«Se esperan chubascos localmente fuertes y persistentes acompañados de tormenta, más probables en el litoral central y norte de Alicante». Esta la previsión oficial de la Agencia Estatal de Meteorología para el 9 de octubre, Día de la Comunitat Valenciana, un día en el que se ha activado el aviso naranja por lluvias de 40 mm por hora y de hasta 100 l/m2 en 12 horas. El sistema de alertas meteorológicas marca el dia a dia e los valencianos un año después del peor deastre climátco de la historia reciente de España, hace un año en octubre de 2024.
La devastación provocada por las aguas, dejó paso a la estupefacción por un desastre que mostró la evidencia de una clase política incapaz de coordinarse y dejarsse de peleas incluso con más de doscientos muertos de por medio.
Golpe humano y psicológico. La DANA dejó centenares de fallecidos en la provincia de Valencia —diversas fuentes sitúan la cifra por encima de 200 mientras sigue abierta la causa judicial— y miles de damnificados directos. Un año después, los servicios de salud detectan picos de estrés y ansiedad en las zonas afectadas (hasta +28–31% en consultas por estrés en el semestre posterior), con impacto notable en población joven y de mediana edad.
En 75 municipios del área metropolitana y comarcas próximas (Paiporta, Catarroja, Massanassa, Chiva, etc.), decenas de miles de viviendas sufrieron daños y parte de la población sigue en procesos de reparación, mudanzas temporales y trámites con seguros y ayudas. La cartografía independiente elevó el alcance a más de 100.000 viviendas afectadas en distinto grado.
La red de cercanías, metro y carreteras sufrió cortes prolongados. En 2025 aún se informaba de servicios parciales y obras de emergencia (p. ej., Barranco del Poyo, foco de la riada). El Estado y la CHJ han ejecutado y programado actuaciones por más de 150 M€ para restituir líneas y reforzar defensas.
El Gobierno lanzó Dana Ocupació (plan de empleo) con una 2.ª fase de 80,6 M€ para los 80 municipios más afectados, tras una primera fase con 3.100 contrataciones; el objetivo es reactivar economías locales más allá de obras, con servicios sociales y culturales.
El lodo depositado impidió sembrar arroz en parcelas del Parque Natural de l’Albufera en 2025; el MAPA concedió ayudas de 3.000 €/ha para arroceros afectados, con pagos activados en primavera.
El Consorcio de Compensación de Seguros cifra pagos ya realizados en 3.600 M€ y prevé 1.200 M€ adicionales; a escala sector asegurador, 2024 cerró con más de 561 M€ abonados por siniestros climáticos (no solo DANA de Valencia).
La investigación judicial y periodística señala fallos en la alerta y en la gestión del ES-Alert; un vídeo del centro de emergencias muestra que se barajó el envío horas antes, cuando ya había incidencias graves, lo que alimenta el debate sobre protocolos, infraestructuras pendientes (p. ej., laminación del Barranco del Poyo) y cultura de prevención.
1.600 millones de euros pendientes de ejecutar mientras el lodo endurecido y el colapso del alcantarillado estrangulan a l’Horta Sud.
El 29 de octubre de 2025 se cumple un año exacto de la devastadora riada que golpeó la Comunitat Valenciana, y la reconstrucción avanza a distintas velocidades, reflejando una profunda brecha entre las promesas europeas y la cruda realidad que se vive sobre el terreno. En el corazón de la zona afectada, que incluye municipios clave de l’Horta Sud y la Ribera como Paiporta, Sedaví, Catarroja, Alfafar, Carlet, Alginet y Benifaió, la herida sigue abierta.
Datos Clave: El Gran Desfase Financiero
La dimensión del desastre ha movilizado grandes cifras, pero la ejecución real del dinero sigue atascada en el ámbito burocrático, mientras los municipios lidian con la limpieza diaria:
La Lucha Contra el Barro Endurecido: Perspectiva Vecinal
La situación actual es de suciedad persistente, con concentraciones de barro y polvo que aún se aprecian en tramos urbanos y arcenes. La frustración vecinal se centra en que el lodo se «endureció bajo tierra», un factor que complica enormemente la limpieza fina y el saneamiento de las redes de drenaje. A pesar de que las obras de choque en 185 garajes en Catarroja concluyeron, el alivio ha sido efímero.
La sensación generalizada en municipios como Paiporta o Sedaví es de abandono administrativo, pues el problema real no es solo la superficie, sino el lodo que se solidificó bajo el asfalto y que sigue colapsando imbornales y colectores. Los residentes relatan cómo la suciedad sigue brotando de las rendijas y cómo la persistencia del barro en las redes de saneamiento deja a sus casas y negocios vulnerables ante cualquier lluvia leve, obligando a priorizar la apertura de calzada y la sustitución integral de tramos de alcantarillado dañados, ya que los desatascos puntuales han demostrado ser insuficientes.
El conflicto de competencias y la lenta respuesta
La lentitud en la respuesta se explica, en gran parte, por un complejo solape de competencias que frena la coordinación, sumado a la capacidad limitada de los servicios municipales para afrontar un desastre de esta magnitud. Los ayuntamientos, a cargo de la limpieza urbana y el alcantarillado, necesitan apoyo constante.
Mientras, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), responsable de los cauces y barrancos interurbanos, mantiene aún obras de emergencia en el Poyo y l’Horteta para retirar tapones y reforzar márgenes. A esto se suma la necesidad de rematar firmes y taludes en viales, responsabilidad del Ministerio de Transportes (Mitma) o la Generalitat según la titularidad de las carreteras, generando incidencias constantes en los enlaces de la red metropolitana.
Prioridades urgentes para el Otoño
Sobre el terreno, la prioridad unánime de técnicos y vecinos pasa por asegurar que las infraestructuras resistan el próximo episodio de lluvias, ya inminente. Las acciones clave se centran en: limpieza y desinfección final de calles, garajes y comercios; reparación integral de los drenajes (colectores/imbornales) en los puntos más críticos; desbroce y la retirada de tapones en cauces estratégicos; y el remate final de firmes y taludes en los accesos clave de la red viaria.
Con 1.600 millones de euros en el horizonte y el lodo bajo el asfalto, la Comunitat Valenciana se enfrenta a la urgente necesidad de acelerar la ejecución de los fondos y coordinar las actuaciones para cerrar, por fin, este capítulo de la DANA antes de que la meteorología les dé un nuevo y duro recordatorio.
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