José Tejada nació en Marchena, el 7 de noviembre de 1903 y murió en Sevilla, el 4 de diciembre de 1976.
Fue bautizado como José Tejada Martín, con ambos apellidos de la madre, debido a que esta lo tuvo siendo soltera. Su padre, labrador por cuenta ajena y guarda ocasional de la Fuente de las Cadenas, cantaba muy bien, especialmente por tarantas.
Sobre los ocho años se coloca en una herrería y realiza otros pequeños trabajos con los que aportar algo a su casa; por la noche trabaja también ayudando en la taberna de Perea, que era primo de su padre.
No aprendió a leer ni a escribir, como tantos niños de su condición social en aquella época. No obstante, su gran inteligencia natural le permitió sobresalir desde pequeño y alcanzar las metas que se fue marcando en su vida. Su curiosidad por todo le hacía acercarse siempre a los mayores.
Junto al Arco La Rosa había una fragua en torno a 1910 propiedad de Manuel Reyes donde se llevaban los caballos a cambiar las herraduras. Allí trabajaba siendo niño Pepe Marchena y fue allí uno de los primeros lugares donde aprendió el cante.
«Trabajaba en una herrería, con Manolo Reyes. Me tocó la faena del fuego, y allí, con el cuerpo lleno de sudor, metido en un infierno terrible de hierro, comenzó mi afición al cante. Cantaba siempre. Cantaba aunque no estuviera alegre» explica Pepe Marchena al periódico madrileño La Voz en 1935.
La historia de Pepe Marchena es una de amor profundo y dedicación al fandango, un género que él no solo dominó sino que también transformó y popularizó. Nacido como José Tejada Martín en 1903 en Marchena, Sevilla, Pepe Marchena se convirtió rápidamente en una figura central del flamenco, especialmente conocido por su habilidad y estilo únicos en el fandango. Desde muy joven, fue aclamado como el «rey del fandanguillo», título que reflejaba su maestría y la profunda conexión emocional que tenía con este estilo musical.
La Ascensión de Pepe Marchena
Marchena debutó en el mundo del flamenco en una época en que el fandango estaba en plena expansión. Su participación en los concursos de flamenco de la década de 1920, especialmente en los de Huelva, fue crucial para su carrera. En estos eventos, compartió escenario con leyendas como Manuel Torre y el Niño Medina, destacándose por su capacidad para infundir nuevos matices y sabores a los fandangos tradicionales. En su juventud, su talento fue rápidamente reconocido, y su interpretación de fandangos se convirtió en una referencia dentro del género.
La Conexión con Huelva
El fandango de Huelva tiene un origen que se remonta a las primeras décadas del siglo XX, cuando figuras como José Pérez de Guzmán, un aristócrata y apasionado del flamenco, comenzaron a interpretar y difundir este estilo. Pérez de Guzmán, conocido por su elegancia y afición, fue un gran admirador de Chacón y un ferviente promotor del fandango, contribuyendo a su popularidad.
ALOSNO, CUNA DEL FANDANGO
Alosno se considera la cuna del fandango porque se mantiene la esencia más añeja del fandango típico de Huelva y los estilos más arcaicos, como el romance, la sevillana rociera, la toná más antigua y la seguidilla. Alosno agrupa dos estilos o formas de cante: los populares, denominados fandangos de Alosno, y los artísticos o personales, que son los que han recreado los grandes cantaores. Al estar ubicado en una zona montañosa y alejada de los grandes núcleos urbanos, Alosno ha mantenido un relativo aislamiento que ha permitido conservar tradiciones y estilos arcaicos transmitido de generación en generación de forma oral. Esto ha permitido mantener vivos estilos como el fandango parao, los campanilleros, el traje de jueves de comadre, las fiestas de San Juan Bautista, las cruces, etc.
El fandango parao es una danza ritual que se realiza en Alosno después de la procesión y misa de San Juan Bautista el 24 de junio. Es un baile en pareja donde se simula una disputa bailada a través de varios pasos o mudanzas sin desplazamiento del lugar.
RAFAEL PAREJA
Su relación con el aficionado Rafael Pareja fue clave para que Marchena profundizara en el conocimiento de los cantes de Huelva. Pareja le enseñó fandangos y le puso en contacto con aficionados onubenses. Incluso le transmitió un fandango de su creación que el Niño de Marchena popularizaría en todas sus giras.
La primera colaboración entre Rafael Pareja y Pepe Marchena fue en 1921, cuando Pareja recomendó a Marchena para actuar en Madrid como figura del cante con nuevos modos.
Rafael Pareja fue un importante cantaor flamenco nacido en Triana (Sevilla) en 1877 amigo y admirador de Antonio Chacón, uno de los cantaores más influyentes de principios del siglo XX. Conocía profundamente los cantes flamencos y en 1951 quiso dejar testimonio escrito de sus experiencias, saberes e impresiones en un libro titulado «Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja de Triana».
Uno de los aportes más significativos de Pareja al flamenco fue la creación de un fandango que luego popularizarían otros cantaores como El Gloria y Pepe Marchena. Según algunos expertos, el fandango que se atribuye a estos últimos en realidad fue creado originalmente por Rafael Pareja.
Pérez de Guzmán.
Durante una conferencia en la Universidad de Sevilla en 1972, Pepe Marchena recordó sus primeras experiencias con el fandango y mencionó la influencia de Pérez de Guzmán en su desarrollo. José Pérez de Guzmán y Urzaiz, nació en 1895 y es considerado el creador de un fandango que recreó a partir de un fandango folclórico y bailable de Huelva. Este fandango se convirtió en uno de los más populares y reconocidos del repertorio flamenco.
El Legado de Marchena
Pepe Marchena no solo interpretó fandangos, sino que los reinventó, añadiendo su toque personal y elevando el género a nuevas alturas. Sus grabaciones, realizadas en una época en que los gramófonos comenzaban a popularizarse, llevaron el fandango a un público más amplio, trascendiendo los cafés cantantes y reuniones privadas para alcanzar una audiencia internacional.
La historia de Pepe Marchena con los fandangos es una de innovación y pasión. Su capacidad para reinterpretar y dar nueva vida a este género no solo le aseguró un lugar en la historia del flamenco, sino que también ayudó a cimentar el fandango como un pilar central de la música andaluza. Marchena sigue siendo una figura emblemática, cuya influencia perdura en la interpretación del fandango hasta nuestros días.
Las numerosas grabaciones que Marchena realizó de Fandangos de Huelva, especialmente entre las décadas de 1930 y 1950, contribuyeron a su difusión masiva. Discos como «Memorias Antológicas del Cante Flamenco» publicado en 1989 recogen algunas de estas históricas interpretaciones.
Historia del Fandango de Huelva
El Fandango de Huelva es un palo del flamenco originario de la provincia de Huelva. Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando se popularizó en la zona como una danza de pareja suelta con acompañamiento de guitarra. A lo largo del siglo XIX, el Fandango de Huelva evolucionó y se fue incorporando al repertorio de los primeros cantaores flamencos. Figuras como Manuel Soto «Sordera» y Antonio Rengel contribuyeron a su desarrollo y difusión.
Los cinco cantaores más importantes en la historia del Fandango de Huelva son Antonio Rengel, uno de los primeros en interpretar y popularizar el Fandango de Huelva a principios del siglo XX. Contribuyó a su evolución y aflamencamiento.
Pepe Rebollo: Otro de los grandes intérpretes del Fandango de Huelva en la primera mitad del siglo XX. Junto a Rengel, sentó las bases de este estilo. Paco Toronjo: Cantaor alosnero que a finales de los años 50 y principios de los 60 marcó un antes y un después en la historia del Fandango de Huelva. Renovó el estilo y abrió nuevos caminos.
Paco Isidro: Cantaor de referencia para los Fandangos de Huelva, junto a los anteriormente mencionados. Fue uno de los grandes intérpretes de este estilo. José Pérez de Guzmán: Cantaor payo de Huelva considerado el creador de uno de los fandangos más populares y reconocidos del repertorio flamenco. Su aporte fue fundamental.
Estos cinco cantaores, junto a otros como Antonio el Sevillano o Canalejas de Puerto Real, han sido los máximos exponentes del Fandango de Huelva a lo largo del siglo XX. Sus interpretaciones, innovaciones y enseñanzas han permitido la evolución y conservación de este estilo flamenco originario de la provincia de Huelva.
La tradición cultural, étnica, musical y flamenca de Marchena es como un venero, que de forma subterránea va impregnando la tierra. El problema es que nadie se para a cavar, profundizar en ese venero.
En 1578 el Ayuntamiento contrataba para el Corpus maestros de danzas gitanos como Sebastián García, Beltrán Bustamante, Diego Salguero, Francisco Heredia, Baltasar de los Reyes, Alfonso Nicolás Montoya, y María Parla que también bailaban en las procesiones de gloria de la Soledad.
En el XIX encontramos que en Marchena cantaba Francisco el Colorao, un gran seguirillero que se movía por Triana, y que venía de Cádiz en el tiempo de los Cagancho y los Pelaos maestro de Silverio Franconetti al que se atribuye un estilo llamado «el macho» que cantaba Pepe el de la Matrona.
La Gilica (Carmen de los Reyes Torres (1866-1942), creó dos estilos de Soleá, llamados soleá de Marchena. Al casarse con Juan Jiménez, tío de Melchor de Marchena crea la familia fundamental del flamenco gitano de la Plaza Arriba de Marchena.
Los hijos de La Gilica, El Cuacua, Miguel de Marchena, Titi del Quico, María Engracia todos cantaores nacidos en la Plaza Ducal crearon «el jaleíllo de la Plaza Arriba» cantado por Antonio Mairena. El Ttiti fue guitarrista, bailaor y dio clases a Paco de Lucía. Juan Jiménez de los Reyes, El Cuacua nacido en Marchena en 1904 fue el mejor cantaor de la Plaza Arriba.
La Josefita – Mª Josefa Torres Jiménez, cuñada de La Gilica fue madre del guitarrista Melchor de Marchena. Juan de los Reyes Torres, Juanillero de Marchena, hermano de La Gilica, fue otro de los grandes de la Plaza Arriba.
Juan Pliego Fernández, Juan El Caeno, 1933-1998 ganó muchos concursos de cante y cantó en festivales de Andalucía aunque en Marchena se le conoce por ser un gran saetero.
Melchor Jimenez Torres, Melchor de Marchena fue el que llevó la tradición flamenca a toda España, y es considerado como uno de los maestros de la guitarra. La saga continuó con su hijo Enrique de Melchor, y su sobrino Melchor Chico. Está en proyecto inaugurar un monumento a la familia Melchor en la actual plaza del Guitarrista Melchor que pasará a llamarse plaza de Los Melchores.
La otra gran escuela, la de las voces «laínas» o timbradas la abre Pepe Marchena, sin olvidar a toda su gran escuela y gente a la que contrató en algún momento como Pepe Palanca y muchos otros. Además destaca el guitarrista José Luis Postigo que nació en Sevilla, de padres marcheneros o el bailaor Raul Martín, afincado en EEUU pero nacido en Marchena en 1926.
Rosalía, Rocío Márquez, Niño de Arahal, Sandra Carrasco, Pepe Guzmán o Manuel Cribaño son artistas de distintos ámbitos que en los últimos años han bebido del arte de Pepe Marchena, aunque el creciente interés por Pepe Marchena beneficie directamente a los bolsillos de Ildefonso Lucena, propietario de los derecho de autor de Pepe Marchena por donación de Isabel Dominguez Cano, su viuda. Sin embargo su arte no estaba exento de influencias suramericanas como el mexicano Antonio Aguilar.
«Cuando murió el Niño de Marchena, todo el mundo quería rendirle homenajes y crear peñas en su nombre. Así que invitaban a su viuda, Isabel Domínguez. «o la llevaba en mi coche a todas partes, un Chrysler grande, y no le cobraba nada», cuenta Ildefonso Lucena un vecino de Dos Hermanas que cobra cada mes casi dos mil euros como propietario de los derechos de autor de las canciones de Pepe Marchena.
¿Porque?. Ildefondso Lucena es un aficionado al flamenco de Porcuna pero resuidente en Dos Hermanas que durante sesenta años ha recopilado más de 7.000 discos de todos los estilos, que guarda en su casa y en una nave en Dos Hermanas (Sevilla). Entre esus grandes amigos estaban Juanito Valderrama o Pepe Marchena, a quien estaba muy unido.
Ildefonso Lucena
Ildefonso era tambien amigo de Isabel Dominguez viuda de Pepe Marchena que participaba con asiduidad en el programa de radio y años más tarde una sorpresa que no esperaba. «Cuando ella murió me llamaron de una notaría para decirme que me había dejado en herencia los derechos universales de la música de Pepe Marchena».
«Isabel me cedía los derechos de autor de Pepe Marchena, en agradecimiento a cómo me había portado con ella.Como titular de esos derechos, un día recibí un documento legal de la cantante Rosalía informándome de que iban a usar la guajira “Te venero”, de Pepe Marchena, en su disco “Los Ángeles”.
«A Marchena lo conocía y lo escuché cantar. Al morir, tuve una bonita relación de amistad con su viuda, Isabel Domínguez Cano. Durante 15 años yo presentaba un programa en Radio Realidad que se llamaba “Amigos del Flamenco”. Isabel vino muchas veces, y yo la acompañaba a los homenajes que le hacían al marido en las peñas. Cuando falleció, me llamaron de una notaría de Marchena para decirme que me había dejado herencia. Me sorprendió porque Marchena tenía sobrinas» cuenta en una entrevista a El Nazareno.
Algunas otras propiedades de Pepe Marchena, la viuda la entregó al Ayuntamiento de Marchena como el panteón familiar del cementerio.
En los últimos años no para de crecer el interés por Pepe Marchena, especialmente entre los másjóvenes después de haber sido defenestrado tras su muerte por parte de la crítica y hasya los años noventa. Pero el tiempo no ha hecho sino incrementar el interés en Pepe Marchena.
Si observamos el listado de artistas que han versionado y homenajeado a Pepe Marchena no para de crecer, como La Rosalía.
En 2017 una desconocida Rosalía grabó una versión «Te venero» de Pepe Marchena en su disco Los Angeles un año antes de hacerse famosa con «Malamente».
Sin olvidar a Rocío Marquéz que le hizo un homenaje al maestro de Marchena en su disco El Niño en 2014 o el proyecto más reciente Recordando a Marchena de Niño de Arahal y Sandra Carrasco pasando por los seguidores habituales que interpretan su repertorio como Pepe Guzmán o Manuel Cribaño. Hasta 2056, todos los beneficios que genere su música son para Ildefonso Lucena.
EL ORIGEN DE LA COLOMBIANA FLAMENCA
Aunque Pepe Marchena por su personalidad artística era un gran creador, perosus creaciones no salieron de la nada. POdemos rastrear en él numerosas influencias como el cantante mexicano de corridos Antonio Aguilar, las habaneras o el folclore cubano que cristlizaron en la colombiana, guajiras o milongas.
En 1931 aparece la primera referencia escrita y sonora sobre el tema musical «Mi colombiana», versión flamenca de Pepe Marchena cuando Pepe Marchena, Niño de Marchena, ponía el cartel de no hay billetes un día sí y otro también en cualquier plaza de toros de España.
Pepe Marchena tomó algunos compases, -letra y música- de una canción tradicional o corrido mexicano, que popularizaron en el primer tercio del siglo XX autores como Antonio Aguilar, apodado como el charro de México de cuyo nacimiento se cumple este año su centenario. Cantante nacido en Zacatecas en 1919 y muerto en 2007 además de actor, productor, guionista y cineasta. Su discografía ha sobrepasado los 160 álbumes con ventas de más de 25 millones de copias.
Como buena amante del folclore popular mexicano Frida Kahlo hizo suya esta canción y se pintó a sí misma como el Pobre venadito de la canción porque se sentía herida después de varias operaciones y un accidente.
Frida, se autorretrata como el pobre venadito herido.
Pepe Marchena y mMario Moreno Cantinflas-
«Soy un pobre venadito / que habito en la serranía», letra que Pepe Marchena lo transforma en «Soy un pobre benedicto…». Y sigue la canción mexicana «quisiera ser perla fina de tus lúcidos aretes, pa morderte la orejita y besarte los cachetes, quién te manda ser bonita tu sola te comprometes».
En la parte final de la colombiana flamenca, Pepe Marchena introdujo la música y letra de una habanera llamada «La Colombiana», una música igualmente popular de varios puntos de América a principios del siglo XX e igualmente extendida por España, principalmente el norte y el levante, con gran tradición de interpretar habaneras. De estas habaneras toma la frase «Oye mi voz» y el remate de «mi colombiana». Otra versión de esta habanera es la de Lolita Torres, una artista argentina nacida en 1930 que se hizo popular a partir de los 50 en España y América.
Juan Valderrama recordaba así el nacimiento de la Colombiana: «Presentar la colombiana por España fue un acontecimiento, daban actuaciones en los teatros, que iban las autoridades a presidirlo y todo, Marchena era una figura principalísima, una personalidad».
Marchena tuvo tanto éxito con la colombiana que el público se la pedía contínuamente y a veces se excusaba diciendo «Distinguido público. Yo les pido mil perdones, porque ha sucedido una cosa que no estaba prevista: yo quería dedicarles esta creación mía que se ha hecho tan popular, pero a mi guitarrista no le han traído a tiempo la guitarra de tocar las colombianas». Tanto arraigó la colombiana que Los Cinco Bilbaínos grabaron en los años cincuenta: «Bilbao, Bilbao, Bilbao, / ¡Ay, cómo has cambiao! / Las colombianas y el flamenco / te han equivocao».
Algunos de los divulgadores de la colombiana flamenca fueron Angelillo, Juanito Valderrama, La Niña de los Peines, El Carbonerillo y Manuel Vallejo. Actualmente Ana Reverte, conocida como “la Reina de Las Colombianas”. En los últimos años La Colombiana de Pepe Marchena ha sido reivindicada y recreada por Rocío Márquez y El Niño de Elche en sendos trabajos que beben de la fuente del maestro de maestros. Rocío Márquez también ha profundizado con Jorge Drexler en los cantes de ida y vuelta en el espectáculo «Aquellos puentes sutiles».
En las principales fiestas y procesiones de gloria barrocas de Marchena se contrataban grupos de danzas muchos de ellos gitanos que cobraban parte de su salario en especias, vino, carne y zapatos.
Las danzas más populares del barroco se llamaban danzas de cascabel y se acompañaban de guitarras, pandero, castañuela, tamboril y flauta. Había muchos tipos de danzas, como la de las espadas, la chacona, la morisca, la de cascabel, la de gitanos, las de los diablillos, la del negrillo y la zarabanda.
Las danzas de espadas inspiradas en movimientos militares se conservan en algunos puntos de Andalucía como Arjonilla, Jaén y en las localidades onubenses de Alosno y San Bartolomé de la Torre asociadas al folclore leonés traído por los repobladores tras el fin de la guerra de Granada.
Las danzas más frecuentes contratadas por el Ayuntamiento de Marchena eran la danza de gitanos y danza de turcos. En 1600 se contrata el grupo danza de Beltrán Bustamante, gitano que cobraba 22 ducados. Otros grupos de danzas eran los de Diego López y Bartolomé del Olmo.
Maestros de danzas marcheneros eran Bartolomé del Olmo, Urbano Benítez, Diego López, Sebastián García, Lorenzo García Bejines, Diego Fernández, Pedro de Aguilar y Francisco Vivaque (capataz de danzas de turcos) y los gitanos Sebastián García, Beltrán Bustamante, Diego Salguero, Francisco Heredia, Baltasar de los Reyes, Nicolás Montoya y María Parla.
Resulta muy variada la lista de danzas que se ejecutaban en el siglo XVII, tanto en los ambientes cortesanos como entre el pueblo llano, puesto que algunas de estas formas de baile tenían el mismo éxito en los salones que en las calles.
La chacona era bailada por varias parejas de bailarines y bailarinas y fue popular durante todo el siglo XVII hasta ser destronada por las seguidillas y los fandangos.
La zarabanda la bailaban exclusivamente mujeres -en origen troteras o danzarinas judías y moriscas- y se consideraba entre la población bienpensante un instrumento de perdición para el hombre. Muy apreciada por el pueblo llano, llegó a ser prohibida por el Consejo de Castilla por motivos morales.
La folía es otra de las danzas características del periodo en nuestro país, que tuvo igualmente proyección internacional hasta el punto de conocerse fuera como Folías de España. La folía se mantiene aún viva en Alosno en la festividad de San Juan Bautista.
En 1673 hubo música de ministriles sobre todo en las vísperas y se pagaba a los músicos de la Iglesia Mayor de San Juan por tocar la noche de la víspera en el balcón principal del Ayuntamiento al tiempo que se disparan y queman fuegos artificiales.
Además en 1661 se le añaden una capilla musical con dos tenores bajo y cuatro mozos de coro. En 1761 se trae de Sevilla al clarinero Ignacio Núñez de Gracia.
Según La Voz del 3 de Junio de 1927 El Niño de Marchena fue detenido por negarse a seguir cantando en el Teatro Circo Barcelonés, después de recibir bromas del público y encajarlas de mal grado.
Según La Voz “Al salir al escenario el público le pidió que cantase «El pobrecito don Simón», a lo que accedió el Niño, que comenzó a cantar la citada copla, al mismo tiempo que a su alrededor caían numerosas monedas de cobre de cinco y de diez céntimos» seguido de bromas generalizadas.
El Niño, molesto, -hizo bajar el telón y desapareció del teatro seguido de bronca del público, e intervención de la Policía para calmar los ánimos y evitar violencias. Salió otro cantaor pero el público seguía protestando. “Por ello se ordenó la detención del Niño de Marchena, el cual fue hallado de madrugada y conducido a la Jefatura de Policía. A mediodía aún no se había decidido si llevarle a la cárcel o imponerle una multa».
PEPE MARCHENA CONTRIBUYÓ A POPULARIZAR EL FLAMENCO
En el Heraldo de Madrid R. Solis, un redactor confesaba en Enero de 1929 que los espectáculos de Pepe Marchena, contribuyeron a difundir la afición al flamenco en Madrid.
“Hasta que se estrenó «La copla andaluza» no sabíamos distinguir un fandanguillo de unas soleares y desconocíamos en absoluto el sentimiento que hace falta para arrancarse por una «media granaína». Pero estrenóse la citada obra, y asíduos concurrentes al Teatro Pavón, influídos por el ambiente de la comedia de Quintero y Guillén, poco a poco se ha ido infiltrando en nosotros la afición al llamado cante «jondo» y el caso es que este venenillo que ha comenzado a circular por nuestras venas se ha extendido por toda la ciudad, y hoy día preocupa seriamente a todos los madrileños”.
CRITICAS AL FLAMENCO EN BARCELONA
El cronista catalán Ángel Marsá se sorprendía en enero de 1929 de la “fiebre flamenca” que era en su opinión ajena a la cultura catalana.
“Un pueblo como el nuestro, tan atento a los latidos de la modernidad más rotunda, el jazz, los deportes y la goma de mascar, no puede en manera alguna, si quiere permanecer fiel a su filiación espiritual, entusiasmarse con este torbellino quejumbroso del cante jondo”.
Sin embargo el propio Pepe Marchena afirmaba en una entrevista a Arunci, Revista de Morón, en diciembre de 1956 que sus mayores triunfos se dieron en Barcelona donde también sufrió sus mayores contratiempos iniciales y fue detenido en 1927.
Postigo es uno de los grandes de la guitarra flamenca. Ha tocado con los más grandes, excepto a Camarón, es premio nacional de acompañamiento en Córdoba y Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez y tiene 63 discos grabados de acompañamiento. Ya jubilado regenta la casa de la Guitarra en Sevilla y colecciona guitarras históricas. «Yo he sido un guitarrista mas de pellizco que técnico» reconoce. Patrón y fundador de la Fundación Cristina Heeren.»La idea fue mia» reconoce.
EL ORIGEN MARCHENERO DE JOSE LUIS POSTIGO
Nicolás Postigo Vega, su padre, apellido de origen judío, conoció por los campos de Montepalacio, ejerciendo de guardia rural municipal, a María Guerra Vega de Tolox, cuyo padre había emigrado para alquilar tierras en Finca Urbaneja, Montepalacio. Su familia se fue a Sevilla en 1946 donde nació José Luis Postigo.
Nicolás Postigo Vega, su padre, era guardia rural casado con María Guerra Vega de Tolox, vivían en Finca Urbaneja, Montepalacio, emigraron a Sevilla en 1946 donde nació José Luis Postigo. Desde entonces los recuerdos de Postigo de Marchena pasaban por los bizcochos, el anís y el Viernes Santo.
Primero fue bailaor, hasta que Pulpón lo convirtió en guitarrista en el Pez Espada de Torremolinos. Primero tocó para bailar y luego para cante, con poca fortuna hasta que Emilio el dueño de la bodega de Marchena y presidente de la comisión, lo metió en la Fiesta de la Guitarra donde tocó más de 25 años. «Gracias a la Fiesta de la Guitarra me dí a conocer» dice José Luis Postigo.
«Como yo bailaba para mi tocar para bailar fue muy fácil». Primero tocó para bailar y luego para cante, con poca fortuna hasta la Fiesta de la Guitarra. «Gracias a Emilio el de la bodega yo entré en el festival de Marchena en 1980, 25 años seguidos. Entonces yo en Marchena muy conocido y querido por todo el mundo. Ahí empecé yo a darme a conocer junto a las grandes figuras».
Gracias a otro marchenero Pedro Vázquez, loctuor en Radio Vida, conoció a Pepe Marchena en la Feria de Sevilla. Tenía doce años y aún bailaba, igual que El Piki, hijo de Pepe Marchena. Admira a Pepe Marchena y a Melchor, gutarrista del que se ha inspirado siempre.
«He trabajado mas que nadie y ganado mas dinero que nadie pero tampoco me lo he creido, mi forma de ser me ha ayudado mucho. En el 1992 gané 16 millones, había semanas que ganaba dos o tres millones pero luego me llamaba un cantaor de segunda fila y no me importaba tocarles por mucho menos dinero».
En los festivales, después de tocarle a los grandes, no le importaba tocarle a los aficionados locales que estaban en el cartel, «yo nunca le he dicho a nadie que no y eso me abría puertas».
Otro marchenero, el maestro de la escuela marchenera, Melchor de Marchena fue su gran referente y su hijo «mas largo técnicamente que el padre, pero el padre sonaba muy flamenco. Yo hacía falsetas de Melchor y yo las hacía a mi aire. Melchor fue un referente en mí como buen acompañante».
«Al tocar para el cante tienes que ser muy honesto porque tu tienes que estar a la altura de él, si el cantaor está mal y tu brillas le echas tierra al cante. Si el cantaor está bien, te permite hacer falsetas para aplauso». «Ahora hay pocos cantaores que me gusten, me gusta Mercé y de los antiguos Chocolate. Me gustan los cantaores que cantan bien y e los antiguos La Niña de los Peines».
José Luis Postigo está cansado de tanto trabajar y apenas si quiere tocar la guitarra. Ahora se dedica a su centro cultural Casa de la Guitarra en pleno barrio de Santa Cruz, donde vive y tiene su tienda de guitarras. Es además coleccionista de guitarras antiguas, recorriendo medio mundo para encontrar ejemplares de 200 años. Además es amante de la historia y desde que le dijeron que sus antepasados son judíos sefarditas -apellido Postigo- le encanta investigar sobre este tema.
You must be logged in to post a comment Login