariel y Remiel). Algunos de estos nombres comenzaron a aparecer en la devoción popular y en prácticas místicas.
Estos nombres y roles provienen de textos apócrifos como el Libro de Enoc y otros escritos de la tradición judía, y no forman parte del canon bíblico reconocido oficialmente por la Iglesia Católica.
El Concilio de Roma en 745 fue el momento definitivo en que la Iglesia Católica decidió eliminar la veneración oficial de los siete arcángeles y limitarla a tres, una decisión motivada por la necesidad de mantener la pureza doctrinal y evitar prácticas que pudieran desviarse hacia el esoterismo o el sincretismo.
Esta decisión representó un esfuerzo por controlar la creciente angelología y evitar influencias externas al canon bíblico, preservando una fe centrada en Dios y en la doctrina oficial. La Iglesia Católica, a partir de este concilio, adoptó una postura más restrictiva hacia el culto angelical, permitiendo solo la devoción a los tres arcángeles bíblicos, los cuales tienen roles claros y específicos dentro de las Escrituras.
HISTORIA DE LOS ANGELES
Entre los siglos III y I a.C., cuando el judaísmo comenzó a mencionar a los ángeles de manera más organizada. En textos como el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos, ambos considerados apócrifos, encontramos la referencia a siete arcángeles que rodean el trono de Dios, cada uno con una función específica.
Los primeros textos bíblicos del Antiguo Testamento mencionan a ángeles como mensajeros de Dios, pero no desarrollan una jerarquía angelical compleja. Esta estructura comenzó a surgir durante el exilio babilónico (siglo VI a.C.), cuando el pueblo judío tuvo contacto con las creencias persas.
Influencia del Gnosticismo y su Papel en el Cristianismo Primitivo
El gnosticismo, un movimiento religioso y filosófico que surgió en los primeros siglos de nuestra era, también jugó un papel importante en la expansión de la angelología. Los gnósticos creían en la existencia de seres intermedios entre el Dios supremo y el mundo material, y atribuían a estos seres, incluidos los ángeles, el papel de guardianes del conocimiento secreto que conduciría a la salvación. Este enfoque gnóstico fortaleció la noción de los siete arcángeles como figuras poderosas y casi divinas.
En el gnosticismo, especialmente en las enseñanzas de algunos sistemas gnósticos antiguos como los de Valentín o Basilides, el Dios supremo es una entidad pura y trascendente, totalmente distante e inaccesibl tan pura que no interactúa directamente con el mundo material. Los ángeles actúan como intermediarios entre el Dios supremo y el mundo físico.
En textos gnósticos como el Evangelio de Judas, por ejemplo, se sugiere que Jesús compartió secretos cósmicos con Judas, revelando que el mundo material está gobernado por ángeles inferiores.
Mientras que en el cristianismo los ángeles tienen una naturaleza benévola y sirven al plan de Dios para la salvación de la humanidad, en el gnosticismo muchos ángeles (especialmente los arcontes) representan obstáculos que el alma debe superar para alcanzar la verdadera libertad y el conocimiento de su origen divino.
En el Apócrifo de Juan y otros textos de Nag Hammadi, se describen ángeles que ayudan al alma humana a trascender las limitaciones del mundo material y acceder al conocimiento divino, ayudando en el ascenso.
Textos Gnósticos Claves sobre los Ángeles
El Evangelio de Judas: Describe una conversación secreta entre Jesús y Judas Iscariote, en la que Jesús revela que los seres celestiales inferiores son los verdaderos gobernantes del mundo material y que el Dios supremo es distinto del creador del mundo físico.
El Apócrifo de Juan: En este texto, se menciona al Demiurgo y a los arcontes como creadores y gobernantes del mundo material. Los arcontes impiden que el alma humana acceda a la verdadera realidad divina. El Pistis Sophia: En este texto, se describen seres angelicales y jerarquías celestiales, así como el proceso de ascenso del alma a través de estas esferas en su camino hacia el Pléroma.
ANGELES DEL JUDAISMO AL CRISTIANISMO
La angelología católica formalizó una jerarquía de ángeles en nueve coros o rangos, basándose en escritos como los de Dionisio Areopagita. Estos nueve coros incluyen serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles y ángeles, organizados en tres tríadas, con funciones específicas asignadas a cada rango.
En la tradición católica, cada persona se considera protegida por un ángel de la guarda específico, una creencia que tiene apoyo bíblico pero que se desarrolla mucho más en la teología cristiana. Se enseña a los fieles a rezar a su ángel de la guarda, pidiendo protección y guía.
En el judaísmo, los ángeles son respetados como servidores de Dios, pero los fieles no interactúan con ellos de manera directa ni les rezan. En el catolicismo, los ángeles (especialmente los arcángeles y los ángeles guardianes) tienen una relación más cercana con los fieles, quienes pueden rezarles y pedirles protección e intercesión.
En la literatura rabínica (como el Talmud y el Midrash), los ángeles son mencionados en relatos de interpretación de los textos sagrados, y cumplen diversas funciones simbólicas. Sin embargo, no se fomenta su veneración o el desarrollo de un culto hacia ellos.
En la literatura mística judía (como la Cabalá), algunos ángeles, como Metatrón, adquieren un estatus especial, aunque se siguen considerando seres completamente subordinados a Dios. La mística judía los ve como entidades que pueden influir en el mundo físico, pero siempre bajo la autoridad divina.
Ángeles en el Islam
En la teología islámica, los ángeles son creados por Dios a partir de luz (nur) y carecen de libre albedrío, lo que significa que no pueden desobedecer a Alá en ninguna circunstancia. Son seres espirituales, invisibles para los humanos, que solo se manifiestan si Dios lo permite. an en completa obediencia a Alá, ejecutando cada mandato sin cuestionarlo. A diferencia de los humanos y los djinn (otra categoría de seres creados por Dios a partir de fuego), los ángeles no tienen deseos ni inclinaciones que los puedan desviar de su misión divina. Los ángeles no son objeto de adoración ni se les invoca en la oración.
Conocido en el cristianismo como Gabriel, Yibril es el ángel que transmite las revelaciones de Dios a los profetas. Es el encargado de entregar el mensaje divino y, en el Islam, se le considera el ángel que reveló el Corán al profeta Mahoma en el siglo VII.
Mika’il es el ángel encargado de la provisión y la misericordia de Dios. Su función principal es supervisar la naturaleza y asegurar el bienestar de la creación, distribuyendo lluvia y alimentos a todas las criaturas. Israfil (Rafael) es el ángel que tocará la trompeta el Día del Juicio para anunciar la resurrección de los muertos y el inicio del Juicio Final. Azrael (Malak al-Mawt, el Ángel de la Muerte) es el ángel de la muerte, encargado de recoger las almas de los seres humanos al morir. Hafaza (Ángeles Guardianes): En el Islam, cada persona tiene ángeles guardianes asignados que registran sus actos, buenos y malos. Estos ángeles son conocidos como Kiraman Katibin y actúan como escribas.